Todo parece atado a un contexto de postergaciones que se vuelven exasperantes.
Para reflejar los
fracasos de los gobernantes de turno en el desafío de sanear el lago
San Roque, es oportuno revisar los archivos. Esos registros son
útiles para constatar que el tiempo pasa y que muchos proyectos no
se traducen en obras imprescindibles para la calidad de vida de la
gente.
Los antecedentes
son lejanos y difusos. El Comité de Desarrollo Sostenible de la
Cuenca del Lago San Roque fue creado en virtud de la ley 7.773,
sancionada en marzo de 1989, cuando regía en la provincia el sistema
de Legislatura bicameral. Es decir, hace 30 años.
Lo penoso es que
el comité nunca entró en acción fáctica y el lago insignia del
turismo que llega a Villa Carlos Paz y a gran parte del Valle de
Punilla sigue mostrando su peor postal. Casi en estado de
putrefacción.
La aparición de
algas en distintos sectores del dique es habitual durante los meses
de verano.
Una degradación
que tiene su raíz en los líquidos cloacales que desembocan en la
extensa cuenca que tributa a ese espejo de agua.
De nada sirvieron
las denuncias que presentó el municipio de Villa Carlos Paz contra
la cooperativa que tiene a su cargo el servicio de agua y de cloacas;
tampoco tuvo efecto el recurso de amparo que ventiló en sede
judicial una organización no gubernamental preocupada por revertir
ese colapso sanitario.
Una cuestión
crucial que profundiza la pésima calidad del agua del dique es la
demora en la finalización de las redes cloacales en Villa Carlos Paz
y en una decena de municipios de esa región serrana.
Las autoridades
municipales y provinciales conocen en detalle que las algas se
reproducen por la proliferación de fósforo y de nitrógeno,
nutrientes que vienen con los líquidos cloacales sin el debido
tratamiento químico.
Pero todo parece
atado a un contexto de postergaciones que se vuelven exasperantes.
Aquella ley de tres décadas atrás tuvo como fin promover las
medidas necesarias en bien de “eliminar los factores contaminantes”
que afecten a la cuenca hídrica del lago.
Y se articulaba
con un dato de rigurosa actualidad: eliminar los factores nocivos que
perjudican la salud humana y el ambiente en general.
No es un hecho
menor que el 70 por ciento del agua que consumen los vecinos de la
ciudad de Córdoba baja del dique San Roque.
Y que mientras
los ejecutivos de la ciudad capital y de la provincia compiten en la
publicidad sobre obras cloacales para los barrios (emprendimientos de
indiscutida necesidad), poco se avanza para purificar el gigantesco
foco contaminante que es el lago San Roque.
Fuente:
Promesas y proyectos fallidos, 22/02/19, La Voz del Interior.
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