Albert Martínez,
jefe de Meteorología del canal Univisión en Estados Unidos, habla de los
estragos que conllevará el cambio climático en ‘Pulso al
Planeta’.
por Joseph Pita
Antaño, del que
iba a probar fortuna a América se decía que ‘iba a hacer las
américas’. Pues bien, eso es lo que hizo Albert Martínez
(Miralcamp, 1982) hace ya casi seis años. Licenciado en Geografía
Física y meteorólogo de profesión, a este leridano le surgió la
oportunidad de trabajar en Dallas (Estados Unidos) para el canal Univisión y
no desaprovechó la oportunidad para cruzar el charco. “No me lo
pensé ni dos minutos”, explica. Y la verdad es que no le ha ido
mal. Hace dos años cambió Dallas por Houston. ¿El motivo? Le
nombraron jefe de Meteorología del canal. Pero eso no es todo: en su
haber cuenta ya con varios Emmy. Entre ellos, el de mejor presentador
del tiempo. Recientemente ha sido premiado con otro por el reportaje
Pulso al Planeta , en el que se analizan las temibles consecuencias
del cambio climático. La Vanguardia ha podido charlar unos minutos
con él, y el que sigue es el resultado de la conversación.
¿Estamos a
tiempo de revertir la posible subida del nivel del mar que comportará
el cambio climático?
Hay estudios que
dicen que aunque mañana mismo se parara toda la emisión de gases de
efecto invernadero, la inercia existente seguiría fundiendo los
casquetes polares, el hielo de las montañas… Me temo que nos
estamos acercando al punto de no retorno (los famosos 1,5 grados o 2)
y que las consecuencias pueden ser muy malas. La gran mayoría de los
científicos cree que no lo hemos alcanzado todavía, pero nos
estamos aproximando mucho. Los gobiernos no hacen nada, y ese es el
problema. Desde los años 80 del siglo pasado, la subida de la
temperatura de la Tierra ha sido brutal.
¿Cuándo
podríamos empezar a notar una subida del nivel del mar?
En estos
momentos, el nivel está creciendo unos tres milímetros por año,
según datos de la NASA. Podemos tardar 50 o 100 años en ver una
subida del mar que pueda afectar a ciudades como Barcelona, Miami o
Sydney. Es verdad que muchos no lo veremos, pero los que vienen
detrás sufrirán este impacto. El problema es que la subida es
exponencial.
No es lineal…
En el siglo
pasado subía 1,7 milímetros al año, pero ahora ya está subiendo
más de 3. ¿Qué pasará si de aquí 20 años vuelve a ser el doble?
El aumento no es lineal, es exponencial, ese es el problema. Y claro,
hay que tener en cuenta que la mayoría de los habitantes de la
Tierra vive en la costa, de manera que el impacto sobre la sociedad,
la agricultura y el turismo puede ser importante.
En su reportaje
hablan de que las previsiones más extremas y catastrofistas sitúan
la subida en 80 metros si se fundiera gran parte del hielo de la
Antártida. Otras más ‘benévolas’ hablan de 12 metros. Pero eso
continúa siendo una crisis mundial, ¿no?
Sí. El peor
escenario es aquel en el que se deshiela todo. La gente piensa en el
deshielo de los icebergs, pero con eso no ocurre nada. El problema es
si se funde todo el hielo de la Antártida, que son kilómetros de
hielo, de los glaciares de las montañas… además de que nos
quedaríamos sin agua dulce, toda esta agua acabaría en los mares,
generando un escenario tremendo. Si eso ocurriera, seguramente
supondría el final de la vida tal y como la conocemos. El IPCC
[Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, en sus
siglas en inglés] también lo contempla.
Ese es el peor
escenario…
El otro menos
malo habla de una subida de 10/12 metros. Muchas playas
desaparecerían y la línea costera casa vez se iría más adentro.
En Houston eso ya se ha visto. Después del huracán Ike, la zona de
Galveston, donde impactó, desapareció. Las casas que había ya no
existen, están bajo el mar, que se las llevó. Esto puede continuar
pasando en zonas como Miami, Nueva Orleans, Nueva York… La subida
del nivel del mar también afectaría a ciudades como San Francisco o
los Ángeles.
Ustedes
recuerdan en ‘Pulso al Planeta’ que los océanos están sufriendo
un proceso de acidificación por culpa del cambio climático. ¿Qué
significa?
Los mares y los
océanos representan alrededor del 71 % de la superficie de la Tierra,
y desde la revolución industrial la concentración de gases de
efecto invernadero, como el CO2, ha aumentado un 40 %. Éste procede
de la quema de los combustibles fósiles y la agricultura. Está
claro que cuando quemamos algo, el humo va a la atmósfera, pero
tenemos que entender la Tierra como un sistema cerrado, por lo que
ese gas va a parar a los océanos.
El planeta visto
como una esponja…
Si esto no fuese
así, la concentración de CO2 en la atmósfera sería mucho más
grande. En el océano tenemos mucha vegetación que igual que los
bosques convierten ese CO2 en oxígeno. De hecho, el gran pulmón de
la Tierra no es el Amazonas, sino los océanos.
Interesante.
Cuando el CO2 se
combina con el agua del mar (H2O) se forma ácido carbónico (H2CO3).
Este ácido libera iones de bicarbonato (HCO3) y de hidrógeno. Es el
aumento de este hidrógeno lo que hace bajar el pH del agua y por lo
tanto aumenta su acidez. En los últimos años el pH ha bajado de 8,2
a 8,1 y si sigue aumentando el CO2 en la atmósfera seguirá bajando.
Parece
preocupante.
La acidificación
tiene otro problema: los animales marinos calcificadores (desde las
gambas a los cangrejos) necesitan carbonato de calcio (CaCO3). Si
aumenta el CO2, bajarán los carbonatos y eso hará que haya menos
calcio para los animales, puesto que el hidrógeno que estaba suelto
se une al CO3. ¿Se puede arreglar? Pues solo reduciendo
considerablemente a partir de ahora la emisión de CO2 a la
atmósfera.
¿El cambio
climático hará que llueva menos pero de manera mucho más intensa?
Ese es uno de los
escenarios. En algunas zonas del planeta se espera que llueva menos
pero que cuando lo haga llueva muchísimo. Es probable que el tiempo
sea cada vez más extremo: que tengamos episodios más severos con
grandes granizadas, con ‘esclafits’ [downburst en inglés] o
incluso algún que otro tornado. Si la atmósfera cada vez está más
caliente, los choques de masas de aire contrastadas (que es lo que
produce el desarrollo de las borrascas) serán más virulentos, y eso
puede provocar tormentas mucho más severas.
¿Y qué pueden
hacer los gobiernos para mitigar el cambio climático?
Ahí está la
gran cuestión. A nivel particular, muchas sociedades ya hacen cosas.
En Estados Unidos el comercio de proximidad hace unos cuantos años
que está de moda. Y eso ayuda. Si tú consumes fruta de temporada,
por ejemplo, el transporte es mínimo, y eso es importante porque la
mayor parte de las emisiones vienen de la combustión de los coches y
también de las fábricas. La globalización hace que aumente la
contaminación.
Eso a nivel
individual…
Evidentemente, si
todo esto lo haces tú, también reciclar, y no lo hace el vecino,
pues tenemos un problema. Estamos delante de un cambio de mentalidad
de la sociedad, y esto cuesta. Los gobiernos tienen que llegar a
acuerdos, pero países como Estados Unidos o China ya han dicho que
irán a la suya, y hay otros que producen mucho y que negocian con
países, que no están tan industrializados y no consumen tanto, la
compra de su producción de dióxido de carbono para que a ellos no
les multen.
Entiendo.
Evidentemente, no
podemos decir, ‘a partir de mañana sólo pueden circular coches
eléctricos’, porque colapsaríamos la sociedad. Tampoco la
solución radica en el coche eléctrico: por mucho que todo el mundo
tuviera uno, la electricidad no la obtenemos del Sol, sino de
fábricas que seguirían contaminando emitiendo dióxido de carbono.
No vamos a una…
Exacto. Podemos
fomentar el uso del transporte público por ejemplo. Pero en la
ciudad en la que vivo, Houston, eso es impensable. ¿Por qué? Porque
no hay opciones viables. Hay autobuses, sí, pero la red no funciona:
muchos no pasan y todo es muy lento. El problema es que prefieren
invertir en una carretera nueva que en mejorar los servicios
públicos. Habría que pensar en los servicios colectivos, públicos,
en lugar de pensar tanto individualmente. Eso ayudaría.
¿Qué les diría
a las personas que todavía hoy niegan el cambio climático?
Que no piensen
tanto en ellos y sí en sus hijos y descendientes. El cambio
climático se está produciendo ahora, pero sus efectos llegarán a
medio/largo plazo. Les pediría que no sean tan egoístas.
Evidentemente, el mar no inundará las ciudades costeras el año que
viene o de aquí a 10 años, pero sí en 50 o 100. Hay que pensar en
los que vienen detrás.
Pero es que
ellos niegan la mayor, defienden que este cambio no existe.
También hay
gente que continúa pensando que la Tierra es plana. Los datos son
los que son. Cuando yo estudiaba, tenía profesores que en aquella
época negaban el cambio climático. Pero ahora no. La comunidad
científica, seguramente en un 90%, está de acuerdo en que hay un
cambio climático. Y cuando una mayoría así confirma que este
cambio existe se le tiene que hacer un poco de caso.
Parece que
estamos abocados al desastre… ¿Cómo ve el futuro?
Soy bastante
pesimista. Hasta que no haya graves impactos, los gobiernos y la
sociedad en general no se pondrán manos a la obra. Al ser una cosa
que no se ve, le restamos importancia. Si sigue aumentando la
tendencia, podríamos estar hablando de una subida de temperatura de
3 o 4 grados, y ahí el cambio en los ritmos de lluvia, el deshielo,
la subida del nivel del mar y las tormentas severas irán a más.
No suena
agradable.
Hasta que algún
país no empiece a ver que los cultivos cada vez son menos
productivos porque no llueve, o que llegan más sistemas tropicales a
la costa y los daños son más grandes, hasta que eso no ocurra y
después de unos años asocien esa realidad con el cambio climático,
no se pondrán las pilas. Quizás lo único que podamos hacer en 100
o 200 años es irnos.
Ya…
Ir a otro
planeta, si es que se ha encontrado alguno y se puede llegar a él en
un tiempo ideal, y empezar de nuevo.
¿Cómo se
imagina la Tierra en 100 años si no empezamos a cambiar las cosas?
Si no hacemos
nada, la Tierra en 100 años será un lugar inhóspito: no tendríamos
combustibles fósiles, ni agricultura sostenible, no tendríamos agua
potable, no podríamos ir a pescar porque no habría peces, ni tantas
plantas, por lo que el aumento del dióxido de carbono haría que la
temperatura media del planeta fuera mucho más alta.
Menudo panorama…
Eso ya se ve en
España. El desierto del Sáhara va subiendo, y en zonas de Andalucía
ya están empezando a sentir los efectos de un clima desértico, y
eso irá a más.
Y cuando queramos
reaccionar, ¿será demasiado tarde?
En los acuerdos
climáticos se establecen unas guías pero no se obliga a nadie. Y si
no quieres ratificarlos, pues no lo haces. Ahí está el problema.
Todo el mundo ve que hay un cambio climático, pero no se hace nada.
Todo queda en papel mojado.
Para ustedes los
científicos, que son más que nadie conscientes del cambio
climático, entiendo que debe ser frustrante ver semejante inacción…
Sí. Una parte
importante de mi trabajo diario es cómo puedo comunicarlo, cómo
explicar a la audiencia latina de los Estados Unidos. que realmente hay un
cambio climático y que, por ejemplo, los incendios que hemos visto
en 2018 en California irán a más y por una doble razón: por la
sequía y por que cada vez vivimos en lugares con mayor riesgo. Uno
se hace una casa en medio del bosque sin tener en cuenta que éste se
puede quemar porque vive en un clima mediterráneo. Es una doble
educación. Pero claro, si salgo un día en pantalla y les muestro
los datos del IPCC me cambiarán de canal.
¿Ah si?
Pero si les
muestro con imágenes, aunque sean retocadas, de cómo podría ser la
ciudad de Houston de aquí a 50 años y en ellas se ve que casi la
mitad de ella estaría cubierta de agua, entonces quizás alguna
persona llegue a hacer el clic. Y si esa persona consigue que otra
también lo haga y cambie su actitud el mensaje habrá llegado bien.
¿Usted ha
enseñado gráficos en su espacio televisivo donde se ve medio
Houston bajo el agua? ¿Y no le han llamado alarmista?
No, porque en
Houston tienen la mala suerte de que en los últimos cinco años han
vivido unos episodios que han inundado toda la ciudad. Así es más
fácil concienciar a la gente diciéndoles, ‘esto que nos ha
sucedido, ocurrirá cada vez más a menudo’. ¿Y sabes qué ha
ocurrido en Houston?
Dígame.
Que el precio de
la vivienda se ha multiplicado por cuatro en las zonas que nunca se
han inundado de la ciudad.
Claro.
En Miami tuvieron
la marea roja el verano pasado a raíz de un alga, un fenómeno que
no había ocurrido nunca en los últimos 30 años. Y todo ello es por
los fertilizantes de los campos agrícolas de Florida, que van a
parar al Golfo de México. La planta se los come, se reproduce a lo
loco, y mata a los peces. Se tuvieron que cerrar playas como la de
Miami Beach, y eso fue un impacto para el turismo. Nosotros
aprovechamos situaciones como éstas para decir, ‘lo que ha pasado
es culpa nuestra’. Nos ayuda a concienciar a la gente.
Fuente:
Joseph Pita, “Si no hacemos nada, la Tierra será un lugar inhóspito en 100 años”, 30/01/19, La Vanguardia. Consultado 09/02/19.
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