Más de 30 años después de la explosión, el legado de Chernóbil todavía proyecta una sombra fatal sobre cientos de miles de vidas.
por Kieran Cooke
LONDRES, 25 de
febrero de 2019 - El riesgo de un accidente con la energía nuclear
civil puede ser pequeño, pero cuando ocurre un accidente el impacto
puede ser inmenso, como deja claro un nuevo libro sobre el legado de
Chernóbil.
La industria
nuclear promueve su tecnología como una forma clave de luchar contra
el cambio climático. Un reactor nuclear puede suministrar grandes
cantidades de energía; en comparación con las centrales eléctricas
de carbón, petróleo o gas, existen pocas o ningunas emisiones de
gases de efecto invernadero que modifican el clima.
Pero la energía
nuclear tiene inconvenientes considerables. Construir una central nuclear cuesta muchos miles de millones de dólares, y es aún más costoso retirarla al final de su vida útil.
Las centrales
nucleares han existido durante décadas, sin embargo, el problema de cómo lidiar con las grandes cantidades de desechos altamente peligrosos que siguen ahí, como un legado venenoso para las
generaciones futuras.
Y luego está el
factor de seguridad.
A las 1:23 de la
mañana del 26 de abril de 1986, los ingenieros de la central nuclear
de Chernóbil, en el oeste de Ucrania, cerca de la frontera con
Bielorrusia, estaban realizando una prueba de rutina de apagado de la
turbina y el reactor.
Hubo un súbito
rugido. "Ese rugido era un tipo completamente desconocido, muy
bajo en tono, como un gemido humano", dijo uno de los presentes
en la sala de control central de la planta.
Entonces se
produjo una fuerte explosión. Nadie sabía lo que había pasado;
algunos pensaron que había ocurrido un terremoto.
En su estudio recientemente publicado sobre los eventos en Chernóbil, Serhii Plokhy, ahora profesor de historia en Harvard, pero en 1986 un
residente de Ucrania, dice que nadie creía que un reactor nuclear se
había accidentado. Chernóbil utilizaba la última tecnología
soviética. Un accidente nuclear era inconcebible.
La industria
nuclear actual, ya sea en Rusia, China u Occidente, tiene una
confianza similar en su seguridad. “En lo que respecta a ellos (a
los ingenieros), el reactor y su amplia gama de sistemas de seguridad
eran a prueba de idiotas. Ningún libro de texto que hayan leído
sugería que los reactores podían explotar".
Sin embargo
explotó. Una acumulación de vapor destruyó la carcasa del reactor;
una estructura de hormigón que pesaba 200 toneladas y cubría el
reactor, fue volada a través del techo.
Obsesionado con
el secreto
Vastas nubes de
radiación escaparon a la atmósfera, sopladas por vientos primero al
noroeste sobre Bielorrusia y en gran parte de Escandinavia y hasta
las colinas de Gales. Más tarde, los vientos cambiaron y llevaron la
radiación hacia el este, sobre Ucrania.
El libro de
Plokhy no es el primero en Chernóbil, pero se considera el más
actualizado y ampliamente investigado.
Detalla cómo la
industria nuclear, que surgió de y junto con los programas de armas
nucleares, siempre ha estado obsesionada con el secreto, en lo que
fue la Unión Soviética y en otros lugares.
En 1957, hubo un
grave accidente nuclear en una planta nuclear soviética en Ozersk,
en los montes Urales. El ejército estadounidense se enteró del
incidente, pero decidió no divulgarlo al público en Occidente.
"Ambas
partes tenían interés en mantenerlo en secreto para no asustar a
sus ciudadanos y provocar que rechacen la energía nuclear como
fuente de energía barata", dice Plokhy.
Informes
suprimidos
Al principio, las
autoridades soviéticas negaron, tanto a Occidente como a sus propios
ciudadanos, la magnitud del desastre en Chernóbil. La KGB, el
servicio de inteligencia soviético, cortó las líneas telefónicas
para que las personas no pudieran comunicar lo que había sucedido, y
atenuó o suprimió los informes de los científicos.
Varios agentes de
la KGB sucumbieron al envenenamiento por radiación mientras se
arrastraban entre los arbustos alrededor de la planta de Chernóbil,
protegiendo a los funcionarios visitantes contra los intentos de
asesinato.
Si bien muchos
funcionarios de alto rango mostraron escaso respeto por la seguridad
de sus propios ciudadanos, también hubo muchos actos de gran
valentía. Los buzos nadaron a través de las aguas radiactivas de la
planta para manipular válvulas sumergidas, sabiendo que morirían
como resultado.
Los científicos,
bomberos y tripulaciones de helicópteros hicieron su trabajo a pesar
de absorber niveles de radiación a menudo letales. Jóvenes reclutas
en el ejército soviético, la mayoría sin protección y sin saber
en qué peligro se encontraban, hicieron gran parte del trabajo de
limpieza en la planta.
Los ingenieros
que trabajan en Chernóbil se convirtieron en chivos expiatorios de
la explosión. Algunos fueron encarcelados. Algunos se suicidaron.
Otros murieron de enfermedad por radiación.
Asustados en
silencio
Plokhy dice que
la culpa fue de una combinación de factores. Hubo atajos en la
construcción de la planta. Hubo presión para aumentar las cuotas
energéticas. No se habían seguido los procedimientos de prueba.
Había fallas serias en el diseño.
Los científicos
e ingenieros temerosos de perder su trabajo sabían que había
fallas, pero se mostraron reacios a contradecir a sus superiores.
La Unión
Soviética se derrumbó. Hubo prisa en Occidente para financiar
medidas de seguridad en reactores de la era soviética.
"Los
directores de las compañías de energía nuclear en el Oeste estaban
en pánico: otro accidente en el Este podría dañar la reputación
de la energía nuclear en el Oeste sin posibilidad de reparación y
potencialmente ponerlos fuera del negocio".
Si bien las
muertes como resultado directo de la explosión en Chernóbil fueron
pocas, cientos de miles de personas en lo que fue la antigua Unión
Soviética desarrollaron, o están en peligro de desarrollar,
cánceres y otras enfermedades como resultado de la explosión.
Muchos miles de kilómetros cuadrados de tierra han sido
contaminados.
Inseguro por
20.000 años
Chernóbil paró
y un sarcófago de metal gigante ahora cubre el reactor accidentado.
La tierra
alrededor de la planta no será habitable para los humanos durante al
menos unos 20.000 años. Los costos de la explosión ascienden a
cientos de miles de millones de dólares.
Plokhy dice que
todavía estamos tan lejos de dominar las reacciones nucleares como
lo estábamos en 1986; cuestiona si las medidas de seguridad se
seguirán completamente en países como Egipto, Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos, actualmente involucrados en programas
nucleares.
"¿Estamos
seguros de que todos estos reactores están en buen estado, de que se
seguirán las medidas de seguridad y de que los regímenes
autocráticos que operan en la mayoría de estos países no
sacrificarán la seguridad de su gente y del mundo en general para
obtener energía y recursos adicionales? ¿Dinero para aumentar sus
fuerzas armadas, asegurar un rápido desarrollo económico e intentar
evitar el descontento público?
"Eso es
exactamente lo que sucedió en la Unión Soviética en 1986".
Chernobyl -
Historia de una tragedia. Por Serhii Plokhy. Penguin Books
Traducido por Cristian Basualdo
Fuentes:
Kieran Cooke, Chernobyl’s legacy imperils many thousands, 25/02/19, Climate News Network.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Chernobyl I", de Roberta Griffin.
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