En la ciudad hay
sólo un camión para realizar la limpieza de las casi 8 mil bocas de
tormenta que tiene Córdoba en sus redes. Por la gran cantidad de
basura, lleva más de dos horas limpiar cada una.
por Tomás Vázquez
El equipo de
desobstrucción de desagües de la Municipalidad de Córdoba llega al
punto donde deberá realizar el segundo operativo del día, y en la
unión de barrio Talleres Este y Nueva Italia lo viven como una
bendición.
Dos vecinas salen
de sus casas para ofrecer correr los autos y así permitir que el
camión que realizará la limpieza estacione donde quiera, otro grupo
observa ansioso desde el portón de su lugar de trabajo y, enfrente,
una mujer abre levemente la persiana de su hogar para ver cómo
trabajan durante unos minutos.
Durante la última
tormenta, los 40 milímetros que cayeron convirtieron a la calle
Puerto Rico en una especie de canal que ingresó a algunas casas para
continuar su recorrido por Rancagua y Acapianta.
Unos días antes
había sucedido algo similar, pese a que ninguna de las lluvias fue
excepcional.
Las dos bocas de
tormenta que se supone que deberían recibir el agua se encontraban
obstruidas, impedidas de cumplir con su función. De allí la
expectativa de los vecinos ante la llegada del único camión vactor
que tiene la ciudad.
Con este vehículo
de presión-succión se realiza el mantenimiento de las cerca de ocho
mil bocas de tormenta que hay en Córdoba, con un equipo compuesto
por tres personas para realizar la limpieza.
Uno controla una
manguera con la que aplica presión sobre el barro que se encuentra
dentro de la cámara, al mismo tiempo que otro manipula un caño
conectado al camión que hace de aspiradora y mete en su depósito el
contenido de la boca de tormenta. Para remover la basura acumulada,
el tercero utiliza una especie de gancho de hierro de más de dos
metros.
Sin embargo, un
trabajo que en condiciones normales se realiza en 20 minutos demandó
a este grupo casi tres horas.
“Como mucho
podemos hacer cuatro o cinco limpiezas por día, pero con cámaras
que estén livianas. La mayoría de las veces hacemos sólo dos,
porque casi todas están pesadas como ahora; es raro que te toquen
livianitas. Normalmente tenemos que sacar cubiertas, repuestos de
ventiladores, bolsas con animales muertos o parrillas, como en esta”,
dice el encargado de conducir el camión, Luis Manzano, señalando la
basura.
De la boca de
tormenta sacaron cinco maderas de un mueble floreado que algún
vecino desarmó y arrojó a la calle, dos parrillas de horno, una
llanta, un bidón de agua, varias bolsas llenas de residuos y una
enorme cantidad de hojas de palmera, cuyo exponente se encontraba a
10 metros.
Con casos como
este, el equipo de desobstrucción tiene que lidiar cada día con la
gran cantidad de basura que es arrojada o que cada lluvia arrastra
por las calles de la ciudad, encontrando su destino final en los
desagües y transformando la parte oculta de Córdoba en un gran
basural.
“De los 8.000
sumideros que tiene Córdoba, la mayoría son de tipo ventana de
bajovereda -como el que hay en la calle Puerto Rico-. Están
diseñados para su autolimpieza, para que la tierra, arena, agua e
incluso pequeñas bolsas de residuos -aunque no deban ser
arrojadas- sean arrastradas por un caño de 600 milímetros de
diámetro interno. El problema principal es la mala conducta
ciudadana al arrojar basura que obtura la salida, o dejarla en un
lugar donde puede ser quitada por los animales y luego cae a la red”,
explicó a La Voz el asesor de Gabinete de la Municipalidad de
Córdoba Hugo Antonio Rodríguez.
Sin dejar de lado
factores como la intensidad de las lluvias y la falta de
mantenimiento, la conducta del ciudadano resulta determinante para
entender las fallas del sistema.
No obstante, ante
una situación de estas características, con la presencia constante
de basura en la vía pública, la disponibilidad de tan sólo un
camión y 13 personas para la limpieza de los desagües pluviales
resulta al menos escasa.
“El nivel del
sistema de desagüe pluvial de la ciudad es el mismo que el del
alumbrado público, las calles o el transporte, porque no tenemos el
tren bala, sino lo que la economía nos deja. Nosotros tenemos un
presupuesto y en base a eso analizamos qué obras hacer de acuerdo a
la necesidad. Igualmente, en mi visión general del problema de las
tormentas, la situación de las bocas de tormenta no es el mayor”,
dijo Rodríguez.
“Con la
cantidad de barrios que se han hecho, y con cómo creció la ciudad,
con un solo camión es imposible hacer el trabajo. Necesitaríamos
mínimamente uno en cada sector –norte, sur, este y oeste– para
tampoco perder tanto tiempo yendo de un barrio al otro. Ahora siempre
estamos corriendo de atrás, yendo a donde colapsa, en vez de estar
haciendo tareas de mantenimiento para que cuando llueva estén las
cámaras limpias”, sostuvo Manzano.
Poco después de
la limpieza realizada en Rancagua y Puerto Rico, vuelven las lluvias
que se transforman en cinco centímetros de agua dentro de algunas de
las casas del barrio.
La progresiva
incorporación de recursos para el mantenimiento de las bocas de
tormenta es un pedido de quienes se encargan de realizar el trabajo,
pero la respuesta debe incorporar la conciencia ciudadana y una
solución en materia de recolección de residuos, para que el basural
subterráneo de Córdoba no continúe provocando anegamientos
constantes de calles.
En otras ciudades
ponen énfasis en la conciencia
La limpieza de
alcantarillas tiene prácticamente en todas partes la misma dinámica,
variando la cantidad de recursos, tanto humanos como materiales para
hacer el trabajo. Se realiza la inspección de los desagües, se
relevan los que están tapados o en peores condiciones y se delega la
desobstrucción a cuadrillas especializas.
Los vehículos
combinados de presión/succión están presentes en todas las grandes
ciudades de Sudamérica y del mundo, configurándose con camiones que
absorben los residuos de la red de desagotes y los transportan en
tanques a plantas de tratamiento.
La limpieza de
las cañerías se realiza a través de mangueras con caudales de alta
presión (más de 2.000 PSI) que retira los sedimentos y
obstrucciones que hay en la red para luego ser succionados y
trasladados.
Este tipo de
equipos son los que se pueden observar por las calles de Córdoba
ante un pedido de desobstrucción, sin embargo cuando el tiempo
apremia también puede ser reemplazado por un grupo humano
predispuesto a ingresar a las cámaras para retirar de forma manual
los materiales que tapan el curso del agua.
Una comparación
cercana y siempre acorde es la de Rosario, donde la empresa Aguas
Santafesinas SA está a cargo del mantenimiento y cuenta con cuatro
cuadrillas.
Además, una vez
al año se realiza una tarea de limpieza profunda, como la que se
dispuso a mediados de enero, luego de una lluvia que provocó
anegamientos en distintas parte de la ciudad.
Tras ese evento
meteorológico se sumaron 10 equipos más para inspección y aseo de
las bocas de tormenta, para aprovechar la capacidad del sistema
pluvial de la mejor manera.
Sin embargo el
pedido era el mismo que se realiza en Córdoba: conciencia vecinal.
“Para
solucionar el problema debe haber un mantenimiento de las bocas, que
las alcantarillas estén limpias y las rejas sin bloqueos, y para
esto es necesaria una gestión integral de los residuos urbanos, que
incluya todas las etapas.
Ahora en Córdoba
se plantea la recolección, se determinan zonas, aunque todavía no
está claro cómo se va a hacer el sistema de forma integral, no hay
una concientización” sostuvo Ariel Uema, consultor ambiental y
docente de la Universidad Católica de Córdoba.
Ante las fallas
del sistema, que no es propiedad absoluta de Córdoba, la necesidad
de recurrir a cuadrillas de limpieza pone en la cantidad su punto
clave.
En Perú, el
mensaje vino desde el Estado, con la creación en 2018 del “Escuadrón
Alcantarilla”, un equipo compuesto por 25 técnicos especializados
que se mueven por todo el país haciendo trabajos en más del 10 por
ciento de las redes.
La campaña
además apunta al uso responsable de la red de alcantarillas, de
concientización tanto a nivel de la ciudadanía como también para
funcionarios.
Inaugurarán un
desagüe en el norte de la ciudad
Se invirtieron
más de $ 45 millones en la obra.
2.100. La obra de
desagüe de la calle Mendoza estará concluida próximamente, con una
longitud de conducción de más de 2 kilómetros.
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Fuente:
Un gran basural subterráneo obstruye el sistema pluvial, 17/02/19, La Voz del Interior. Consultado 19/02/19.
En otras ciudades ponen énfasis en la conciencia, 17/02/19, La Voz del Interior. Consultado 19/02/19.
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