Más
políticas sustentables en las zonas serranas, cabeceras de las
cuencas hídricas, son impostergables.
por
Fernando Colautti
El
planeta aumentó su temperatura promedio un grado desde el inicio de
la Revolución Industrial. Los científicos estiman que se elevaría
1,5 grados para 2030 y que ese registro es irreversible: las
emisiones contaminantes que lo generan ya están liberadas. El
desafío, ahora, es que no llegue a los dos grados.
Ya
hay mapas de impactos. Asoman zonas en las que los pronósticos
marcan un peor escenario que el de Córdoba. Sobre algunos efectos,
más que otros, esta provincia deberá estar especialmente atenta.
Desde
hace una década, expertos advierten de que en esta parte del globo
habrá eventos climáticos más extremos (tormentas más intensas,
junto con sequías más agudas). Entre los efectos para los que cada
ciudad o zona de Córdoba debiera prepararse, aparecen las crecidas
de ríos e inundaciones, y los incendios forestales más virulentos.
Son problemas que Córdoba suele tener, pero que se acentuarían.
Hace
11 años -en 2008-, un grupo de investigadores cordobeses (entre
ellas, Sandra Díaz, premiada en el mundo por sus trabajos en esta
área) elevó a la Provincia y al municipio de la Capital una serie
de propuestas de medidas de adaptación ante esos impactos. Son
sugerencias trasladables a cada ciudad cordobesa. Adaptarse es
prevenir.
Entre
varias recomendaciones, aparecía sumar espacios verdes y forestación
urbana y periurbana para mitigar el aumento de temperaturas y para
retener lluvias. Está probado, por caso, que las zonas urbanas más
arboladas llegan a tener de día hasta dos grados menos de
temperatura en verano que las que cuentan con menos densidad verde.
Otra
clave: generar más desagües y canalizaciones para conducir los
excesos hídricos en las tormentas intensas.
Si
tuvieran que definir una prioridad, los intendentes debieran pensar
menos en pavimento y más en ampliar desagües y espacios verdes.
Planteado
por regiones, resulta a la vez inconcebible la descontrolada
urbanización de riberas de ríos y de arroyos. En 2015, una trágica
crecida se cobró esa factura en Sierras Chicas.
Más
políticas sustentables del bosque y la vegetación en las zonas
serranas, cabeceras de las cuencas hídricas, resultan también
impostergables.
Una
buena pregunta es cuánto está haciendo Córdoba, y cada localidad
cordobesa, para adaptarse. Es un interrogante que cada ciudadano
puede plantearles a sus dirigentes, justo ahora, en tiempos de
campañas en que se promete tanta felicidad futura.
Fuente:
Fernando Colautti, Menos pavimento, más espacios verdes, 6 mayo 2019, La Voz del Interior. Consultado 8 mayo 2019.
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