lunes, 18 de marzo de 2019

Cuidar el Ctalamochita, es la tarea

Cultores de la pesca deportiva contrataron a biólogos para realizar un minucioso estudio. Hay dos barreras de contención construidas por estados municipales entre nuestro río y el Paraná que no permiten el curso “natural” de las cosas: el Balneario de Villa María y el dique de San Marcos. Y existe una tercera, privada, ya sobre el Carcarañá, en Casilda, Santa Fe.

El reloj marcaba las 6 de ayer. El termómetro señalaba 15 grados a orillas del Ctalamochita. Todavía no clareaba cuando una pertinaz llovizna comenzó a mojar la arena a la vera del Ctalamochita, en Villa del Sur. En el lugar, un grupo de aficionados a la pesca deportiva realizaban una serie de aprestos. Esta vez no había cañas, sino instrumentos que eran cuidadosamente llevados a dos lanchas, con las que los geólogos Joel Dominino y Miguel Casalinuovo navegarían hasta San Marcos.

Algunos acompañarían a los profesionales -jefes de la expedición- y el resto viajaría en vehículos de apoyo por la vieja ruta 9, para tomar contacto con los navegantes en diversos puntos señalados, como el puente de Cárcano (el primero de los mojones).

¿Qué hacía toda esa gente que se alumbraba con las luces de los autos? ¿Qué se proponían esas personas enfundadas en capas y camperones? Participaban de la segunda etapa de un estudio a realizarse en tres (la primera se llevó a cabo entre Río Tercero y Yucat), para conocer las especies ictícolas del cauce, aunque la investigación permitirá conocer “si el río está sano o enfermo”, como lo señaló uno de los especialistas a El Diario, en la costa, antes de partir.

Dominino y Casalinuovo fueron contratados por los integrantes del Club de Pescadores con Mosca de Río Tercero, que cuenta con 80 asociados y es apoyado, además, por la Fundación Nuestro Río. Y sus pares de Villa María se acoplaron rápidamente: “Nosotros recién comenzamos, somos unos 20, pero ya estamos colaborando en todo cuanto podemos, y ya tomamos contacto con gente de Casilda porque allá hay otra barrera…”, narraron a este medio.

Las barreras

Esa “barrera” mencionada fue construida hace 125 años por el Molino Semino para el aprovechamiento exclusivo de esa empresa privada, obstaculiza la natural búsqueda aguas arriba de dorados y sábalos, entre otras especies que abandonan el Paraná y toman el Carcarañá/Ctalamochita, en tiempos de desove, por ejemplo.

Otro punto “clave y contra natura” -explicaron-, es el dique/balneario de San Marcos y el tercero es el Balneario Municipal de Villa María.

Indicaron que en esta ciudad “se viene estudiando el tema con la Municipalidad, y se va hacia una forma de apertura de las compuertas de una manera controlada, para que los peces puedan seguir remontando el río”.

Pero queda mucho por hacer. Esto no es más que el comienzo de todo lo que nos estamos planteando realizar para que nuestras aguas tengan los habitantes que tuvieron en otras épocas…”, explicaron, los pescadores, mientras que los biólogos señalaron que “realizando este tipo de trabajos no solamente vamos a censar especies (en el tramo Río Tercero-Yucat descubrimos una que no existía en los registros) y a buscar alternativas para que lleguen las que migran del Paraná, sino que, como sabemos que el río tiene muchas puertas de entrada de líquidos a su lecho, podemos llegar a comprobar en qué condiciones ingresan esos líquidos y si afectan o no a la fauna ictícola”.

El proyecto nació con la reintroducción en estas aguas y contó inicialmente con apoyo de Ambiente de la Provincia.

Diego Colussi, del grupo riotercerense promotor del proyecto, contó que ahora el objetivo es documentar las especies existentes en la actualidad en el río más caudaloso del interior cordobés. “Ya no se apunta exclusivamente al dorado, sino a determinar qué hay”, señaló.

Fuente:
Cuidar el Ctalamochita, es la tarea, 17/03/19, El Diario del Centro del País. Consultado 18/03/19.

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