miércoles, 8 de mayo de 2019

Menos pavimento, más espacios verdes

Más políticas sustentables en las zonas serranas, cabeceras de las cuencas hídricas, son impostergables.

por Fernando Colautti

El planeta aumentó su temperatura promedio un grado desde el inicio de la Revolución Industrial. Los científicos estiman que se elevaría 1,5 grados para 2030 y que ese registro es irreversible: las emisiones contaminantes que lo generan ya están liberadas. El desafío, ahora, es que no llegue a los dos grados.

Ya hay mapas de impactos. Asoman zonas en las que los pronósticos marcan un peor escenario que el de Córdoba. Sobre algunos efectos, más que otros, esta provincia deberá estar especialmente atenta.

Desde hace una década, expertos advierten de que en esta parte del globo habrá eventos climáticos más extremos (tormentas más intensas, junto con sequías más agudas). Entre los efectos para los que cada ciudad o zona de Córdoba debiera prepararse, aparecen las crecidas de ríos e inundaciones, y los incendios forestales más virulentos. Son problemas que Córdoba suele tener, pero que se acentuarían.

Hace 11 años -en 2008-, un grupo de investigadores cordobeses (entre ellas, Sandra Díaz, premiada en el mundo por sus trabajos en esta área) elevó a la Provincia y al municipio de la Capital una serie de propuestas de medidas de adaptación ante esos impactos. Son sugerencias trasladables a cada ciudad cordobesa. Adaptarse es prevenir.

Entre varias recomendaciones, aparecía sumar espacios verdes y forestación urbana y periurbana para mitigar el aumento de temperaturas y para retener lluvias. Está probado, por caso, que las zonas urbanas más arboladas llegan a tener de día hasta dos grados menos de temperatura en verano que las que cuentan con menos densidad verde.

Otra clave: generar más desagües y canalizaciones para conducir los excesos hídricos en las tormentas intensas.

Si tuvieran que definir una prioridad, los intendentes debieran pensar menos en pavimento y más en ampliar desagües y espacios verdes.

Planteado por regiones, resulta a la vez inconcebible la descontrolada urbanización de riberas de ríos y de arroyos. En 2015, una trágica crecida se cobró esa factura en Sierras Chicas.

Más políticas sustentables del bosque y la vegetación en las zonas serranas, cabeceras de las cuencas hídricas, resultan también impostergables.

Una buena pregunta es cuánto está haciendo Córdoba, y cada localidad cordobesa, para adaptarse. Es un interrogante que cada ciudadano puede plantearles a sus dirigentes, justo ahora, en tiempos de campañas en que se promete tanta felicidad futura.

Fuente:
Fernando Colautti, Menos pavimento, más espacios verdes, 6 mayo 2019, La Voz del Interior. Consultado 8 mayo 2019.

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