miércoles, 6 de febrero de 2019

¿La naturaleza o el hombre? Las verdaderas razones detrás de las inundaciones


por Javier Drovetto

Al menos 2 millones de hectáreas del Norte y del Litoral del país están inundadas. Son áreas sembradas, con ganado y hasta habitadas. La situación lleva más de dos semanas, registró cuatro muertos, sumó 6.000 evacuados y es tan grave que el viernes el Gobierno declaró la “emergencia y desastre agropecuario” en Santa Fe, Corrientes, Chaco y Santiago del Estero.

Las lluvias abundantes y consecutivas son el principal factor. Pero no el único: la característica inundable de la zona, el aumento de la temperatura que registra el norte del páis, la pérdida de bosques y el uso productivo de terrenos inundables hacen que un fenómeno natural sea más extremo y genere consecuencias graves. En esta nota te contamos por qué se inundó esta región del país.

1. Lluvias extremas cada vez más extremas

En muchas zonas de estas provincias llovieron 500 milímetros en 15 días. “Son zonas donde caen alrededor de 1.200 milímetros en un año”, explica Miguel Taboada, director del Instituto de Investigación del Suelo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Fueron además lluvias extremas. “Que llueva 10 días seguidos es normal para la región y también que sean precipitaciones por arriba del promedio. Pero lo que ocurre, y es mi principal hipótesis, es que el calentamiento global hace el proceso más extremo y con más chances de que las lluvias sean más abundantes”, completa Carolina Vera, especialista del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera y vicepresidenta del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.

Así opera el calentamiento global a grandes rasgos: una atmósfera más caliente puede almacenar más vapor de agua (que es el agua en estado gaseoso) y en consecuencia, cuando se enfría, formar más gotas y más lluvia. Y en esa región, como en gran parte del país, la temperatura subió entre 0,5 °C y 1 °C en los últimos 50 años.

Por eso decimos que el factor principal que explica lo que está ocurriendo es que llueve mucho en poco tiempo. Es decir, la región está sufriendo los efectos de eventos climáticos cada vez más extremos”, concluye Taboada.

Un tweet del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) muestra las lluvias acumuladas hasta el 18 de enero en tres ciudades y sirve como muestra de lo que explican dos de los principales investigadores que tiene el país para analizar el fenómeno de las inundaciones.


Para entender lo extremas que son las lluvias también ayuda comparar lo que llovió entre el 1° y el 18 de enero pasado con las precipitaciones promedio de todo el mes de enero en estas tres ciudades entre 1981-2010, según el SMN:

Para Resistencia (Chaco) es de de 158,5 mm; para Paso de los Libres (Corrientes) es de 130,9 mm; y para Monte Caseros (Corrientes) es de 154,1 mm. Es decir que las lluvias de este enero cuadruplican los promedios históricos.

Por último, en este mapa que hizo el INTA se pueden ver las lluvias acumuladas hasta el 24 de enero y cómo se produce una gran concentración de precipitaciones en el noreste del país:

Para determinar con exactitud si lo que ocurre en esta región es consecuencia del cambio climático habrá que hacer estudios posteriores, pero lo que sí podemos afirmar con seguridad es que estas zonas tenderán a inundar más seguido y más fuerte”, sostiene Carlos Gentile, secretario de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

En la misma línea, el Sistema de Mapas de Riesgo del Cambio Climático que elaboró su área advierte que el Noroeste y el Litoral son las regiones que en un escenario de emisiones de gases de efecto invernadero tal como el actual tendrán de aquí al 2039 cada vez más días de lluvia con más de 20 mm de precipitaciones.


2. Una región naturalmente baja convertida en una trampa

El mapa de lluvias muestra que las precipitaciones fueron más intensas en el norte de Santa Fe, sudeste de Chaco y el este de Santiago del Estero. “Son los bajos submeridionales, que por ser tierras bajas y con poca pendiente, tienen muy poca capacidad de evacuar los excedentes de agua”, describe Taboada.

En las últimas décadas, pero principalmente en los ‘90, se construyeron canales de desagüe para reducir anegamientos, obras que son insuficientes y que de hecho el Gobierno nacional intenta complementar. Pero también hubo desmontes para introducir principalmente ganado.

La Bolsa de Comercio de Rosario también destaca que la zona es inundable durante los períodos húmedos como el de este enero, convirtiéndose en una trampa para los productores y miles de vacas. De hecho, así lo expuso en este video la radio santafecina LT10:


La otra provincia muy afectada por las inundaciones es Corrientes, donde justamente el 26 % de su superficie son humedales. Es decir, áreas que se inundan de manera permanente o intermitentemente, según las condiciones climáticas. “La característica de los humedales es justamente que retienen el agua”, advierte Taboada.

Sin embargo, y como muestra en la página 66 el último Informe del Estado del Ambiente de la Secretaría de Gobierno de la Nación, en gran parte de los humedales de Corrientes se realiza ganadería extensiva.

3. Si talamos los bosques, la lluvia lastima

Gran parte del agua que se acumuló en el norte de Santa Fe, bajó de Chaco y Santiago del Estero. “¿Qué hubiese pasado si los bosques nativos de esas dos provincias hubiesen sido preservados?”, se pregunta Enrique Maurtua, a cargo del área de cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

Maurtua sabe la respuesta: muchísima menos agua hubiese llegado a Santa Fe: “Un árbol absorbe agua del suelo, pero durante una tormenta retiene mucha agua en sus ramas y hojas”.

El INTA lo grafica con números contundentes: el monte nativo absorbe 300 milímetros de agua por hora; una pastura convencional (donde hay ganado), 100 milímetros; y una campo con soja, apenas 30 milímetros por hora.

Lo cierto es que Santiago del Estero y Chaco pierden superficie de bosques desde hace décadas. Sólo en los últimos 10 años, desmontaron 1.026.677 hectáreas en Santiago del Estero y 404.896 hectáreas en Chaco, según el último monitoreo de bosques nativos que hace la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

Junto con Salta son las provincias más afectadas por la deforestación. Y la razón es común a las tres provincias: esos bosques son reemplazados principalmente por cultivos de soja o para hacer ganadería.

4. Cambio de uso del suelo y obras hídricas insuficientes

La mayoría de las hectáreas bajo el agua son áreas que históricamente se inundaban o lo siguen haciendo. Pero como lo fuimos contando en esta nota, esos suelos se fueron modificando para hacer cultivos, introducir ganado o construir viviendas.

Esto es justamente lo que hace que las inundaciones de este enero sean graves. Porque donde sólo había vegetación y animales adaptados a ese ecosistema, ahora hay cultivos que se pierden si quedan bajo el agua, vacas que se ahogan y familias que deben ser evacuadas.

Incluso hay rutas que permiten llegar hasta alguno de estos lugares hoy inundados que agravan la situación: “La ruta 30 (tiene unos 120 kilómetros y recorre los bajos submeridionales) no tiene alcantarillas y cuando la zona se inunda funciona como una represa que no deja escurrir el agua y complica la situación”, advierte Taboada.

Esta combinación hace que todo sea más grave. “Somos vulnerables a estas inundaciones principalmente por dos aspectos. En primer lugar, por todo lo que tenemos en esas zonas históricamente inundables. Y en segundo lugar por lo preparados o no que estamos para minimizar esas inundaciones”, reflexiona Maurtua, de FARN.

Este tweet de la Red de Emergencias de Rosario muestra cómo algunas obras operan como diques que contienen el agua y no dejan que escurra naturalmente:


Qué hizo la Argentina para estar prevenida o minimizar el impacto

Para Pablo Bereciartua, secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, en las últimas décadas faltó inversión y planificación en las obras para evitar inundaciones.

Dentro del Plan del Agua, uno de los ejes son las obras de adaptación al cambio climático y tenemos una inversión comprometida de U$S 10.000 millones. Dentro de ese monto, estamos trabajando en 500 kilómetros de canalizaciones por U$S 2.000 millones”, detalla Bereciartua y remarca que en febrero del año pasado se creó un comité integrado por Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero para definir las obras prioritarias en la región.

Gentile, secretario de Cambio Climático, remarca la importancia de trabajar sobre políticas de uso del suelo de una manera más coordinada entre las provincias. En ese sentido, desde su área trabajan en un Evaluación Ambiental Estratégica en la región del Parque Chaqueño, lo que ayudará a entender qué cambios en el uso del suelo deben evitarse y cuáles deben intentar revertirse.

El área de Cambio Climático de Nación también trabaja en la elaboración de proyectos específicos para adaptar ciudades al cambio climático. Uno de ellos es el que busca trabajar sobre poblaciones cercanas a costa del Río Uruguay. Se trata de un plan binacional ya que trabajará sobre Federación, Concordia, Colón, Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Islas del Ibicuy, San José, Villa Paranacito y El Palmar, en Entre Ríos, pero también en Salto, Paysandú, Río Negro y Artigas, del lado uruguayo.

Finalmente, el plan de contar con una ley de humedales que preserve esos ecosistema y determine a nivel nacional qué se puede hacer sobre esas áreas también es fundamental para evitar que el problema lejos de mitigarse se agrave con el establecimiento de más familias o producciones en zonas inundables. Pero esa norma aún no logró el consenso necesario para ser aprobada en el Congreso.

La obra de arte que ilustra esta entrada es "Vaches traversant la Lys" de Emile Claus.

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