El agua que consume la población contiene 18 agrotóxicos. Los estudios se desprenden de una causa ante la justicia federal. El juez prohibió fumigar a menos de 600 metros de las casas.
por Darío Aranda
El agua que
consume parte de la población de Pergamino está contaminada con 18
agrotóxicos; dos niños, hijos de la denunciante, contienen el
herbicida glifosato en sangre. Son estudios que se desprenden de la
causa judicial de tribunales federales, que prohibió fumigar a menos
de 600 metros de las viviendas e investiga la responsabilidad penal
de los empresarios del agro y de funcionarios municipales. La
decisión judicial se da en el marco de los dichos del presidente
Macri, que acusó de “irresponsable” a un fallo judicial que
protegió a los niños de escuelas rurales de Entre Ríos. Madres de
Pueblos Fumigados y la Asamblea de Vecinos afirman que el problema no
es un químico sino “un modelo que enferma y mata”.
Sabrina Ortiz es
mamá de Ciro y Fiama. Ambos tienen glifosato en el cuerpo. Junto con
su esposo Sergio construyeron su casa en el barrio Villa Alicia, en
el margen urbano de Pergamino. Allí conocieron de fumigaciones del
campo vecino. Desde 2011 denuncian el impacto de los agrotóxicos.
Primero desde la Asamblea para la Protección de la Vida, la Salud y
el Medio Ambiente y luego desde la organización Madres de Barrios
Fumigados de Pergamino.
Mientras los
vecinos pedían alejar las fumigaciones a más de 1000 metros de las
viviendas, el Municipio desoyó los reclamos y, en sintonía con los
empresarios del agro, fijó sólo 100 metros de protección.
Sabrina también
está afectada por los químicos. Tiene en su cuerpo glifosato y el
insecticida lambdacialotrina (producido por la empresa Syngenta,
entre otras). Se recibió de abogada en 2018, carrera que comenzó a
partir de las injusticias que padecía del poder político y del
mismo Poder Judicial. En octubre pasado, la médica de sus hijos le
recomendó mudarse, alejarse de las fumigaciones. Sabrina y Sergio
decidieron dejar su hogar e iniciaron una demanda judicial, junto con
la ONG Naturaleza de Derechos.
La causa recayó
en el juez federal Carlos Villafuerte Ruzo, de San Nicolás, que el 3
de abril prohibió que se fumigue a menos de 600 metros de las
viviendas. Entre las medidas de prueba destacó un trabajo del
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA Balcarce). Con
la firma de la investigadora Virginia Aparicio, el INTA confirmó que
el agua que se utiliza para consumo domiciliario contiene hasta 18
agrotóxicos: glifosato, atrazina, imidacloprid, acetoclor,
clorpirifos y 2-4D, entre otros. Los barrios afectados son Villa
Alicia, Luard Kayad y La Guarida.
“Se pudo
comprobar y acreditar por primera vez en un expediente judicial que
los agrotóxicos llegan a las napas subterráneas y que el agua que
consume la población presenta una cantidad significativa de venenos,
que no debieran estar”, denunció Fernando Cabaleiro, abogado de la
ONG Naturaleza de Derechos, y recordó que empresas del agronegocio y
medios de comunicación publicitan esos productos como
“biodegradables”. El estudio del INTA también determinó la
presencia de 19 agrotóxicos en el suelo de Pergamino.
Un extenso
informe, titulado “el agua sin agrotóxicos es un derecho humano”,
de las Madres de Barrios Fumigados y Naturaleza de Derechos alertó
que el 44 por ciento de los químicos encontrados son considerados
agentes cancerígenos y el 39 por ciento son disruptores endocrinos
(alteran el equilibrio hormonal). También denunciaron un hecho
insólito: la legislación argentina permite niveles de tóxicos
hasta 1000 mayor que la legislación de Europa. Mientras que en
Alemania, Suiza o España el límite máximo del químico 2-4D en
agua es de 0,1 microgramo por litro, en Argentina se “permite”
hasta 100 microgramos. “Para el resto de los agrotóxicos que se
utilizan habitualmente en la agricultura industrial ni quiera tienen
asignado un valor máximo de residuo en agua”, afirmaron las
organizaciones en la causa judicial.
El intendente
Javier Martínez (alianza Cambiemos) y su jefe de gabinete, Carlos
Pérez, hablaron con los medios locales y dijeron que el agua de
Pergamino es “apta para consumo humano” y que están “tranquilos”
porque no hay glifosato en agua. Citaron supuestos estudios
científicos, pero no los entregaron a la prensa ni a los vecinos.
Incluso Martínez retrucó a la víctimas de las fumigaciones al
afirmar que él toma agua de la canilla.
“Las madres
nunca fuimos recibidas por el intendente Martínez, ni siquiera
cuando hicimos públicos los análisis de mis hijos, que tienen cien
veces más agrotóxicos de lo que toleran sus cuerpos. El Intendente
nos cerró la puerta en la cara. Tiene desprecio por la gente y sobre
todo por los chicos, que sufren, que se les desprenden sus pieles por
los químicos, que se les dificulta respirar”, denunció Sabrina
Ortiz. Detalló que la secretaria de Salud de Pergamino, María
Martha Perretta, tampoco atendió los reclamos de los vecinos.
Tanto desde la
Asamblea como desde Madres de Pueblos Fumigados y Naturaleza de
Derechos destacaron que el problema no radica en un agrotóxico ni en
el “mal uso” (como argumentan los empresarios del agronegocio)
sino en un modelo de producción en base a transgénicos y uso masivo
de venenos.
Fuentes:
Darío Aranda, Químicos en el agua de Pergamino, 15/04/19, Página/12.
La obra de arte que ilustra esta entrada es un mural de Germán Villamor, realizado en la ciudad de Trenque Lauquen en el SUM Chiquito Tello. Se recuerda al científico Andrés Carrasco, a Fabián Tomasi y a las escuelas, maestras y niños fumigados de Argentina.
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