Un
estudio arqueológico logró determinar el impacto que tuvieron estas
poblaciones sobre el paisaje. Si bien se cae un mito, los
investigadores aseguran que no se compara el impacto de aquella
práctica con la deforestación actual.
“Pensar
que las comunidades originarias de América no modificaban el entorno
es una idea romántica que no se sostiene de ninguna manera”,
asegura Matías Medina, investigador de Conicet en la Facultad de
Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
Medina
y colegas estudiaron cómo las comunidades originarias de las sierras
de Córdoba modificaron el paisaje y afectaron la biodiversidad antes
de la llegada de los españoles con sus cultivos europeos, ovejas,
cabras, vacas y caballos.
“La
realidad es que los seres humanos siempre ejercimos actividades que
impactaron sobre el medioambiente”, dice Medina.
El
arqueólogo realizó un análisis detallado de hachas de piedra
pulida y polen contenido en sedimentos de distintos sitios
arqueológicos de las sierras de Córdoba, evidencias concretas de
que se hacía deforestación unos mil años antes de la conquista.
Las
conclusiones del trabajo fueron publicadas recientemente en la
revista Latin America Antiquity.
Trabajos
por estaciones
Medina
explica que las sociedades de ese momento ya habían comenzado a
cultivar la tierra pero sin dejar de lado la caza y recolección. No
eran agricultores estrictamente sedentarios.
Y
agrega que durante el verano los grupos se instalaban en pequeños
poblados para plantar maíz, zapallo, quínoa y porotos y recolectar
frutos silvestres.
En
tanto que en invierno se dispersaban hacia los sectores más altos en
busca de guanacos para luego regresar a los valles en primavera y
planificar la siembra.
“A
lo largo de los siglos, ese modo de vida modeló el ambiente serrano,
contribuyendo a la conformación del paisaje que hoy conocemos”,
asegura.
Diferencias
entre ayer y hoy
Sebastián
Pastor, investigador adjunto del Conicet en el Centro de
Investigación y Transferencia de Catamarca y también autor del
trabajo, establece diferencia entre la modificación del paisaje que
hicieron estos pueblos originarios con la que se dio a partir del
siglo XX.
“Nada
tienen que ver las consecuencias de la acción humana sobre el
ambiente de ese momento con las que se ven hoy: un desmonte feroz,
siembra directa y monocultivos que entre otros factores son
responsables de las inundaciones que azotan a los pueblos de las
llanuras cordobesas”, asegura.
Y
agrega: “Las de hoy son prácticas económicas que no son
sustentables ni siquiera en lo inmediato, mientras que las que
observamos de las comunidades prehispánicas sí lo eran, y a largo
plazo”.
Estudio
de las hachas
Las
hachas analizadas fueron recuperadas en distintas sitios de los
valles serranos de Punilla, Traslasierra y Calamuchita.
Medina
explica que se desmontaba alrededor de las aldeas o poblados.
Abrían
claros en el bosque y los mantenían despejados a través del tiempo
ya sea para cultivar, construir viviendas o fomentar el crecimiento
de árboles de consumo como el algarrobo, el mistol o el chañar.
“La
actividad fue lo suficientemente extensiva como para dejar su
impronta en los sedimentos arqueológicos”, señala el
investigador.
La muestra consiste en 55 hachas y azuelas líticas (una herramienta similar pero con la hoja perpendicular al mango).
Pesan entre los 300 gramos a los dos kilos.
Gran parte presenta rastros indicativos de haber sido utilizadas para cortar elementos leñosos del bosque serrano a nivel del suelo.
Algunos artefactos tienen en sus filos marcas de un uso asociado exclusivamente a trabajar la madera, como pulido y estrías finas.
Medina
asegura que el ambiente que ahora entendemos como natural en la
sierras de Córdoba en realidad empezó a formarse hace miles de años
con las poblaciones humanas como partícipes necesarios.
El
investigador resalta el valor actual de la arqueología ya que
produce conocimiento sobre el funcionamiento de las sociedades y su
impacto sobre los ecosistemas que ayuda a ubicarnos en el presente.
Autores.
Matías Medina es el primer autor del trabajo del que también
participaron Imanol Balena, Esteban Vázquez, Nelson Coriale y
Sebastián Pastor. (Conicet)
Fuente:
Hallan evidencias de que los pueblos originarios desmontaban los valles serranos, 12/04/19, La Voz del Interior.
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