López Obrador crea la comisión de la verdad para Ayotzinapa junto a familiares de los estudiantes desaparecidos, en un acto sin precedentes en Palacio Nacional.
por Pablo Ferri
El presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, recibió este lunes a
familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en
Palacio Nacional. Un gesto insólito de un presidente hacia las
víctimas. Un símbolo de los nuevos tiempos, uno poderoso. Los
recibió para que vieran cómo firmaba el decreto por el que se crea
una comisión de la verdad para el caso, herida mortal del anterior
Gobierno.
Es tiempo de
símbolos en México, de pintar las paredes del nuevo Gobierno a modo
de los que llegan. Uno de los principales objetivos del nuevo
presidente es distanciarse de su antecesor en forma y fondo. Porque
ahora mismo, recién estrenado su mandato, son tan importantes las
propuestas e iniciativas como la manera en que se cuentan.
Por eso la puesta
en escena de este lunes. López Obrador situó a las víctimas en el presidium, junto a la secretaria de Gobernación y los secretarios de
Defensa y Marina. Alejados de toda pompa y solemnidad, los familiares
de los estudiantes colocaron sus pancartas en la misma mesa: "Vivos
se los llevaron, vivos los queremos". Y por supuesto nadie dijo
nada.
Leídos los
detalles del decreto, después de que una de las madres de los 43
tomara la palabra, llegó el turno del presidente. "Estamos
empezando a cumplir", dijo López Obrador, con tono grave,
comedido. "Con este decreto se ordena al Gobierno a que preste
todo el apoyo a la comisión para llegar a la verdad. Les aseguro que
no habrá impunidad, ni en este caso tan triste, doloroso, ni en
ningún otro".
La comisión, que
empezará a funcionar esta misma semana, integrará a funcionarios de
alto nivel de las secretarías de Gobernación, Hacienda y Relaciones
Exteriores, además de representantes de familiares de los 43 y
organismos internacionales, como el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos. Su tarea será supervisar la
investigación oficial y tratar de llegar de una vez por todas a una
verdad aceptable: ¿Qué pasó con los estudiantes desaparecidos?
Para ello, el
decreto prevé que la fiscalía cree una oficina especial para
investigar el caso, integrando las pesquisas de sus antecesores, pero
sobre todo los resultados del informe que presentó la semana pasada la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH. Así lo ha explicado
el futuro responsable de la comisión, Alejandro Encinas,
subsecretario de Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación.
"Debemos entender que esclarecer el caso es el inicio de una
política que coloca en el centro a las víctimas", dijo
Encinas. "Conocer los hechos fortalecerá a las instituciones en
vez de debilitarlas. Como sociedad tenemos derechos a la verdad y
justicia".
Desde hace meses,
la investigación oficial está parada. Una de las últimas
actuaciones de los investigadores, la detención de uno de los
presuntos responsables de la desaparición de los 43, quedó en nada
cuando la CNDH demostró que se habían confundido de persona. Erick
Sandoval, detenido en marzo, permaneció en prisión diez meses por
culpa de la negligencia de la fiscalía.
El caso Sandoval ilustra los errores de los investigadores en estos cuatro años,
desde el fatídico 26 de septiembre de 2014. La cacería de los
estudiantes a manos de un grupo de policías y delincuentes puso en
jaque el Gobierno, entonces en manos del PRI. Valiéndose de
testimonios obtenidos mediante tortura, hecho que probarían
posteriormente Naciones Unidas y la CNDH, la fiscalía federal
presentó una versión de los hechos cuestionada desde el principio,
basada en el asesinato y la cremación de los estudiantes en un
basurero. Ni las familias, ni los investigadores que se acercaron al
caso de manera independiente creyeron esta versión.
La nueva comisión
de la verdad tratará de llenar el agujero de desconfianza entre las
familias y el Gobierno. Para ello, el Ejecutivo les ha puesto en el
centro de todo, ordenando a cualquier organismo gubernamental que
colabore, que entregue toda información que pueda ayudar en la
investigación; señalando que no se podrá reservar información en
este caso, mantenerla oculta. "Este es un asunto de estado, es
un asunto que interesa mucho a todos los mexicanos", ha dicho
López Obrador.
Consciente quizá
de la credibilidad que se juega con el buen hacer de la comisión, el
presidente ha concluido: "Tengan confianza. El pueblo es el
soberano, al que le tengo respeto y lealtad. No va a haber obstáculos
para llegar a la verdad, saber todo lo que sucedió".
Fuente:
Pablo Ferri, Los 43 entran a Palacio Nacional, 04/12/18, El País.
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