lunes, 18 de marzo de 2019

El legado de Chernóbil pone en peligro a varios miles de vidas


Más de 30 años después de la explosión, el legado de Chernóbil todavía proyecta una sombra fatal sobre cientos de miles de vidas.

por Kieran Cooke

LONDRES, 25 de febrero de 2019 - El riesgo de un accidente con la energía nuclear civil puede ser pequeño, pero cuando ocurre un accidente el impacto puede ser inmenso, como deja claro un nuevo libro sobre el legado de Chernóbil.

La industria nuclear promueve su tecnología como una forma clave de luchar contra el cambio climático. Un reactor nuclear puede suministrar grandes cantidades de energía; en comparación con las centrales eléctricas de carbón, petróleo o gas, existen pocas o ningunas emisiones de gases de efecto invernadero que modifican el clima.


Las centrales nucleares han existido durante décadas, sin embargo, el problema de cómo lidiar con las grandes cantidades de desechos altamente peligrosos que siguen ahí, como un legado venenoso para las generaciones futuras.

Y luego está el factor de seguridad.

A las 1:23 de la mañana del 26 de abril de 1986, los ingenieros de la central nuclear de Chernóbil, en el oeste de Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia, estaban realizando una prueba de rutina de apagado de la turbina y el reactor.

Hubo un súbito rugido. "Ese rugido era un tipo completamente desconocido, muy bajo en tono, como un gemido humano", dijo uno de los presentes en la sala de control central de la planta.

Entonces se produjo una fuerte explosión. Nadie sabía lo que había pasado; algunos pensaron que había ocurrido un terremoto.

En su estudio recientemente publicado sobre los eventos en Chernóbil, Serhii Plokhy, ahora profesor de historia en Harvard, pero en 1986 un residente de Ucrania, dice que nadie creía que un reactor nuclear se había accidentado. Chernóbil utilizaba la última tecnología soviética. Un accidente nuclear era inconcebible.

La industria nuclear actual, ya sea en Rusia, China u Occidente, tiene una confianza similar en su seguridad. “En lo que respecta a ellos (a los ingenieros), el reactor y su amplia gama de sistemas de seguridad eran a prueba de idiotas. Ningún libro de texto que hayan leído sugería que los reactores podían explotar".

Sin embargo explotó. Una acumulación de vapor destruyó la carcasa del reactor; una estructura de hormigón que pesaba 200 toneladas y cubría el reactor, fue volada a través del techo.

Obsesionado con el secreto

Vastas nubes de radiación escaparon a la atmósfera, sopladas por vientos primero al noroeste sobre Bielorrusia y en gran parte de Escandinavia y hasta las colinas de Gales. Más tarde, los vientos cambiaron y llevaron la radiación hacia el este, sobre Ucrania.

El libro de Plokhy no es el primero en Chernóbil, pero se considera el más actualizado y ampliamente investigado.

Detalla cómo la industria nuclear, que surgió de y junto con los programas de armas nucleares, siempre ha estado obsesionada con el secreto, en lo que fue la Unión Soviética y en otros lugares.

En 1957, hubo un grave accidente nuclear en una planta nuclear soviética en Ozersk, en los montes Urales. El ejército estadounidense se enteró del incidente, pero decidió no divulgarlo al público en Occidente.

"Ambas partes tenían interés en mantenerlo en secreto para no asustar a sus ciudadanos y provocar que rechacen la energía nuclear como fuente de energía barata", dice Plokhy.

Informes suprimidos

Al principio, las autoridades soviéticas negaron, tanto a Occidente como a sus propios ciudadanos, la magnitud del desastre en Chernóbil. La KGB, el servicio de inteligencia soviético, cortó las líneas telefónicas para que las personas no pudieran comunicar lo que había sucedido, y atenuó o suprimió los informes de los científicos.

Varios agentes de la KGB sucumbieron al envenenamiento por radiación mientras se arrastraban entre los arbustos alrededor de la planta de Chernóbil, protegiendo a los funcionarios visitantes contra los intentos de asesinato.

Si bien muchos funcionarios de alto rango mostraron escaso respeto por la seguridad de sus propios ciudadanos, también hubo muchos actos de gran valentía. Los buzos nadaron a través de las aguas radiactivas de la planta para manipular válvulas sumergidas, sabiendo que morirían como resultado.

Los científicos, bomberos y tripulaciones de helicópteros hicieron su trabajo a pesar de absorber niveles de radiación a menudo letales. Jóvenes reclutas en el ejército soviético, la mayoría sin protección y sin saber en qué peligro se encontraban, hicieron gran parte del trabajo de limpieza en la planta.

Los ingenieros que trabajan en Chernóbil se convirtieron en chivos expiatorios de la explosión. Algunos fueron encarcelados. Algunos se suicidaron. Otros murieron de enfermedad por radiación.

Asustados en silencio

Plokhy dice que la culpa fue de una combinación de factores. Hubo atajos en la construcción de la planta. Hubo presión para aumentar las cuotas energéticas. No se habían seguido los procedimientos de prueba. Había fallas serias en el diseño.

Los científicos e ingenieros temerosos de perder su trabajo sabían que había fallas, pero se mostraron reacios a contradecir a sus superiores.

La Unión Soviética se derrumbó. Hubo prisa en Occidente para financiar medidas de seguridad en reactores de la era soviética.

"Los directores de las compañías de energía nuclear en el Oeste estaban en pánico: otro accidente en el Este podría dañar la reputación de la energía nuclear en el Oeste sin posibilidad de reparación y potencialmente ponerlos fuera del negocio".

Si bien las muertes como resultado directo de la explosión en Chernóbil fueron pocas, cientos de miles de personas en lo que fue la antigua Unión Soviética desarrollaron, o están en peligro de desarrollar, cánceres y otras enfermedades como resultado de la explosión. Muchos miles de kilómetros cuadrados de tierra han sido contaminados.

Inseguro por 20.000 años

Chernóbil paró y un sarcófago de metal gigante ahora cubre el reactor accidentado.

La tierra alrededor de la planta no será habitable para los humanos durante al menos unos 20.000 años. Los costos de la explosión ascienden a cientos de miles de millones de dólares.

Plokhy dice que todavía estamos tan lejos de dominar las reacciones nucleares como lo estábamos en 1986; cuestiona si las medidas de seguridad se seguirán completamente en países como Egipto, Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos, actualmente involucrados en programas nucleares.

"¿Estamos seguros de que todos estos reactores están en buen estado, de que se seguirán las medidas de seguridad y de que los regímenes autocráticos que operan en la mayoría de estos países no sacrificarán la seguridad de su gente y del mundo en general para obtener energía y recursos adicionales? ¿Dinero para aumentar sus fuerzas armadas, asegurar un rápido desarrollo económico e intentar evitar el descontento público?

"Eso es exactamente lo que sucedió en la Unión Soviética en 1986".

Chernobyl - Historia de una tragedia. Por Serhii Plokhy. Penguin Books

Traducido por Cristian Basualdo

Fuentes:
Kieran Cooke, Chernobyl’s legacy imperils many thousands, 25/02/19, Climate News Network.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Chernobyl I", de Roberta Griffin.

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