El gran desarrollo de Córdoba combinado con otros factores han causado un impacto visible en el macrodrenaje de la ciudad.
por Carlos Gastón
Catalini
Intensidad,
duración y recurrencia son los tres términos que se utilizan para
definir la “lluvia de diseño” y, por lo tanto, dimensionar las
obras hidráulicas que deberán afrontar los caudales generados por
las precipitaciones.
En el caso
particular de nuestra región, referentes internacionales han
considerado a nuestras tormentas entre las más severas a nivel
mundial. Para entenderlo basta mencionar el Proyecto Relámpago.
Cuando los
efectos de estos eventos (amenazas) se producen en áreas urbanas, su
riesgo aumenta de manera notable. Entonces, resulta vital que se
lleve adelante un análisis del sistema de escurrimiento urbano como
un todo, a diferencia de la concepción clásica que postulaba que
“el mejor sistema de drenaje es aquel que retira el agua excedente
de la manera más rápida posible de su lugar de origen”.
El acelerado
desarrollo urbano de la ciudad de Córdoba y su área metropolitana,
que en su momento fue pionera en política de regulación hídrica,
en combinación con los factores antes indicados, ha causado un
impacto visible en el macrodrenaje de la ciudad.
Es por ende
necesario un cambio de enfoque hacia la gestión sustentable del
agua, que considere el ciclo hidrológico como un todo y se proponga
un abordaje no de manera aislada, sino como un problema complejo que
debe ser analizado de manera interdisciplinaria, con la finalidad de
dimensionar de forma adecuada la infraestructura del agua.
Esta
infraestructura debe poseer como principios básicos que las medidas
que se planteen no pueden reducir un impacto en un área en
detrimento de otra, es decir, los impactos no pueden ser
transferidos.
Las medidas de
control deben involucrar medidas estructurales y no estructurales que
difícilmente sean desasociadas. Las medidas no estructurales, van
desde la zonificación hasta la retención/almacenamiento de
excedentes en la fuente, minimizando el impacto sobre el sistema de
drenaje existente. Como ejemplos se pueden mencionar, techos verdes,
asfaltos porosos y almacenamiento para su posterior uso (como tanques
para riego) que en ciertos casos son fomentados mediante incentivos
fiscales al ciudadano.
El cambio hacia
un enfoque de gestión sustentable del agua -que se enfrenta a
obstáculos tales como barreras institucionales y culturales- trata
de reproducir el ciclo hidrológico previo a la urbanización,
minimizando el impacto del desarrollo urbanístico, que aumenta las
superficies impermeables y hace que el escurrimiento se contamine de
las deposiciones que tienen lugar en el suelo urbano.
Su objetivo es
minimizar los impactos del desarrollo urbanístico en cuanto a la
cantidad y a la calidad (en origen, durante su transporte y en su
reposición a cursos naturales), así como maximizar la integración
paisajística, el valor social y ambiental.
Carlos Gastón
Catalini es doctor en ingeniería, docente e investigador UCC.
Fuentes:
Carlos Gastón Catalini, Hacia una gestión sustentable del agua, 17/02/19, La Voz del Interior. Consultado 19/02/19.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Puente sobre calle Belgrano", una xilografía de Alberto Nicasio que muestra el arroyo La Cañada, ciudad de Córdoba, a principios de siglo XX. El encauzamiento de este arroyo, realizado en 1944, se convirtió en un ícono de la ciudad.
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