En 2018 se
intervinieron 7.413 hectáreas de bosque nativo, según cifras
oficiales. El dato marca un descenso respecto de 2017, pero se
mantiene en relación con años anteriores.
por Lucas Viano
El desmonte
ilegal sigue siendo una práctica difícil de erradicar de la
provincia. En 2018, la Policía Ambiental del Ministerio de Agua,
Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba detectó intervenciones
ilegales que afectaron 7.413 hectáreas.
Equivale a una
deforestación diaria de un espacio equivalente a 27,4 canchas de
fútbol como la del estadio Kempes.
De estas 7.413
hectáreas, 3.200 estaban protegidas con categoría roja, según la
ley provincial de bosques 9.814. Son los sectores con monte mejor
conservado y donde sólo pueden realizarse intervenciones mínimas,
pero con autorización de la Secretaría de Ambiente de la Provincia.
Sin embargo, en
778 hectáreas se realizó un desmonte total, mientras que en las
2.422 hectáreas restantes las intervenciones ilegales fueron rolados
para extraer renovales del bosque, desmonte selectivo de arbustos o
aperturas de picadas.
Aunque con altos
y bajos, los desmontes ilegales persisten en Córdoba y lejos se está
del ideal de “deforestación cero”. En 2015, las intervenciones
ilegales afectaron a un poco más de siete mil hectáreas.
En 2016, una
cifra parcial (Policía Ambiental no informó todas las
intervenciones en la categoría amarilla) arrojó 6.951 hectáreas.
La cifra trepó a 14.427 en 2017.
Los datos del
monitoreo de 2018 fueron publicados tras varios pedidos de este
diario. Hay una baja respecto del año anterior, pero la cifra sigue
siendo alta si se considera el escaso monte que queda en Córdoba.
Según estudios
ambientales, sólo sobrevive un tres por ciento de bosque nativo bien
conservado de los 12 millones de hectáreas que había a principios
del siglo 20.
El bosque nativo
es sinónimo de biodiversidad y de paisaje y un atributo clave para
el turismo, pero también es vital para la regulación hídrica y
climática de la región. “Desde el período 2014, al menos cinco
mil hectáreas de bosque nativo se han desmontado de manera ilegal
todos los años. Eso es preocupante”, asegura Fernando Barri,
biólogo e investigador del Conicet y de la Universidad Nacional de
Córdoba.
Y señala que a
partir de 2016 comienzan a aumentar los desmontes selectivos y
químicos en zona roja de parches de bosques ubicados entre la ruta 9
norte y Mar Chiquita.
“Es la zona más
codiciada por el agronegocio, ya que las precipitaciones allí
permiten hacer cultivos intensivos. Allí hay muy pocos parches de
bosque que deberían ser conservados de manera estricta si queremos
salvar su biodiversidad”, comenta el biólogo.
Barri también
señala que se realizan muchas intervenciones en la zona de Quilino
donde se puede implantar pasturas exóticas para alimentar el ganado.
Los cinco
departamentos con más hectáreas intervenidas fueron San Justo
(1.052,5 hectáreas), Tulumba (556), Ischilín (368,6), Río Seco
(363,8) y Río Primero (307,3).
Hasta fines de
2015, la Policía Ambiental también publicaba las hectáreas
afectadas por intervenciones autorizadas. “Ahora no hay manera de
saber cuánto están autorizando y cómo inciden esas intervenciones
en la superficie de bosque nativo en la provincia”, asegura
Federico Kopta, presidente del Foro Ambiental Córdoba.
¿Y el desmonte
químico?
A Kopta también
le llama la atención que en 2018 no se haya detectado casi ningún
predio con desmonte químico, una práctica expresamente prohibida
por ley. En 2017, se detectaron 2.500 hectáreas intervenidas
ilegalmente de esta forma.
Se utilizan
pesticidas para matar arbustos y renoval con el objetivo de despejar
el terreno para la ganadería. Sobreviven los árboles más maduros,
útiles para dar sombra al ganado.
Barri asegura que
el informe estaría obviando al menos un desmonte químico de 1.200
hectáreas ocurrido en un campo de “un conocido empresario
ganadero”. “Los inspectores le labraron el acta en junio del año
pasado, pero por alguna razón esto no ha salido a la luz”,
sostiene.
Recuperación muy
lenta
Barri y Kopta
coinciden en que son irrisorias las accesorias de reforestación que
se cumplieron el año pasado. Es que, frente a las 7.413 hectáreas
desmontadas, se recuperaron cuatro predios por 32 hectáreas totales,
y otros 19 infractores fueron emplazados para que remediaran el daño
ambiental. Potencialmente, serían otras 1.508 hectáreas por
recuperar.
“De esas miles
de hectáreas que se desmontaron no se recuperó casi nada y
probablemente hoy tengan cultivos, hayan pagado o no las multas”,
dice Barri.
Kopta agrega:
“Hay un abismo entre la superficie intervenida en forma ilegal y la
que tiene accesoria de reforestación. Ante esa desproporción,
quienes desmontan tienen ganada la carrera”.
Los productores
rurales reclaman claridad en las normas
Luis Magliano,
presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, opina que es
evidente la contradicción que hay entre la ley provincial de bosque
nativo (9.814, sancionada en 2010) y su reglamentación de 2011.
“Los
productores no saben qué es lo que pueden hacer o no en sus predios.
Quizás por ese motivo algunos pequeños productores pueden cometer
alguna ilegalidad sin saberlo”, comenta.
El 80 por ciento
de los productores ganaderos del norte cordobés tienen rodeos de
menos de 150 animales. Magliano explica que estos ganaderos necesitan
utilizar toda la superficie habilitada por ley para que la producción
sea rentable, pero considera que las contradicciones con la normativa
no permiten esto.
“Hay muchas
chacras que históricamente fueron intervenidas, pero realizar ahora
cualquier intervención puede ser tomado como una infracción, cuando
hace 20 o 50 años fueron habilitadas y ya tienen poco bosque
nativo”, ejemplifica.
Además, detalla
que las habilitaciones de la Secretaría de Ambiente demoran hasta un
año, lo que hace inviable cualquier emprendimiento.
Magliano entiende
que el gran productor puede adaptarse mejor a las normas porque tiene
suficiente superficie para proteger una parte de bosque sin perder
productividad.
Para el dirigente
rural, esta situación está generando pobreza en el norte porque se
está impidiendo que se genere trabajo rural. “Hoy no se puede
hacer prácticamente nada por esta normativa”, afirma.
Y agrega: “Hay
que trabajar en una nueva normativa para preservar el bosque nativo y
mejorarlo porque sabemos que la ganadería de Córdoba no existiría
sin árboles”.
Magliano asegura
que en la última discusión se había logrado bastante coincidencia
entre todos los sectores, pero luego la iniciativa se frenó.
Fuente:
Lucas Viano, El desmonte ilegal sigue en Córdoba, 15/04/19, La Voz del Interior. Consultado 15/04/19.
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