La
pérdida de especies vegetales es 500 veces mayor que la ratio
natural de extinciones.
por
Miguel Ángel Criado
Cerca
de 600 especies de plantas se han extinguido en los últimos 250
años. Salen a 2,2 por año. La cifra puede no impresionar pero es
más que las extinciones sufridas entre los mamíferos, aves y anfibios juntos. El ritmo de extinción es, según una revisión de
lo que la ciencia sabe hasta ahora de la base vegetal del planeta,
mayor que en cualquier tiempo pasado. Las zonas más afectadas son
las islas, las selvas tropicales y las regiones de clima
mediterráneo. Tras la mayoría de las causas parecen estar los
humanos.
Investigadores
del prestigioso Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido) y la
Universidad de Estocolmo (Suecia) han recuperado una vieja base de
datos con la situación de las especies vegetales conocidas. Creada
en los años 80 pero nunca publicada, sale ahora a la luz actualizada
con los datos de estas últimas décadas. Los resultados del trabajo,
publicados en Nature Ecology & Evolution, obligan a revisar al
alza las cifras de extinciones incluidas en listados tan establecidos
como la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza.
Cuando
el naturalista sueco Carlos Linneo catalogó en su Species Plantarum
de 1753 todas las plantas, había entonces 5.940 especies conocidas
(por los occidentales). Desde entonces, han desaparecido 571
especies, la mayoría en las últimas décadas. La cifra sin su
contexto apenas dice nada. Desde Linneo, se han catalogado otras
300.000. Así que, en términos absolutos, pueden parecer hasta
pocas.
"Sí,
es difícil valorar si 600 especies son muchas o pocas",
reconoce la profesora de la Universidad de Estocolmo y principal
autora del estudio, Aelys Humphreys. Así que han recurrido a
diversas comparaciones para poner la cifra en contexto. "La
primera es que esto supone multiplicar por más de cuatro las
especies vegetales consideradas como extintas hasta ahora. La segunda
es que se trata de más del doble del número de especies extinguidas
de aves, mamíferos y anfibios combinados", compara.
Humphreys
está convencida además de que el número total debe ser aún mucho
más alto. "Y es así porque, para la mayoría de las zonas del
planeta, nuestro conocimiento botánico no es lo suficientemente
bueno como para detectar las extinciones de plantas. Es especialmente
cierto para las regiones tropicales con gran diversidad de plantas.
Otro argumento que refuerza la idea de que es una cifra infraestimada
es que para muchas especies solo se conocen un pequeño número de
ejemplares vivos. Ni se reproducen o liberan semillas necesariamente,
lo que significa que no están creando nuevas generaciones. En el
estudio nos referimos a ellas como funcionalmente extintas. Puede
llevar mucho tiempo que una especie vegetal funcionalmente extinta
desaparezca por completo, debido al largo periodo (décadas o incluso
siglos) que pueden vivir las plantas adultas", explica la
profesora.
Ese
fue el caso del sándalo de Juan Fernández (Santalum
fernandezianum), un árbol de madera roja y, como otras especies
emparentadas, muy aromática. Hasta los tiempos de Linneo, crecía en
el archipiélago Juan Fernández, a 670 kilómetros frente a la costa
del actual Chile. Sus aromas fueron su condena. Para mediados del
siglo XIX ya solo se conocía un ejemplar en una de las islas, la de
Robinson Crusoe. El botánico sueco Carl Skottsberg lo fotografió en
1908, experiencia que recogió en su libro La Patagonia salvaje. Pero
cuando volvió a Juan Fernández una década más tarde ya no estaba.
Aún hay proyectos para encontrarlo.
Las
islas, en especial las pequeñas, son las que sufren un mayor número
de extinciones. Según los autores del estudio, la mitad de las
desapariciones se han dado en ellas. Y las consecuencias no son las
mismas si la especie desaparecida era isleña o continental. "Muchas
islas albergan una flora y fauna únicas, siendo el hogar de especies
que no se encuentran en otra parte. Esto conlleva una gran variedad
de interacciones vulnerables en la que la pérdida de una especie
puede tener serias consecuencias para el rango de especies que
depende de ella", explica Humphreys.
Tras
las islas, son las especies leñosas (árboles y arbustos) de las
selvas tropicales y áreas de clima mediterráneo las regiones del
planeta con más extinciones. El estudio también ha estimado que,
desde que los humanos tienen un impacto significativo en el entorno
(inicios de la Revolución Industrial) la tasa de extinciones es 500
veces mayor que la que era en periodos anteriores. Aunque el estudio
no analiza las causas, los autores señalan a la destrucción del
hábitat mediante acciones humanas como la deforestación y tala
masiva, la introducción de especies ganaderas o el avance de la
agricultura.
Fuente:
Miguel Ángel Criado, Las plantas se están extinguiendo a un ritmo nunca visto antes, 10 junio 2019, El País.
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