por
Tharanga Yakupitiyage
NACIONES
UNIDAS, 30 abr 2019 (IPS) - La combinación de los altos niveles de
la degradación de la tierra y los impactos del cambio climático,
han transformado la protección del ambiente en un asunto crucial,
pero no sucede lo mismo con quienes luchan incansablemente para
preservar la naturaleza, en ocasiones con alto riesgo.
Los
bosques han sido subestimados durante mucho tiempo: mantienen la
biodiversidad, regulan los ciclos de agua y clima del mundo e incluso
proporcionan el aire que respiramos.
De
hecho, las agencias especializadas de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) calculan que un tercio de la solución
climática se encuentra en el sector del uso de la tierra, que
incluye la protección de los bosques.
Y
son las comunidades indígenas y de campesinos las que están en
primera línea en la protección de este ecosistema cada vez más
vital.
“Gracias
a nosotros, los bosques están ahí, gracias a nuestra sangre y
nuestra lucha todavía tenemos la Amazonia. Si solo dependiéramos
del modelo económico, la Amazonia sería devastada”, dijo la
lideresa indígena kichwa Patricia Gualinga, durante la 18 periodo de
sesiones del Foro Permanente de las Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas, que se desarrolla desde el 22 de abril y hasta el 3 de
mayo.
“Mucha
gente piensa que el problema de los pueblos indígenas es aislado.
No, el Amazonas es vital para la humanidad… nuestra lucha es un
problema global… destruye el Amazonas y el mundo será destruido”,
agregó la dirigente del pueblo indígena ubicado en pleno corazón
de la Amazonia ecuatoriana.
Sin
embargo, los defensores ambientales indígenas se enfrentan a
crecientes amenazas a medida que son expulsados de sus propias
tierras o incluso son asesinados simplemente por proteger los
bosques.
“La
criminalización y la violencia contra los pueblos indígenas y los
defensores de los derechos humanos es una crisis global”, afirmó
durante su participación en el Foro, en la sede de la ONU en Nueva
York la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.
Esas
diferentes formas de agresión buscan “silenciar la protesta de los
pueblos indígenas”, dijo Tauli-Corpuz, para quien “la raíz de
esta violencia es el racismo sistemático y el hecho de que los
gobiernos no reconozcan y respeten los derechos de las tierras
indígenas”.
La
organización internacional Global Witness estableció que en 2017
hubo 207 defensores de la tierra que fueron asesinados. La mayoría
de estas muertes se produjeron en solo cuatro países: Brasil,
Colombia, México y Filipinas.
Instituciones
homicidas
La
relatora especial ha establecido que la mayoría de los muertos
defendían sus tierras contra proyectos extractivos del sector
privado.
En
agosto de 2018, fue asesinado Jorginho Guajajara, líder del pueblo
indígena del mismo nombre, en el estado de Maranhao, en la región
del Nordeste que hace de transición con la Amazonia brasileña. Por
su destacado trabajo de protección de los bosques, muchos dan por
hecho que fue asesinado por madereros que talan ilegalmente la selva.
Poco
después, en octubre de ese año, resultó muerto de un disparo el
estado de Chihuahua, en el norte de México, el indígena rarámuri
Julián Carrillo, un activista por los derechos de los pueblos
originarios y por el ambiente.
“Nuestros
territorios poseen los recursos que tanto codician las empresas
petroleras y mineras, que son la base del extractivista modelo
económico mundial. Y en términos de derechos humanos, la economía
vence. Esa es la causa por la que nuestros derechos como pueblos
indígenas no se respetan y nunca se han respetado”, afirmó
Gualinga.
Las
actividades que agreden los territorios indígenas a menudo son
permitidas por los poderes públicos, más ahora que hay un auge de
gobiernos populistas que amenazan con revertir los logros alcanzados
en el respeto a los derechos territoriales indígenas, planteó la
lideresa ecuatoriana.
En
Brasil, el presidente Jair Bolsonaro ha atacado durante mucho tiempo
los derechos y las tierras de los indígenas, diciendo que es una
“vergüenza” que el ejército brasileño no haya exterminado a
las comunidades indígenas como lo hizo Estados Unidos, mientras
subraya que las demarcaciones de los territorios indígenas son un
“obstáculo” para la agricultura.
Apenas
unas horas después de asumir su cargo, el 1 de enero, Bolsonaro
transfirió la regulación y creación de nuevos territorios
indígenas al Ministerio de Agricultura. Además, ha propuesto abrir
territorios indígenas en la Amazonia al negocio agropecuario y la
minería.
“Nuestros
derechos fundamentales están siendo destruidos por un
fundamentalista que adoptó un discurso de odio contra los indígenas
y les niega sus derechos de territorio. Cuando niegan eso, están
negando a sus pueblos originales”, dijo la activista indígena y
coordinadora nacional de la Articulación de Pueblos Indígenas de
Brasil, Sonia Guajajara.
Guajajara
coordinó en Brasilia entre el 26 y 28 de abril el anual Campamento
Tierra Libre, en que participaron 4.000 indígenas y que dio inicio a
una campaña de resistencia contra las políticas de Bolsonaro,
calificadas como genocidas por los participantes.
“No
vamos a volver, vamos a resistir. Son cinco siglos que seguimos aquí…
necesitamos ayudar a la tierra, somos responsables, tenemos que
darnos la mano e ir juntos y decir que la lucha por “La madre
tierra es la madre de todas las peleas”, dijo Guajajara en el Foro
para Cuestiones Indígenas.
En
nombre de la conservación
Si
bien varios países han reconocido la importancia de la protección
de los bosques y la tierra, algunas políticas de conservación se
han traducido en la exclusión y el desplazamiento de las comunidades
indígenas.
En
Kenia, ha habido una escalada de violencia después que el Servicio
Forestal ha desalojado y quemado en reiteradas ocasiones las
viviendas de la comunidad Sengwer en el bosque de Embobut e incluso
ha disparado a varios de sus miembros.
Tauli-Corpuz
descubrió que ese Servicio Forestal de Kenia es uno de los
beneficiarios del proyecto de cambio climático financiado por la
Comisión Europea en el área.
En
Indonesia ha habido esfuerzos para reducir drásticamente la
deforestación, pero sus políticas de conservación también han
sido perjudiciales para los medios de vida y el bienestar de las
comunidades indígenas.
En
1992, el gobierno transformó los bosques de Mount Salak-Halimun en
un parque nacional.
Antes
de eso, ese era un territorio comunitario del pueblo indígena
kasepuhan, cuyos miembros lo utilizaban para recolectar sus alimentos
y cubrir otras necesidades de su subsistencia. Ahora esa comunidad
enfrenta el hostigamiento y la intimidación de los guardaparques, y
logra apenas sobrevivir.
Eso
pese a que los bosques gestionados por pueblos indígenas tienen
tasas más bajas de deforestación y más beneficios climáticos.
Proporcionar
derechos y títulos de propiedad de la tierra puede ayudar en la
lucha para proteger los bosques y las tierras del mundo contra una
degradación mayor.
Puntos
de resistencia
Si
bien las comunidades indígenas suelen poseer más de 50 por ciento
de las tierras del mundo, solo 10 por ciento está legalmente
reconocido.
Lanzada
por la Iniciativa de Derechos y Recursos (RRI), el Fondo
Internacional para la Tenencia de la Tierra y los Bosques es el
primer y único mecanismo financiero centrado en garantizar los
derechos de la tierra y los bosques para los pueblos indígenas y las
comunidades locales.
Proporciona
subvenciones a organizaciones indígenas para ayudar a ampliar la
implementación de las políticas de reforma de la tenencia de la
tierra y los bosques, así como para mapear y registrar sus tierras.
Ya,
los gobiernos y la sociedad civil han comenzado a aprovechar los
avances tecnológicos actuales para crear servicios de monitoreo e
información de fácil acceso para la protección de los bosques.
La
aplicación móvil Forest Watcher, creada por Global Forest Watch,
ayuda a monitorear, actuar y prevenir la deforestación y las
actividades ilegales de vida silvestre, que a menudo tienen lugar
lejos de la atención pública,
Sin
embargo, la aplicación brinda información en tiempo real a quienes
se encuentran en la primera línea, incluidos los guardabosques y las
comunidades forestales indígenas. Pero ante todo, la comunidad
internacional debe respetar los derechos de los indígenas, incluso
trabajando para proteger a los defensores de la tierra y acabar con
la impunidad.
“Tengo
la esperanza de que podamos detener esta criminalización y
garantizar que los pueblos indígenas continúen desempeñando su
papel en la protección de los bosques, no solo para ellos mismos,
sino para el resto del mundo”, concluyó Tauli-Corpuz.
T:
EG
Fuente:
Tharanga Yakupitiyage, El arriesgado y crucial papel indígena de conservar la tierra, 30 abril 2019, Inter Press Service.
No hay comentarios:
Publicar un comentario