Tres proyectos de
canteras en solo dos años convertirían a la localidad del
departamento Santa María en el polo minero que fue durante el siglo
XX, cuando la zona estaba prácticamente despoblada.
por Adrián
Camerano
Tiene más de un
año, pero recién trascendió en las últimas semanas un nuevo
proyecto para instalar otra cantera en José de la Quintana, a unos
50 kilómetros de Córdoba, en el Valle de Paravachasca. La bucólica
localidad que muchos cordobeses eligieron para vivir alejados del
estrés y la locura urbana suma tres proyectos de canteras en los
últimos dos años y amenaza con convertirse, así, en el polo minero
que fue durante el siglo XX, cuando la población local era escasa, o
directamente no existía.
“Cantera San
Antonio” es un emprendimiento de Canteras El Alto SRL, la mayor
empresa de su ramo en la zona, dedicada a la “extracción,
procesamiento y comercialización de áridos”. Su apoderado, Juan
Carlos Salgado, pretende ampliar sus horizontes comerciales con un
nuevo emprendimiento muy cerca del actual, en Anisacate. Con la
diferencia de que la Cantera San Antonio está proyectada fuera del
ejido anisacatense, en tierras ubicadas en la zona gris de José de
la Quintana, pueblo sin organización estatal alguna -no es comuna
ni municipio- y por lo tanto carente de regulaciones propias para
este tipo de emprendimientos.
Los dos
antecedentes inmediatos de este nuevo proyecto son iniciativas
polémicas: la cantera “Sol de Venus”, que pretende realizar
voladuras a solo 400 metros de las casas de San Isidro –pegado a La
Quintana- y “Cantera La Quintana” -del Grupo Calderón- antes del
ingreso al pueblo, sobre la ruta E-56.
El tema es
particularmente sensible en la zona, y aunque “San Antonio” tiene
características particulares, en definitiva aporta a la gran
disyuntiva que atraviesa al pueblo en estos tiempos: fomentar fuentes
de empleo a través del turismo, o volver a anclarse en el paradigma
que reinó durante el siglo pasado, cuando era conocido a nivel
nacional por la producción de materiales para la construcción. Se
trata en definitiva de dos modos opuestos de pensar el hábitat
humano: uno propone reforzar el perfil de explotación de recursos
naturales; otro, más reciente, plantea un modo de estar más
amigable con el entorno natural. Dos maneras antagónicas de ver el
mundo y la relación con la tierra.
Cuatro años y
medio
A cinco
kilómetros de Anisacate y a solo 200 metros del río homónimo, “San
Antonio” pretende extraer tres mil metros cúbicos de áridos, en
un predio de cuatro hectáreas y media. Según el informe de impacto
ambiental presentado ante la Secretaría de Ambiente y Cambio
Climático, el sitio propuesto por Salgado tiene reservas por 175.000
metros cúbicos, lo que implicaría “una vida útil para el
yacimiento de 4 años y medio”.
A diferencia de
los otros proyectos que merodean la región, “San Antonio” no
implicaría voladuras, pero sí gran movimiento de camiones, con
consecuencias sobre las rutas de acceso a una zona que por otro lado
lleva años intentando consolidarse como polo turístico. Algo así
ocurre con Canteras El Alto: el tramo de la ruta E-56 que une la
empresa con la ruta 5 es lunar, pródigo en “cráteres”.
La nueva
explotación minera, explica el estudio, “consistirá en una
extracción a cielo abierto del yacimiento de materiales arenosos (…)
mediante el uso de una retroexcavadora. La metodología de
explotación que se utilizará, consiste en primer lugar al destape y
limpieza de la superficie. Ejecutados estos trabajos, se realizará
la extracción del material en bruto por medio de retroexcavadora, el
cual luego es cargado sobre camiones roqueros que trasladan el
mineral a la planta de beneficio perteneciente a Canteras El Alto
SRL”. La cantera emplearía sólo dos personas, que se encargarían
de extraer el material que será luego transportado a la planta
madre, para su posterior comercialización.
A priori, el
proyecto no implicaría mayor contaminación, aunque sí migración
de fauna, por los ruidos de la maquinaria. Pero lo que está en juego
es otra cosa: implica la posibilidad de abrir la tranquera para que
en la zona haya cada vez más mineras, en desmedro de terminar de
consolidar un perfil distinto para la región. Sobre ese debate
girará la discusión del estudio de impacto ambiental, este 11 de
diciembre desde las 10, en la Cooperativa de Anisacate (Calle Los
Ceibos N° 15, esquina Ruta 5).
Un pueblo
movilizado
En 2016, los
vecinos de Villa San Isidro y José de la Quintana generaron un
movimiento inédito en la zona, ante la instalación de una cantera a
cielo abierto a metros de sus casas. “Sol de Venus” pretende
extraer minerales en un campo muy cercano a las viviendas, sitio en
el que se denunció la presencia de materiales contaminantes. El
predio es una antigua explotación, que intentó ser reactivada por
el emprendedor Norberto Fariña, a quien no se le conocen
antecedentes en el rubro. La movilización popular y una masiva
participación en la audiencia pública frenó el proyecto, que a la
fecha está judicializado.
Pero cuando esas
aguas se habían calmado, una nueva cantera asomó en el horizonte de
José de la Quintana. El grupo Calderón-Canteras Blancaley, un
jugador con peso propio en el sector, presentó el proyecto para
reactivar lo que en la zona se conoce como la Cantera Amengual,
cerquita de la ruta E-56. La iniciativa cosechó rechazos inmediatos,
máxime porque el predio ya venía trabajando previamente, sin
autorización oficial; de hecho, meses atrás Ambiente ya lo había
clausurado.
Entrevistado por
La Nueva Mañana, el empresario Miguel Calderón señaló que “a
todos nos hace falta la minería, pero nadie la quiere en su pueblo”.
Defendió el histórico perfil productivo de la zona -“La Quintana
es un pueblo que ha sido minero muchos años- y dijo que en su
espíritu está evitar problemas con los vecinos. “Nos interesa el
yacimiento sobremanera, pero no queremos llegar a ningún conflicto
grande”, cerró. A la fecha el proyecto está detenido, esperando
resolución de la autoridad oficial.
Por el lado
vecinal, en tanto, temen que este nuevo proyecto presentado por
Canteras El Alto signifique el destrabe de los dos anteriores y la
vía libre para que las radicaciones mineras en la zona crezcan
exponencialmente. Aunque prima la cautela, anuncian su presencia en
la audiencia pública del 11, y reafirman el lema que los identifica:
“Mi pueblo no es tu cantera”.
Fuente:
José de la Quintana: mi pueblo no es tu cantera, 03/12/18, La Nueva Mañana.
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