Baña 18
municipios bonaerenses. Más de cinco millones de personas viven en
condiciones precarias sobre sus márgenes y más de 12 mil industrias
lo usan como cloaca o como basural. Sanear el Reconquista sigue
siendo uno de los grandes desafíos ambientales de la Argentina.
por Sergio
Federovisky
Un spot producido
y difundido en la televisión argentina poco tiempo antes de los
Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 logró el impacto esperado:
visibilizar el enorme proceso de contaminación que afecta al río
Reconquista.
Tras años de
entrenar entre la basura que cubre la Pista Nacional de Remo, los
paleros y remeros olímpicos decidieron alzar la voz y denunciar una
situación que hace difícil no solo la vida deportiva sino también
la salud de millones de argentinos que viven allí.
Aquella recordada
campaña se llamó Limpiemos el Reconquista y participaron en ella
estrellas de otras disciplinas que mostraban lo dificultoso que es
practicar un deporte entre bolsas, botellas y otros residuos.
Aquellos spots lograron, sin dudas, generar conciencia sobre la
situación que atraviesa un río que recorre 18 distritos del Área
Metropolitana de Buenos Aires arrastrando bolsas de plástico,
botellas, muebles y hasta electrodomésticos.
Después del
Riachuelo, el río Reconquista es el segundo cauce de agua más
contaminado de la Argentina, además de uno de los más contaminados
del planeta. En su amplio recorrido va recogiendo y transportando la
mugre que le dispensan tanto los efluentes cloacales e industriales
locales como los residuos de millones de personas que lo usan como
basural.
Sus aguas están
atestadas de metales pesados y microorganismos patógenos, que
provienen de las descargas del alcantarillado, mataderos, curtiembres
y otras industrias que se ubican en su cuenca y que vuelcan en él
sus desechos sin tratamiento previo. Esta situación resulta evidente
a simple vista y es perceptible por el desagradable olor que se
siente a cientos de metros del río.
Para enfrentar
este problema la provincia de Buenos Aires cuenta con el Comité de
Cuenca del Río Reconquista (COMIREC) que hoy está en manos de Juan
Pablo Piccardo, un funcionario que hace más de una década tuvo a su
cargo la cartera de Ambiente y Espacio Público de la ciudad de
Buenos Aires cuando el actual presidente de los argentinos era jefe
de gobierno porteño. Piccardo afirma que respecto de este problema
hay que mirar la película completa: "Esto es claramente una
consecuencia de muchos años de generación de pobreza y de la
ausencia del Estado, que no ha podido o no ha sabido gestionar esta
situación", sostiene.
Las cuencas del
Matanza-Riachuelo y del Reconquista son hoy los principales
aportantes de contaminantes a las aguas del Río de la Plata. Esto
produce no solo una enorme mortandad de peces sino también el riesgo
permanente de que sus poblaciones aledañas sean víctimas de
enfermedades contagiosas como hepatitis, problemas gastrointestinales
o infecciones oculares.
Son muchas las
organizaciones no gubernamentales que vienen trabajando
históricamente junto al COMIREC por la limpieza de la cuenca.
Algunas, aunque admiten que se están haciendo obras, remarcan que
falta mucho para lograr un plan efectivo de saneamiento.
Piccardo reconoce
esa carencia pero menciona que se está trabajando en el buen camino.
Asevera que se han encontrado 36 frigoríficos en la cuenca y que se
está llevando a cabo un plan de trabajo en esa dirección: "Estamos
con un programa de control de cada uno de ellos para entender
claramente la situación. Porque aunque muchas veces puede haber
irresponsabilidad empresaria es cierto también que otras veces el
Estado no ha controlado suficientemente ni ha estado cerca de la
industria para colaborar y resolver en conjunto el problema",
asegura.
Han pasado más
de dos años de la campaña Limpiemos el Reconquista. Han pasado
muchas décadas desde que se anunciaron complejos y formidables
programas de saneamiento. Pero el problema sigue allí. Todavía hay
cinco millones de personas que viven en condiciones precarias sobre
sus márgenes. Más de 12 mil industrias lo siguen usando como cloaca
y como basural. Por eso cuando desemboca en el Río de la Plata se
convierte en el mayor aporte contaminante para la costa de la ciudad
de Buenos Aires.
Aunque las
promesas y los spots puedan resultar inspiradores, nada ocurrirá si
los empresarios y el Estado no enfrentan en serio el problema del
Reconquista.
Fuente:
El Río Reconquista, el segundo cauce más contaminado de la Argentina, 10/03/19, Infobae. Consultado 12/03/19.
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