Para
influir sobre formadores de opinión, los clasificó según su apoyo
al glifosato. La investigación de la televisión pública francesa
reveló que una agencia contratada por la multinacional recolectaba
información para armar perfiles y, así, diseñar estrategias de
lobby personalizadas, según fueran aliados”, “potenciales
aliados a reclutar”, “a educar” o “a vigilar”.
Monsanto
hizo inteligencia sobre científicos, políticos y periodistas en
Francia para operar sobre ellos y, así, influir en sus declaraciones
públicas sobre el glifosato, reveló una investigación de la
televisión pública francesa dada a conocer ayer por el canal France
2 y publicada hoy por el diario Le Monde, que además demandará a la
firma porque entre los espiados están cinco de sus periodistas. Para
perfilar a “centenares de personalidades”, la multinacional
recogió y sistematizó informaciones privadas de esas personas,
según documentación de documentos confidenciales “que llevan el
logo de una agencia de comunicación que trabaja para Monsanto”,
detalló el equipo del programa L’Oeil du 20 heures. Los fichados,
además, eran sometidos a estrategia de lobby personalizadas, según
fueran clasificados como blancos posibles en función de “aliados”,
“potenciales aliados a reclutar”, “a educar” y “a vigilar”.
Uno
de los documentos de la agencia Publicis, elaborador en 2016 y dados
a conocer por France 2 anoche, consiste en un mapa “de los actores
cruciales en el debate sobre el glifosato en Francia, clasificados en
función de su nivel de apoyo a Monsanto y de su influencia”. El
actual presidente ejecutivo de la agencia, Clément Léonarduzzi, que
no estaba al frente de ella en 2016, dijo que se enteró de lo
sucedido a partir de la consulta de los periodistas y que, de todos
modos, ese documento fue elaborado con información de acceso
público.
Otro
de los materiales, en cambio, fue elaborado a partir de técnicas de
inteligencia. “Direcciones privadas, teléfonos en lista roja: un
documento, fechado en 2016 y que habría sido usado por la agencia de
comunicación Fleishman-Hillard, lista doscientas personalidades
evaluadas en base a distintas temáticas vinculadas a los organismos
genéticamente modificados y a los pesticidas. Estas personas fueron
calificadas en el documento de cero a cinco, en función de su
credibilidad, de su influencia y de su grado de apoyo a Monsanto”,
detalla la investigación. En Francia, todo ciudadano cuya
información personal sea sistematizada y fichada debe ser infomado
de ellos. Los listados que no hayan sido informados son considerados
ilegales, y quien tenga uno puede ser condenado a pagar multa de 300
mil euros y pasar cinco años en prisión.
Las
personas fichadas fueron, también, blanco de estrategias de lobby
personalizadas. Uno de los documentos analizados en la investigación,
que incluía la “lista llamada ‘blanco glifosato”, clasificaba
a 74 personas espiadas en cuatro grupos: “aliados”, “aliados
potenciales a reclutar”, “a educadr” y “a vigilar”. “Dos
tercios de los blancos listados en esta ficha están clasificados
como susceptibles de devenir favorables al glifosato. Para hacerlos
pasar al bando de Monsanto, la tabla desarrolla un plan de acción
personalizado para cada blanco: entrevistas cara a cara, envío de
materiales pedagógicos”. La estrategia incluía “comentarios
individualizados: ‘podría haber una relación, pero no quiere
estar directamente asociado a Monsanto para no perder credibilidad’.
Un anexo alienta a preguntar sobre cuestiones de interés: ‘¿tienen
ocio (golf, tenis, caza)?”.
En
cuanto a los formadores de opinión clasificados como objetivos “a
vigilar”, las estrategias no buscaban seducir. “Está escrito
claramente que era preciso, por ejemplo, ‘aislar’ a Ségolène
Roya, que en ese momento era ministra de Medio Ambiente, y que es
claramente favorable a la prohibición del glifosato. ‘Es un
descubrimiento muy importante, porque prueba que hay estrategias
objetivas de demolción de voces fuertes’, reaccionó Royal”,
indica France2.
El
listado de espiados con vistas a ser influenciados o silencios
incluyó, también, a cuatro científicos del Instituto Nacional de
Investigación Agrónoma (“clasificados como ‘potenciales aliados
a reclutar’”), dos de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria
y de Alimentación (dos de sus integrantes fueron clasificados como
“a vigilar”).
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