El nuevo puente
de Unquillo es siete veces más grande y soportaría un caudal de
hasta 200 metros cúbicos por segundo.
por Lucas Viano
El 15 de febrero
de 2015 marcó un antes y un después en cómo se diseñan las obras
públicas en Córdoba. “Antes, las obras de desagüe se calculaban
con recurrencias de 25 a 100 años. Ahora tienen una recurrencia de
500 años. Esto significa que podrían soportar una lluvia de tal
magnitud que todavía no sucedió”, dice Jorge Alves, presidente de
Caminos de las Sierras.
Es el caso de las
obras que se están haciendo en la avenida de Circunvalación. Un
ejemplo es lo ocurrió con el túnel que se dejó durante la gestión
de Rubén Martí debajo de la Mujer Urbana. “Tenía una fundación
y pilotes para una obra de desagüe mucho más chica que lo que se
hizo ahora. Por eso se demoró más en los trabajos”, indica el
funcionario.
Por su parte,
Osvaldo Vottero, director de Vialidad Provincial, también asegura
que se cambiaron los diseños de los puentes que se construyeron en
Sierras Chicas. “Triplican a los existentes por su capacidad de
paso agua. Esto implica hacerlos más anchos y más altos”, explica
el funcionario.
Y ejemplifica con
el puente que se construyó en Unquillo que es siete veces más
grande. “La mayoría de las obras existentes fueron construidas por
los municipios y estuvieron pensadas para que pasara un máximo de 50
metros cúbicos por segundo. Ahora soportarían hasta 200 metros
cúbicos por segundo”, detalla.
Carlos Gentile,
secretario de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente de la
Nación, asegura que las obras de infraestructura que financia la
Nación ya se planifican considerando los modelos de cambio
climático, además de las series históricas de precipitaciones que
se usaban anteriormente.
“En el futuro,
la ocurrencia de lluvias y sequías no será la misma que en el siglo
previo. No basta con mirar atrás”, dice.
En tanto, Carlos
Catalini, ingeniero especialista en Hidrología del Centro de la
Región Semiárida del Instituto Nacional de Agua (Cirsa-INA),
advierte: “El cambio climático no es el único culpable. Hay que
mejorar la planificación territorial. Es un problema más complejo
que no se soluciona sólo con cambiar la forma en que se diseñan las
obras”.
Y agrega: “Con
una obra no se pueden modificar las condiciones naturales. Hay que
atacar el problema en forma integral”.
Para el experto,
los efectos del cambio climático son muy difíciles de estimar en un
sitio puntual. “Lo que hay que hacer es analizar horizontes
posibles a escala regional y pensar la obra de forma integral e
interdisciplinaria”, dice
"Pasaron
cuatro años y sólo me ofrecen migajas"
“Volver a este
lugar me causa gastritis y estrés”. Eso es lo primero que dice
María Eugenia Frávega cuando pisa los escombros de lo que alguna
vez fue su vivienda en Villa Allende.
“El 15 de
febrero estaba con mi marido de vacaciones y dejamos el auto, que ya
teníamos prácticamente vendido, en la casa. El dinero de esa venta
iba directo a agrandar la vivienda, para recibir a las gemelas que
venían en camino”, cuenta con angustia.
En la actualidad
vive separada y cree que, en parte, la crecida se llevó algo más
que su casa.
“Nos avisaron
que el agua había tapado todo y vinimos a ver. Con el tiempo me doy
cuenta de que ese trauma que vivimos se llevó muchas relaciones,
como me pasó a mí con el matrimonio”, dice.
Fuente:
Una catástrofe que cambió la forma de hacer obra pública, 15/02/19, La Voz del Interior. Consultado 16/02/19.
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