Niños de Bielorrusia y Ucrania son acogidos en España durante las vacaciones de verano, para "desintoxicarse" de una vida rodeada de secuelas de la explosión de la central nuclear de Chernóbil, hace 32 años.
Son
datos de la Federación Pro Infancia Chernóbil, que reúne a más de
30 colectivos y organizaciones españolas que coordinan la acogida de
niños de Bielorrusia por familias de todo el país tanto para
"estancias de sanación" en verano y navidades, como para
temporadas más largas que permiten a los niños cursar sus estudios
en España.
La
solidaridad de las familias españolas que los acogen por 45 días
cada verano ha supuesto que, desde 1990, más de 76.000 niños de la
región más afectada por la explosión del reactor 4 de la central
hayan pasado sus vacaciones en España, jugando en parques, bebiendo
leche y comiendo hortalizas y frutas sin miedo.
"Somos
el tercer país del mundo que más niños ha acogido, solo por detrás
del Reino Unido y Alemania, y muy especialmente desde 1990, cuando se
ponen en marcha decenas de grupos solidarios, muchos de los cuales
siguen funcionando", asegura a Efe Nieves Sánchez Venega, una
madre de Huelva que comenzó recibiendo a niños bielorrusos en su
casa y ahora es presidenta de la federación.
También Cuba, sin mucho revuelo mediático, brindó atención médica, entre
1990 y 2011, a unos 26.000 niños de países como Ucrania, Rusia y
Bielorrusia afectados por enfermedades relacionadas con la radiación,
en un programa que aparentemente se renovará este verano mediante un
nuevo convenio firmado entre La Habana y Kiev.
"Costó
sudor y sangre"
En
España, las vacaciones organizadas para niños de Chernóbil, tanto
de Ucrania -donde está la central nuclear- como de Bielorrusia -la
zona más afectada por la radiación- comenzaron con fuerza en 1990,
tras la caída de la Unión Soviética.
Al
principio llegaban unos 9.000 al año, hasta que en 2008 los recelos
de las autoridades bielorrusas intentaron poner fin a las salidas,
sobre todo de los niños de más de 14 años, con la "excusa de
que ya no había riesgo y el argumento de que los estábamos
corrompiendo y no era aconsejable que salieran", explica Sánchez
Venega.
Fue
entonces cuando, aconsejadas por el cónsul general de España en
Moscú (de quien dependía Bielorrusia), las organizaciones españolas
se unieron para crear una federación que les diera más fuerza
negociadora.
"Costó
sudor y sangre, pero gracias al cariño, trabajo y a la lucha de este
señor logramos que se firmara un acuerdo entre España y Bielorrusia
que detallaba cómo seguir con las acogidas veraniegas de los niños",
explica Sánchez Venega.
Actitud
"ambivalente" de autoridades bielorrusas
El
diplomático Jesús Atienza, entonces cónsul general de España en
Moscú, fue el gran impulsor y "pieza clave" de esta
negociación. Recuerda que "no fue fácil tratar con el Gobierno
bielorruso, que garantizaba que no había ningún tipo de riesgo en
la región, aunque todos sabíamos que la realidad era un poco más
difícil".
"La
actitud de las autoridades era un poco ambivalente porque para ellos
era el recuerdo permanente de unas circunstancias que preferirían
olvidar y la demostración de su incapacidad para resolver los
problemas de sus propios ciudadanos", recuerda.
Al
final se logró y, desde septiembre de 2009, España y Bielorrusia
tienen un acuerdo que facilita la llegada de los niños de vacaciones
o para temporadas de estudios.
El
único lamento de Sánchez Venega es el gradual descenso en el número
de niños que veranean en España: si los primeros años tras el
accidente llegaban "algo más de 9.000 al año, ahora estamos
entre los 800 o 900, no más", dice confiada en que la
popularidad de la exitosa serie sobre Chernóbil emitida por la
plataforma de HBO haga recuperar el interés y restaure la
generosidad de las familias españolas.
El
desconocimiento de lo ocurrido y sus secuelas...
"El
desconocimiento de lo ocurrido y sus secuelas de largo alcance y los
cero euros de ayudas que recibimos ha hecho bajar mucho el interés,
y así hemos pasado de recibir unos 1.000 niños solo en Andalucía,
a los 200 de este año", explica.
También
Begoña Garay, presidenta de Acogida de Niños Bielorrusos (Acobi)
del País Vasco, lamenta las escasas ayudas y las dificultades para
encontrar familias dispuestas a brindar un verano saludable a estos
niños.
Garay
reconoce que el proceso "no es fácil"; a los en torno a
900 euros que cuesta traerlos se une lo complicado de acreditar a las
familias acogedoras.
"Necesitan
decenas de papeles: permisos, certificados de penales, de
empadronamiento, documentos que acrediten su buena fe, moralidad,
transparencia..., pero es que los niños son menores y tienen que
estar bien protegidos", explica.
Garay,
quien ha viajado en numerosas ocasiones a Bielorrusia, también
confía en que el éxito de la serie de televisión "vuelva a
animar las familias a acogerles y volvamos a ver las cifras de las
épocas buenas principio", dice.
rml
(efe)
Deutsche
Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo
independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube
|
Fuentes:
900 "niños de Chernóbil" pasan vacaciones en España, 10 julio 2019, Deutsche Welle. Consultado 11 julio 2019.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Chernobyl Still Life" de Valeriy Zhivulin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario