Hoy se presenta
el primer auto eléctrico cordobés. El avance tecnológico no es la
mejor respuesta al cambio climático.
por Lucas Viano
Los seres humanos
siempre estamos buscando soluciones mágicas a nuestros problemas.
Como civilización, uno de los dramas más amenazantes que
enfrentamos es el cambio climático.
Si no se frena,
el calentamiento global podría causar estragos en el planeta: elevar
los niveles de los mares y sumergir ciudades costeras; aumentar e
intensificar los eventos meteorológicos extremos como sequías,
inundaciones e incendios; y ampliar el radio de acción de animales
vectores de enfermedades como dengue y malaria.
Allí aparece en
escena una solución mágica: los vehículos eléctricos. Córdoba se
anotará hoy con un logro en este rubro. Se presentará Volt e1, el
primer auto eléctrico cordobés y uno de los primeros en fabricarse
en el país.
Producir y poner
en las calles vehículos eléctricos es un gran avance tecnológico
para Argentina, pero de ninguna manera será la solución definitiva
para reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero
responsables del cambio climático.
De nada sirve
tener autos eléctricos si nuestra matriz de producción de
electricidad sigue siendo tan dependiente de los combustibles fósiles
(el 65% depende de los derivados del petróleo y del gas).
La gestión de
Mauricio Macri ha realizado algunos avances para promover la
generación de energía a partir de fuentes más sustentables como la
solar y eólica. Sin embargo, a la par sigue impulsando la producción
de combustibles fósiles en Vaca Muerta.
En todo caso, la
estrategia para descarbonizar un país y el mundo debe tener varias
puntas. Una de ellas son los autos eléctricos.
Otra sería
promover la venta de vehículos de combustión interna más
eficientes, una materia pendiente en el país. Argentina no cuenta
con una normativa ni controles para limitar las emisiones de dióxido
de carbono (CO2) de los vehículos.
El resultado es
que los autos que se venden en el país son más contaminantes que
los mismos modelos que se comercializan en Europa.
Algunos estudios
realizados en Estados Unidos, con una matriz de producción eléctrica
similar a la nuestra, aseguran que sumar más vehículos eléctricos
sería incluso más contaminante que hacerlo con los modelos de
combustión interna más eficientes que hay en el mercado.
En Europa se
están dando cuenta de que el auto eléctrico no es la panacea
ambiental. Además de promover su fabricación y uso, también están
impulsando el uso de combustibles bajos en carbono como el gas
natural, pero especialmente los biocombustibles.
En Argentina,
existe una ley que obliga a rebajar las naftas con entre un 10 y 12
por ciento de bioetanol o biodiésel. La medida parece correcta desde
la perspectiva del cambio climático. Sin embargo, algunos la
cuestionan porque para producir estos biocombustibles se ocupan
campos y se utilizan granos que dejan de ingresar en la cadena
alimentaria de manera directa o indirecta, para alimentar animales
que luego comemos.
Otra vez, para
enfrentar el cambio climático, no hay soluciones mágicas.
Fuente:
Lucas Viano, Los autos eléctricos no son la solución mágica, 22/11/18, La Voz del Interior.
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