Esta es la
pregunta que nos hacemos la población que vivimos cerca de las
centrales nucleares catalanas y que vemos año tras año que estas
acumulan más de la mitad de las incidencias de todas las centrales
nucleares españolas. Ahora nos anuncia la empresa propietaria de
estas centrales que los, según ellos, “expertos” de nueve países
han participado en la fase preliminar de la Misión SALTO que evalúa
el estado de las acciones emprendidas en las centrales de la
Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (ANAV) para operar más allá de
la vida establecida en el diseño inicial de estas instalaciones.
Pero la conclusión de la visita de los "expertos" es que
no hay por parte de la empresa un compromiso firme con su
correspondiente calendario de ejecución para realizar las mejoras
que se les sugiere en el informe de la OIEA.
Si recordamos lo
sucedido últimamente en Ascó, esta posible ampliación de su vida
útil resulta muy preocupante. No hay necesidad de alejarnos mucho en
el tiempo para recordar la multitud de sucesos notificados por el
Consejo de Seguridad Nuclear que acumula esta central.
El 19 de junio de
2018 un despacho de abogados, Sociedad Humana, asesorado por
Ecologistas en Acción, presentó una denuncia contra la central
nuclear de Ascó II por el hallazgo de sustancias radiactivas en uno
de los pozos que posee la central para realizar mediciones de la
altura del acuífero. Según Ecologistas en Acción, sólo podían
proceder del reactor de la central o bien de la piscina de
combustible gastado. Estas sustancias se detectaron a principios del
mes de abril, la denuncia se presentó ante la Fiscalía de Tarragona
para que esta abriera una investigación.
El 5 de enero de
este año, el CSN sacaba una nota sobre Ascó II diciendo que desde
la central habían comunicado que el día anterior tuvieron que
iniciar una parada no programada para reparar una fuga de vapor
radioactivo en una de las tuberías de vapor principal. A la vez
también anunciaban que, una vez reparada la fuga, el 6 de enero
volvían a operar.
A los pocos días,
el 8 de enero, el CSN volvía a sacar otra nota en que comunicaba que
el día 6 de enero la central había superado durante unos segundos
el umbral de alarma del monitor de radiación de gases nobles de la
chimenea de descarga continua de la planta atómica. Es decir, que
había vuelto a tener otra fuga. Ellos mismos descartaban en la nota
que se hubiera tratado de una falsa alarma.
Ascó tiene
acumuladas muchas incidencias de este tipo. Podemos recordar el
episodio del 2008 que está pendiente tras la denuncia que
presentaron Ecologistas en Acción y Greenpeace. En este suceso hubo
fuga de partículas radioactivas al exterior de la central afectando
presuntamente a los cultivos de la zona, al Ebro con el cual se
refrigera Ascó y al medioambiente en general. Un alto ejecutivo
relacionado con la empresa de la central aseguró que las partículas
radioactivas que habían salido al exterior se las podía comer en un
bocadillo, lo cual demuestra hasta qué punto existe un grado de
irresponsabilidad en el entorno humano de Ascó.
Los continuos
fallos de sistema de Ascó no son fruto de la casualidad. Los
sindicatos de trabajadores de ANAV lo han denunciado en diferentes
ocasiones: reducción de plantilla, sustitución de trabajadores
veteranos y experimentados por otros nuevos con menor experiencia,
miedo a denunciar fallos internos del sistema hasta el punto que los
notificaron durante un tiempo en un buzón anónimo a la entrada de
la central... En definitiva, una política empresarial que tiene la
cultura de la seguridad en un segundo término para poder obtener
beneficios empresariales a costa de la salud y la seguridad de las
personas. El Consejo de Seguridad Nuclear tendría que actuar con más
contundencia como organismo regulador antes de que ocurra una
desgracia, porque ya se sabe: tanto va el cántaro a la fuente que al
fin se rompe.
Fuente:
Fuente:
Eloi Nolla Subirats, ¿Qué pasa en la central nuclear de Ascó?, 04/02/19, El Salto Diario. Consultado 09/02/19.
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