Esta semana, la
Justicia de San Francisco (Estados Unidos) determinó que el
herbicida Roundup, compuesto producido por Monsanto a base de
glifosato, fue uno de los factores para que el estadounidense Edwin
Hardeman desarrollara cáncer. El juicio iniciado por Hardeman aportó
nuevas investigaciones y pruebas científicas que plantean que el uso
de agrotóxicos con glifosato incrementa en un 41 % las posibilidades
de contraer cáncer. Esta condena refuerza denuncias e
investigaciones sobre los perjuicios de este y otros productos de la
empresa para la salud y el medioambiente.
“Hay 11.200
demandas pendientes, ya van dos que fueron a juicio y la
multinacional las perdió. En las dos Monsanto fue declarado culpable
por ocultar que el producto genera cáncer. Yo creo que la discusión
en cuanto al rasgo cancerígeno del glifosato ya no tiene cabida.
Tenemos pronunciamientos judiciales en Estados Unidos, la meca del
uso y la creación de este producto”, expresó Patricio Eleisegui,
periodista e investigador de estas temáticas.
En diálogo con
La Pulseada Radio, Eleisegui se refirió a su reciente libro
Agrotóxico: Argentina como laboratorio a cielo abierto para el
control de la alimentación mundial (Sudestada) y lo definió como un
material que “evalúa, analiza y profundiza sobre el modelo de
producción vigente agrícola en la Argentina y cómo se está
orientando a un modelo basado en la manipulación genética y el uso
de agrotóxicos. Y lo que expone en detalle es que hay un vínculo
entre el sector público y el privado para motorizar la agricultura a
ese lado, desde la perspectiva de que va a faltar alimento y una
serie de eslóganes que cuando uno los evalúa se da cuenta que no
tienen un sustento real, pero que sirven como un aparato publicitario
para respaldar lo que está ocurriendo hoy en la agricultura
argentina”.
Además, el autor
destacó sobre las problemáticas para salud y el medio ambiente que
traen herbicidas y plaguicidas. “Podríamos hacer un mapa de
dolencias a partir del paquete tecnológico que se utiliza en cada
zona. Si uno observa a la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, parte
de Córdoba, Entre Ríos, es el territorio del cáncer. Ahí tenemos
una prueba concreta de cómo hay una consecuencia concreta en la
salud de la matriz productiva, como el glifosato que está tan
naturalizado y se aplica en plazas, veredas, colegios. A medida que
nos vamos moviendo del mapa encontramos dolencias muy vinculadas a la
característica toxicológica de estos productos. En el Chaco, zona
de algodón, se ven en los chicos malformaciones y problemas
cognitivos relacionados uso de insecticidas. El doctor Horacio Lucero
es un genetista que en el caso del Chaco viene alertando hace años y
aportando documentación que lo demuestra. En Misiones es similar con
yerba, el té con un combo parecido, con familias que conviven con
los agrotóxicos y hay una interacción permanente en gente de todas
las edades y también mujeres embarazadas”, detalló.
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Fuente:
“La discusión en cuanto al rasgo cancerígeno del glifosato ya no tiene cabida”, 27/03/19, Radio Futura.
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