por Carlos
Prósperi
La enfermedad del
Embalse San Roque se llama “eutrofización”. El término es de
origen griego y significa “buena comida”, en relación con la
materia orgánica que sirve de alimento a las cianobacterias,
organismos microscópicos con caracteres comunes a las bacterias y a
las algas.
Estas
cianobacterias crecen gracias a los fertilizantes agrícolas y las
cenizas que producen los incendios, y sobre todo a los desechos
cloacales vertidos en la cuenca del Embalse.
En grandes
cantidades dan el color verde y el mal olor al agua. También generan
toxinas que, si se ingieren, causan trastornos digestivos, y producen
irritación al contacto con la piel. Por eso el Municipio de Carlos
Paz prohibió en estos días que la gente se bañe en el San Roque.
Como son
organismos fotosintetizantes, los días más largos y las altas
temperaturas del verano les ayudan a crecer exponencialmente. Es lo
que ocurre todos los veranos, mientras en el invierno baja un poco su
concentración. Visto así parecería que es un fenómeno ocasional,
pero si se compara cada año, es un proceso que va en constante
empeoramiento.
Nuestro primer
estudio del problema fue hace más de tres décadas, en 1984, cuando
estas cianobacterias apenas estaban apareciendo en las muestras de
agua, pero su cantidad fue siendo cada año mayor que el anterior. En
2007, con un subsidio del Ministerio de Salud de la Nación, hicimos
un relevamiento de nueve embalses del país con problemas similares,
entre ellos el San Roque.
Desde la
Secretaría de Ambiente de la Nación promovimos la instalación de
aireadores en el cuerpo de agua, dejando en claro que serían sólo
una atenuación pero no una solución al problema, y si bien dieron
buen resultado por algún tiempo, finalmente se vieron superados.
Y esta crónica
de una muerte anunciada finalmente se produjo. Mientras tanto, casi
todos los demás embalses, entre ellos Los Molinos, van por el mismo
camino que el San Roque. La buena noticia es que toda esta situación
es reversible, y todavía podemos soñar con un Embalse a donde ir a
nadar, como lo hacíamos en nuestra juventud, siempre que se tomen
cuanto antes las medidas correctivas para un efectivo saneamiento de
sus aguas.
Carlos Prósperi es docente de la Licenciatura en Gestión Ambiental y Lic. en Higiene y Seguridad Laboral Universidad Blas Pascal
Fuente:
Carlos Prósperi, El colapso del embalse San Roque, 20/02/19, La Voz del Interior. Consultado 22/02/19.
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