Ingenieros del
Instituto Nacional del Agua y del INTA dieron una charla en la
localidad del departamento de Islas y explicaron las causas de las
frecuentes inundaciones. El manejo sin control de los recursos
naturales puede condenar para siempre la economía de esa zona.
En el salón del
Centro Integrador Comunitario (CIC) de la localidad de Villa
Paranacito, cabecera del departamento Islas del Ibicuy, se desarrolló
una jornada técnica dedicada a las inundaciones, sus causas, y que
se espera al respecto en un futuro cercano debido a que son cada vez
más frecuentes y las aguas demoran más en escurrirse.
Hace varios años
que los pobladores más desprotegidos de la zona del delta
entrerriano -en particular en el ejido de Villa Paranacito- ligados a
actividades como la ganadería y la forestación, expresan la
preocupación de que las crecientes son cada vez más seguidas.
Esta cuestión
fue aclarada por el ingeniero Juan Borús, del Instituto Nacional del
Agua, quien encabezó la charla: “Debido al cambio de uso del
suelo, las mismas lluvias llegan a triplicar el caudal de los ríos
con respecto a 30 años atrás, como ocurre nítidamente en el río
Paraguay, donde los pantanales han sido secados, con la consecuencia
correspondiente en la reacción más rápida y caudalosa del río”,
afirmó.
Además de Borús,
también estuvieron exponiendo sus argumentos profesionales del
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA): los ingenieros
Miguel Taboada (Castelar) y Hugo Benavídez (Delta). También
participó Jorge Temporetti, integrante de la filial delta de la
Federación Agraria Argentina (FAA).
El ingeniero del
Instituto Nacional del Agua expresó que el cambio de uso del suelo y
la enorme reducción del consumo de agua por eliminación de
forestación y de pasturas permanentes ha elevado las napas de las
aguas subterráneas, en particular las freáticas, haciendo que todo
lo que llueve por encima de lo normal sea excedente y que, por
ejemplo, en Entre Ríos resulte en la formación de sangrías,
zanjas, cárcavas y la formación de nuevos arroyos, que llevan
enorme cantidad de material liviano (lo más fértil de las tierras)
a los bajos y al final de los cauces.
En su exposición,
el ingeniero Taboada trató esta cuestión con varios ejemplos: “Las
alteraciones sobre cientos de miles de hectáreas en nuestro país, y
millones si tomamos la gigantesca área de la cuenca del plata que
incluye a Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, es un desastre
hídrico”, afirmo sin eufemismos y agregó: “Esos desastres
afectan a las ciudades por el desborde cada vez más violento de los
ríos”.
Los organizadores
rescataron el interés por el tema de las instituciones y que el
abordaje de esta problemática haya sido aprobado en el Centro
Regional de INTA Entre Ríos, ya que de ahora en más se espera su
continuidad y su tratamiento en las distintas localidades que son
afectadas por estos fenómenos.
Diques sin
control
“El río
Gualeguay, crece de modo desproporcionado, y pese a que hace semanas
que ha ido recuperando su caudal normal, la masa de agua que derramó
sobre la región mantiene desde hace más de dos meses al río
Paranacito desaguando, sin terminar de hacerlo y generando que
cualquier alteración inunde e impida toda actividad en la zona”,
afirmó Taboada, quien enseguida señaló a los responsables de esta
problemática: “Es por los cierres hechos por diques y caminos en
el único cauce que ha quedado para desaguar la enorme cuenca y la de
los arroyos clausurados”.
Durante mucho
tiempo, en el delta como en tantos otros lugares, imperó la ley del
más fuerte o la del que tiene más plata, que hizo y deshizo a su
antojo. De esta manera altanera y caótica se construyeron diques
monstruosos, como el que levantó el economista fallecido Pedro Pou
en el río Gualeguay, quien modificó el cauce del río para sembrar
soja en aproximadamente 50.000 hectáreas; un lugar que no es apto
para la agricultura.
En menor escala,
se han construido diques en diferentes puntos del delta entrerriano,
fundamentalmente en el departamento Islas del Ibicuy, sin que
prácticamente nadie los controle o apruebe. Pasando en limpio, el
que tenía plata manejaba el uso del agua a su antojo, muchas veces
complicándole la vida al vecino.
Por lo recurrente
de las crecientes y aguas que quedan estancadas en campos del sureño
departamento, mucha gente dejó de arrendar campos ideales para la
cría de ganado, debido a los costos que implica mover la hacienda en
caso de inundación Los que quedan trabajando en la ganadería, en su
mayoría son productores de la zona en distintas escalas,
generalmente pequeños y medianos productores.
Fuente:
El mal uso del suelo y los diques ilegales son los responsables de las crecidas en Paranacito, 30/03/19, El Día.
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