Foto: Mathieu Asselin. |
El herbicida usado por Estados Unidos en la guerra aún llega a los humanos desde sedimentos de ríos y lagos.
por Miguel Ángel
Criado
En Vietnam, el
ejército de Estados Unidos mantuvo dos guerras: una contra el Viet Cong y otra contra la naturaleza. En esta, los militares
estadounidenses usaron millones de litros de herbicidas contra la
selva donde se escondían los comunistas y los cultivos de arroz que
les alimentaban. El herbicida más usado fue el agente naranja. Una
revisión de diversos estudios muestra que, 50 años después de que
dejaran de rociarlo, aún hay restos altamente tóxicos de este
defoliante en suelos y sedimentos, desde los que entran en la cadena
alimenticia.
Fue el presidente
Kennedy quien, en el marco de una nueva estrategia para impedir que
Vietnam del Sur colapsara bajo la presión de los nacionalistas y
comunistas del norte, abrió la puerta a la mayor guerra química de
la historia. Los primeros herbicidas llegaron al sudeste asiático en
enero de 1962 en una operación que acabaría llamándose proyecto Ranch Hand. Usaron diversos compuestos químicos, muchos de ellos
desarrollados durante la guerra mundial para destruir las cosechas de
alemanes y japoneses.
Diversos informes
de las Academias Nacionales de Ciencia de Estados Unidos (NAS) y
agencias gubernamentales como la USAID estiman que en la Guerra de
Vietnam se usaron más 80.000 millones de litros de herbicidas. El
más usado fue el agente naranja, un defoliante. Los militares no se
rompieron mucho la cabeza al nombrarlo: iba en barriles con una
franja de ese color para diferenciarlo del agente blanco, el agente
púrpura, el agente rosa o el agente verde (contra vegetación de
hoja ancha) y el agente azul (usado contra los arrozales).
La lógica
militar era la siguiente: ya que los comunistas usaban la selva como
un arma más contra ellos, había que neutralizarla. El trabajo
recién publicado en una revista especializada en suelos muestra que
el 20 % de las selvas de Vietnam fueron fumigadas al menos una vez.
Pero el arroz y otros productos agrícolas también fueron objetivos.
Hasta el 40 % de los herbicidas se usaron contra los cultivos. Aunque
los militares intentaran diferenciar entre arrozales de amigos y
enemigos, unos 10 millones de hectáreas fueron rociadas con agente
azul, que acababa con la cosecha en horas. El tercer principal uso de
los herbicidas fue el de acabar con todo el verde que hubiera en los
alrededores de las bases militares estadounidenses, creando así un
perímetro de seguridad.
Los efectos de
todos los herbicidas eran temporales y había que volver a rociarlos
cada cierto tiempo. Para ello usaban desde mochilas a la espalda
hasta las lanchas para rociar las riberas. Pero fueron una flotilla
de aviones C-123 Provider y helicópteros adaptados para levantar
tanques de 3.800 litros los que protagonizaron el proyecto Ranch
Hand, con más de 19.000 salidas entre 1962 y 1971.
El agente naranja
era en realidad un compuesto a partes iguales de dos herbicidas, el
ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) y el ácido 2, 4, 5-
triclorofenoxiacético (2,4,5-T). Son reguladores hormonales del
crecimiento y en unos días, semanas como mucho, dejan de actuar.
Pero lo que no se sabía entonces era que el agente naranja contenía
una dioxina altamente tóxica, la TCDD. Para acelerar la producción,
se elevó la temperatura unos 5º y el cloro presente en el compuesto
a altas temperaturas generaba entre 6.000 y 10.000 partes por millón
(ppm) de TCDD más que en condiciones normales. Esta sustancia
carcinogénica es hidrofóbica, así que no se disuelve en el agua.
Tampoco se absorbe, sino que se adsorbe. Se quedaba pegada como una
lapa a las hojas que, al caer, llevaban la dioxina hasta el suelo y
la naturaleza se encargaba de propagarla.
"La dioxina
contaminante se adhiere al carbono orgánico y partículas arcillosas
del suelo en las zonas contaminadas y procesos de erosión mueven los
sedimentos contaminados mediante escorrentías hasta los cursos de
agua, ríos, estanques y lagos, donde las condiciones anaeróbicas
protegen la dioxina de la degradación microbiana, extendiendo su
vida media", comenta en un correo el experto en suelos y coautor
del estudio Ken Olson, profesor de la universidad de Illinois
(Estados Unidos).
Expuesta a la
acción del sol, la TCDD se degrada en menos de tres años. Pero en
suelos protegidos por la vegetación tarda en degradarse hasta 50 y,
si está en sedimentos fluviales o marinos, más de un siglo. "Los
peces y camarones que se alimentan en el fondo atrapan los sedimentos
contaminados y la dioxina se acumula en sus tejidos. Peces más
grandes se comen a estos peces y los vietnamitas a ellos",
recuerda Olson.
En uno de los
informes más recientes revisados por Olson y su colega, la socióloga
rural de la Universidad Estatal de Iowa Lois Wright Morton, los
investigadores oficiales analizaron los suelos de la base aérea de
Bien Hoa y sus alrededores. Fue una de las principales bases desde
las que partían las misiones herbicidas y allí se acumularon los
bidones sobrantes cuando se suspendió Ranch Hand. "Recogieron
1.300 muestras de suelo de 76 puntos diferentes de la base, tierras
cercanas y lagos. Unas 550 muestras tenían niveles de dioxina por
encima de la normativa para el uso de la tierra del Ministerio de
Defensa Nacional de Vietnam", comenta el profesor
estadounidense.
Los suelos de
otras 16 bases áreas estadounidenses tanto en Vietnam como Tailandia
están contaminados y muchos de los vietnamitas y estadounidenses
expuestos en su momento a estos productos desarrollaron enfermedades.
Pero se sabe poco del impacto del agente naranja que queda más allá
de las bases. Junto a la de Bien Hoa está la ciudad homónima, en la
que viven unas 900.000 personas, y está prohibida la pesca en ríos
y lagos de la zona aún hoy.
La persistencia
de la TCDD es tal que varios de los aviones que se usaron para rociar
el agente naranja tuvieron que ser retirados de una subasta e
incinerados porque, 30 años después de volver de Vietnam, aúntenían la dioxina pegada. El último de los informes de las NAS
sobre los efectos del agente naranja en los veteranos de guerra,
publicado en noviembre pasado, añadía nuevas patologías que
aparecían correlacionadas con la exposición al herbicida. Estos informes se publican cada dos años y son un mandato del Congreso de
Estados Unidos.
Aunque se estima
que hay aún tres millones de vietnamitas que sufren los efectos de los defoliantes, no tienen un seguimiento similar al de los veteranos
estadounidenses. De los pocos estudios internacionales sobre la
persistencia de la TCDD en el ambiente destaca uno publicado hace ya
10 años por investigadores japoneses y vietnamitas. En él
compararon los niveles de contaminación de los suelos de una de las
aldeas rociadas con agente naranja con los de otras que se libraron.
En la primera, la presencia de dioxina quintuplicaba a la de la
segunda, aunque su concentración era más baja que la observada en
la base aérea de Bien Hoa. El trabajo también halló mayores niveles de dioxina en la leche materna, pero no puede descartarse que
se deban a la exposición más reciente a pesticidas agrícolas.
Olson cree que
sería exagerado y sin base científica considerar que todos los
suelos rociados hace 50 años sigan contaminados hoy. En todo caso,
solo en Bien Hoa hay al menos 414.000 metros cúbicos de suelos que
deberían ser tratados. Para Olson, el método definitivo para acabar
con la dioxina sería incinerarlos, quemar la tierra.
Fuente:
Miguel Ángel Criado, El agente naranja sigue pudriendo los suelos de Vietnam 50 años después, 16/03/19, El País. Consultado 17/03/19.
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