La
pesca con explosivos está devastando los ecosistemas marinos de
Tierra Bomba. Una joven está adoptando una cultura machista para
proteger el futuro de la isla colombiana.
Yassandra
Marcela Barrios Castro habla con un pequeño grupo de pescadores en
una playa de Tierra Bomba, una isla frente a la costa de Cartagena,
al norte de Colombia. Es la única mujer del grupo y los hombres que
la rodean, podrían ser de la edad de su padre y gesticulan
salvajemente.
Pero
la joven de 19 años mantiene la calma, mientras explica las fatales
consecuencias para el arrecife y sus habitantes de la pesca con
explosivos que realizan.
Los
pescadores de Tierra Bomba llevan décadas empleando dinamita para
pescar y no escuchan con agrado que lo están haciendo mal y menos en
boca de una adolescente.
"Para
los hombres es muy fácil no tomarme en serio porque soy una niña”,
dice Yassandra. "Y la edad es algo que se respeta mucho aquí.
Así que no es una tarea fácil para una mujer joven enfrentarse y
decir que una vieja tradición está mal, y que está dañando el
mar”, explica la joven.
Destruyendo
el sustento de la isla
Yassandra
vive en Boca Chica, en la costa sur de Tierra Bomba. La isla está
rodeada de arrecifes de coral y sus 9.000 habitantes dependen en gran
medida del mar para su alimentación. Pero la pesca de arrastre y con
explosivos están destrozando los mismos ecosistemas que dan sustento
a la comunidad.
"Hay
mucha gente aquí que no es consciente del impacto de sus acciones”,
dice Yassandra. "Están dañando el mar y me temo que podría
ser irreversible”, lamenta. Muchos isleños luchan por llegar a fin
de mes y apenas hay oportunidades educativas. Según la bióloga
Valeria Pizarro esto dificulta la sensibilización de la población
en temas ambientales.
"La
gente de aquí tiene problemas más urgentes”, dice Pizarro, que
lleva décadas investigando los arrecifes del Caribe colombiano.
Eso
hace que Yassandra, que estudia biología marina en la Universidad de
Sinú en Cartagena, sea una excepción. "Quiero entender en
detalle lo que está ocurriendo en el océano”, dice. "La
carrera me ofrece una perspectiva más profunda”, aclara.
Yassandra
es la única mujer de su curso. Cada día viaja dos horas en barco
para asistir a las clases. Lo que aprende, lo quiere compartir con
aquellos que no han tenido la oportunidad de obtener una educación
formal, por lo que organiza debates comunitarios para involucrar a
los habitantes locales en las amenazas ambientales a las que se
enfrentan.
"Trato
de explicarles que si protegemos el arrecife y nuestro mar, entonces
más gente vendrá a verlo, y eso traería dinero a nuestra isla”,
dice. "Además, si destruimos completamente los arrecifes, no
tendremos nada que pescar”, añade.
Cambiando
las actitudes culturales
Cálida,
sonriente y llena de energía, Yassandra tiene un don para ganarse a
la gente. Lo que es una suerte, dada la cultura a la que se enfrenta.
Pizarro cuenta que las mujeres aquí se acostumbran a ser
interrumpidas e ignoradas, y a que los hombres se atribuyan el mérito
de sus ideas.
"Si
quieres hablar, ser escuchada y hacer un cambio tienes que tener una
personalidad fuerte y ser capaz de lidiar con los chismes y con que
te llamen histérica”, dice Pizarro. "Tienes que ser capaz de
hablar en voz alta, y ser lo suficientemente valiente como para
interrumpir”, añade.
Los
temas que plantea Yassandra también se refieren a una parte
importante del deber y orgullo masculino: traer un ingreso decente
para mantener a la familia. Está muy bien decirle a la gente que su
trabajo tiene consecuencias ambientales, pero Pizarro admite, que "el
cambio es muy difícil cuando se es pobre”.
"Siempre
lucho por "exigir” un cambio en la gente” dice Pizarro. "Sé
que la sobrepesca es un gran problema para cualquier ecosistema
marino, pero ¿cómo puedo pedirle a alguien que no tiene dinero para
alimentar a su familia que deje de pescar?”
El
verdadero desafío es ofrecer alternativas y hay proyectos locales
que lo intentan. Es el caso de una escuela de buceo donde Yassandra
también es estudiante.
De
la pesca al turismo
Paraiso
Dive Cartagena, tal y como se llama la escuela, está enseñando a
bucear a los jóvenes de Tierra Bomba. La esperanza es que algún día
puedan ganarse la vida como instructores de buceo y guías en lugar
de pescadores.
Colombia
cuenta con 2.900 kilómetros de costa. Sus aguas del Caribe y el
Océano Pacífico albergan 2.600 especies marinas, incluyendo 155
corales y seis de las siete especies de tortugas del mundo. Todo esto
es un gran atractivo para los turistas, pero la mayoría de los
instructores de buceo y guías turísticos no son locales, y eso es
algo que Paraíso Dive quiere cambiar.
La
escuela de buceo también enseña conservación. Vienen
investigadores de todas partes del mundo y a menudo comienzan
proyectos de monitorización de arrecifes. Cuando regresan a casa,
pueden emplear a los locales para que continúen con su trabajo de
campo, gracias a esa capacitación.
Christina
Kuntz, copropietaria de la escuela de buceo, quiere ofrecer a los
jóvenes una forma de ganarse la vida con el arrecife sin dañarlo.
"Es realmente importante ofrecer una alternativa económicamente
viable si lo que queremos es disuadir a la gente de la práctica de
la sobrepesca”, explica.
Pero
una vez más, es más difícil para las estudiantes mujeres que para
los hombres. "Las mujeres de aquí tienen que lidiar con el
sexismo arraigado”, dice Kuntz. "Se espera que se queden en
casa, y no tienen las mismas oportunidades que los hombres”.
Yassandra
es una de las cuatro jóvenes que participan en el curso de buceo.
"Es muy importante para que puedan decir: sí, puedo bucear y sé
cómo funciona todo este equipo”, añade Kuntz.
Una
nueva generación exige un cambio
Es
importante abrir nuevos caminos en el activismo y potencialmente en
el lugar de trabajo "para las mujeres, los afrocolombianos, las
comunidades isleñas, los biólogos marinos y para los
submarinistas”, le explica Kuntz a Yassandra.
Así
como para el medioambiente, que está tratando de proteger, y que
ahora está bajo presión del cambio climático y de la sobrepesca.
La cobertura de coral en los arrecifes del Caribe ha disminuido de un
promedio del 50 por ciento a tan solo un 10 por ciento.
"La
degradación de los arrecifes coralinos y el cambio climático en
general afectarán primero a las poblaciones insulares marginadas
como Tierra Bomba, por lo que personas como Yassandra son
fundamentales para proteger a esas comunidades y a los ecosistemas de
los que dependen”, afirma Kuntz.
Una
vez titulada, Yassandra será la única bióloga marina de la isla.
"Soy parte de una nueva generación que quiere proteger mi
isla”, dice Yassandra. "Si puedo encontrar una forma de unir a
la gente para proteger nuestros arrecifes, entonces nuestra isla va a
tener un futuro brillante”, concluye.
Deutsche
Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo
independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube
|
Fuente:
Joven colombiana lucha por proteger los arrecifes de coral de su isla, 9 mayo 2019, Deutsche Welle. Consultado 11 mayo 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario