sábado, 1 de junio de 2019

El asedio turco a la democracia energética II

Repasamos en este artículo publicado en dos partes la larga trayectoria de la agenda nuclear de Erdogan para Turquía. Sus relaciones con las finanzas globales y ciertas potencias extranjeras, la posibilidad del desarrollo de armas nucleares en suelo turco y la peligrosidad no solo en caso de accidente, sino ante la construcción de varias centrales en reservas naturales protegidas. Todo esto con escasos contrapoderes y envuelto por el secreto de estado.

por Hayrettin Kilic

Viene de la primera parte.

5. ¿Está Turquía preparada para un programa nuclear?

Dento del marco del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) hay un comité conocido como el Examen Integrado de la Infraestructura Nuclear (INIR, por sus siglas en inglés), constituido en 2009. Está formado por personal de la OIEA y expertos internacionales que proveen de valoraciones globales de todas las facetas de los programas de energía nuclear, a petición de cualquier país miembro.

La misión del INIR es guiar a sus países miembros en todo: creación de regulaciones, necesaria infraestructura, materiales y experiencia técnica necesarios para llevar a cabo un programa nuclear, etc. Tras la solicitud reluctante del gobierno turco, el INIR preparó un informe sobre el proyecto Akkuyu en general y la integridad del EIA (informe de evaluación de impacto medioamiental) en particular. El informe del INIR fue entregado a las autoridades turcas el 20 de febrero de 2014. Sugería 24 recomendaciones de importancia y 15 sugerencias para las instituciones de este país acerca de la infraestructura necesaria para los proyectos de Akkuyu y Sinop. Las principales recomendaciones consistían en la necesidad de que Turquía estableciera una legislación exhaustiva sobre la nuclear, incluyendo un cuerpo regulatorio independiente, firme adhesión a las convenciones y tratados internacionales, además de la realización de un nuevo EIA libre de cualquier presión o influencia política.

Sin llegar a decirlo expresamente, las conclusiones del INIR eran claras en relación al gobierno turco y su inadecuada infraestructura tanto legal como tecnológica. Esta dejaba que desear en la implementación de un programa nuclear seguro y bien gestionado. De manera nada sorprendente, Turquía mantuvo el informe en secreto y la ciudadanía solo supo de él cuando se filtró a la prensa en junio de 2015.

Esta estructura de control y regulación de la energía nuclear, junto con la aprobación de estrictas leyes de confidencialidad, similares a las leyes japonesas de 2015, son una copia casi literal del Sistema Regulador de Energía Nuclear ruso, que difieren de las regulaciones occidentales. El complejo de Sinop supondrá una extensión de estas opacas organizaciones bajo la protección personal de Erdogan.

6. Las autoridades nucleares rusas, japonesas y turcas: sin cultura de la seguridad y con una corrupción endémica

Turquía, Japón y Rusia no firmaron la Convención de Aarhus (Convenio sobre acceso a la información, participación del público en la toma de decisiones y acceso a la justicia en materia de medio ambiente). Rusia es un país desarrollado con una economía bastante ineficiente, y tanto su industria nuclear como su autoridad reguladora carecen de transparencia. No tienen ni la capacidad ni la voluntad de obligar al cumpliendo de sus leyes y regulaciones en esta materia.

El informe que Ecodefensa y Transparencia Internacional Rusia publicó en noviembre de 2010 mostraba que la corrupción esta "fuertemente arraigada" en todas las ramificaciones de Rosatom. Esta era definida como un "estado dentro del estado", sin ningún control externo. La industria nuclear rusa continúa así a día de hoy. La falta de transparencia, la corrupción masiva e incapacidad de mantener unos estrictos niveles de seguridad, además de los problemas con los residuos y decomisiones, suponen una fuente de preocupaciones para cualquier cliente potencial de Rosatom en el mercado internacional. Según fuentes gubernamentales rusas, se han acumulado alrededor de 500 millones de toneladas de residuos radioactivos en varias instalaciones por todo el país.

Probablemente, la corrupción en Japón es incluso peor. Esto lo admitió Chiari Naito, ex-vicepresidente de Kansai Electric Power Co (KEPCO-Japan) cuando reveló los pagos secretos a siete primeros ministros japoneses de aproximadamente 200.000 dólares al año durante 18 años. Desde los inicios de la energía nuclear comercial, cientos de ejecutivos de la industria y reguladores tanto en Japón como en Rusia han sido arrestados por corrupción. De acuerdo con un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, titulado Comité sobre las lecciones aprendidas tras el accidente de Fukushima acerca de la mejora de la seguridad en las centrales nucleares americanas: "La legislación de seguridad en Japón es bastante deficiente. Dado que NISA [Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial japonesa] carece de técnicos expertos a tiempo completo para la puesta en marcha de regulaciones, ha dependido principalmente de ingenieros retirados de empresas de la industria nuclear para ello. Mientras que el gobierno de Japón reconocía la necesidad de una fuerte cultura de la seguridad antes del accidente de Fukushima Daiichi, TEPCO y sus reguladores nucleares fueron deficientes a la hora de establecer, implementar y mantener dicha cultura. Las examinaciones del sistema de regulación nuclear japonés que siguieron el accidente de Fukushima Daiichi concluyeron que sus agencias reguladoras no eran independientes, sino vulnerables a la captura de su capacidad reguladora".

7. Preocupaciones medioambientales

Las consecuencias ecológicas de una central nuclear sobre la vida marina local, así como los impactos geopolíticos a largo plazo, han sido ignoradas, y el EIA turco no es excepción a esto. Todo uso del mar y las zonas costeras tiene el potencial de afectar al bienestar de los países vecinos. Incluso la contaminación limitada al área de la central puede afectar al desarrollo económico de los demás países al acabar con la vida de los peces que podrían haber migrado a sus costas. La industria pesquera comercial de Turquía captura anualmente alrededor de 300.000 toneladas de anchoas. Estas serían las primeras "víctimas". En 10 años, el sistema de enfriamiento de la central de Sinop e Igneada podría agotar la vida marina en la cuenca del Mar Negro.

Durante miles de años, las cuencas del Mediterráneo y del Mar Negro han estado habitadas por una flora y una fauna únicas. Ambos mares conectan tres continentes, 27 países y más de 700 millones de personas. Ambas cuencas han sido las cunas de muchas civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad. Las poblaciones de estos países costeros dependen de este ecosistema marino para su alimentación, transporte y recreación.

Los complejos nucleares de Akkuyu y Sinop, desde el comienzo de la construcción y durante las operaciones y posibles accidentes futuros, mantendrán de manera continuado un impacto adverso sobre la ecología, biogeografíá, economía y estilos de vida de las personas dependientes de este ecosistema y de la industria del turismo que atrae en ambos mares. Estos desnortados acuerdos también ignoran la adhesión a las Convenciones de Basilea y Barcelona en la proteccción de la cuenca mediterránea, así como la Convención de Bucarest, o del Mar Negro, del año 1994.

Sumadas a las crónicas emisiones de gases radioactivos cada día, enormes cantidades de agua (10 mil millones de litros diarios) circularán por los complejos de Akkuyu y Sinop destruyendo miles de millones de larvas y otras criaturas marinas, incluyendo organismos planctónicos. El agua que liberen las centrales aumentará las temperaturas y cambiará la composición química del agua del mar.

La diversidad biológica y las particulares de los mares Mediterráneo y Negro son bien conocidas. El Mar Mediterráneo ocupa menos del 1% de los océanos del mundo, pero contiene el 7% de las especies marina conocidas, incluyendo 357 especies de reptiles, 115 de anfibios, 400 de peces de agua dulce y 22.500 especies de plantas vasculares endémicas. En el Mar Negro, un total de 3774 especies han sido identificadas, incluyendo 1619 hongos, algas y plantas más complejas; 1983 especies de invertebrados, 168 de peces y 4 de mamíferos.

De acuerdo con el detallado informe de las Naciones Unidas sobre el Mar Negro, "Las regiones biológicamente ricas están solo limitadas a ambientes ricos en oxígeno, alcanzando profundidades de entre 50 y 100 metros en su línea costera al sur, y en las zonas al norte con profundidades más superficiales de entre 5 y 10 metros. Este cuerpo de agua, que limita con zonas de ácido sulfhídrico, tiene aproximadamente 200-300 metros de anchura y una media de entre 5 y 50 metros de profundidad, en las que las altas concentraciones de huevos de peces y larvas viven y circulan en un sentido contrario a las agujas del reloj a lo largo de 4340 kilómetros de costa en el Mar Negro".

Las mareas altas y bajas son prácticamente inexistentes en el Mar Negro; por ello, no hay estuarios en la costa turca. Como consecuencia, el agua de la costa, rica en oxígeno, será utilizada para el enfriamiento de los complejos de Sinop e Igneada. Si el equilibrio acuático entre el inerte ácido sulfhídrico y las biológicamente productivas regiones del Mar Negro se descompensa, ese será el principio del fin de la vida marina en el Mar Negro.

8. Conclusión

El fundador del Partido de la Justicia y el Desarrollo, el presidente Erdogan, tiene la ambición de convertir a Turquía en una potencia nuclear en el mundo islámico suní sin importar el coste, y con escasa preocupación por las consecuencias medioambientales. Esto debería ser motivo de preocupación internacional. Su voluntad de adoptar la tecnología nuclear ruso-japonesa más primitiva, en vez de los estándares y regulaciones occidentales; los procedimientos de evaluación de impacto medioambiental más opacos, en vez de los más transparentes; y los socios más arriesgados, en vez de los más fiables, van en contra de todas las convenciones y de los intereses del pueblo turco.

A la dependencia energética turca de Rusia en cuanto a petróleo y gas natural, que pueden obtenerse por otras fuentes, hemos de sumar que la energía eléctrica producida en Akkuyu y Sinop quedará a disposición de las empresas Mitsubishi y Rosatom. Sin embargo, no es demasiado tarde para retroceder antes de caer por este precipicio. Incluso si el cancelamiento de estos acuerdos con Rusia y Japón supone el pago de cuantiosas compensaciones, será un dinero bien gastado por el binestar de Turquía y de todo el mundo.

Hayrettin Kilic, Think Tank Verde de la Fundación Turunch

Traducción de Raúl Sánchez Saura

Fuente:
Hayrettin Kilic, El asedio turco a la democracia energética II, 27 mayo 2019, El Salto Diario.

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