Los meteorólogos
aseguran que el principal peligro no es el viento, sino las lluvias.
por Antonia Laborde
Se acabó la
tensa espera. El huracán Florence, convertido ahora en una tormenta
tropical, tocó a primera hora de este viernes la costa sureste de Estados Unidos causando estragos: casas inundadas, techos arrancados,
árboles desprendidos y más de medio millón de personas sin
electricidad. Cientos de miles de personas han tenido que dejar sus hogares. Hasta ahora ha habido al menos cinco víctimas mortales. El
ciclón, que quedó rebajado a tormenta tropical, se abalanzó a más
140 kilómetros por hora sobre la costa de Carolina del Norte y
Carolina del Sur. Los meteorólogos aseguran que el principal peligro no es el viento, sino las lluvias.
Diego Cotello,
oriundo de Zaragoza, y su esposa tuvieron que evacuar su apartamento
en New Bern. “Nos enteramos a través de Facebook que está toda la
ciudad sin luz, que se han caído árboles y que todas las casas de
la orilla del río están encharcadas”, cuenta desde Nueva York.
Puede que pasen semanas hasta que no regrese a su hogar en la ciudad que ha sido protagonista de las peores escenas del ciclón Florence.
“Mi preocupación particular es que las ventanas del piso exploten
y que el agua se lleve mi coche. La general es saber cómo va a
quedar la ciudad”.
Se espera que el
ciclón, que este viernes se debilitó hasta llegar a la categoría 1
sobre 5 y que posteriormente fue rebajado a tormenta tropical,
atraviese las dos Carolinas a lo largo del fin de semana. Los meteorólogos prevén “inundaciones catastróficas” y desbordamientos del agua de los ríos en un territorio con numerosas
marismas y pantanos. En los próximos días, Florence se adentrará en el interior y se deslizará por el oeste. Hasta 10 millones de
personas residen en zonas que están en alerta por el huracán. El
gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, confirmó que el ciclón
estaba “causando estragos” en la costa y podría arrasar
comunidades enteras. La tormenta arrojará el agua suficiente para
llenar 65.000 edificios como el Empire State, según los expertos.
El panorama en
las calles costeras en las Carolinas era preocupante. El agua del
espumosa del océano se desplegaba por las avenidas con pedazos de
edificios que habían sido arrancados por los fuertes vientos.
Víctimas
mortales
Según los medios
locales, los escasos coches que circulaban por la calle principal de
Wilmington, una de las ciudades más afectadas de Carolina del Norte,
tuvieron que esquivar árboles caídos, restos de metal y cables
eléctricos. Los semáforos fuera de servicio se balanceaban según
las rachas del viento racheado. El aeropuerto de la ciudad fue
sacudido por una ráfaga de viento de 169 kilómetros por hora, la
más alta desde el huracán Helene en 1958. Las dos primeras víctimas
mortales de Florence eran de esta ciudad costera. Una madre y su hijo
perdieron la vida al caer un árbol sobre su casa. Después se sumó
una mujer que murió de un ataque al corazón en Hampstead y otras
dos en el condado de Lenoir: la primera, falleció al enchufar un
generador de electricidad bajo la lluvia; la segunda, fue arrastrada
por el viento cuando salió al patio a amarrar a sus perros. Todas
las muertes han tenido lugar en Carolina del Norte.
Para las personas
que viven en el interior de las Carolinas, el momento de máximo
riesgo va a llegar en los próximos días por el desborde de los ríos
y el deslizamiento del lodo. En Carolina del Norte hay 157 refugios
abiertos y 20.000 personas están alojadas en ellos. La situación en
Charlotte, una de las ciudades del interior que se han convertido en
una guarida para los evacuados, se complica hoy. Jack Raisanen, de la
Cruz Roja Americana, afirma que será "la peor tormenta"
que haya visto la localidad. Durante toda la semana han llegado personas desalojadas de la costa en busca de mayor seguridad. Ya sea
en los hoteles, o en una pista de carreras de coches. Cualquier sitio
puede convertirse en un refugio. Los colegios públicos suspendieron
sus clases y habilitaron los gimnasios para que la gente se pudiera
proteger en ellos. No piden DNI ni confirman la dirección.
Los que buscan
protección lo hacen porque han vivido un huracán y saben de lo que
va. También se da el caso contrario: personas que nunca han
experimentado una situación similar y no tienen idea a lo que se van
a enfrentar. Hasta este viernes habían llegado unas 150 personas a
estos recintos. Al llegar, les asignan una camilla, dos mantas (una
para usar de almohada porque no hay) y útiles de aseo.
Los refugiados
tienen acceso a las duchas y a tres comidas por días, donadas por
los restaurantes del barrio. Yederka Zorilla, de 48 años, vive en
Charleston, uno de los puntos negros en la ruta del huracán por
Carolina del Sur. Tiene miedo. Lo arrastra desde que fue víctima del
huracán María cuando vivía en Puerto Rico.
El ciclón que
dejó el año pasado cerca de 3.000 muertos -según las cifras
oficiales negadas por el presidente Donald Trump- destrozó todo el
interior de su casa. Enseña fotos con el móvil donde todavía
descansan los escombros en el salón y la cocina. “El agua me
llegaba hasta arriba de la cintura. Fue horrible, por eso prefiero
estar aquí, donde me siento más segura”, comenta.
Las ráfagas de
viento se debilitaban este viernes mientras avanzaba el día, pero
las autoridades insistían en que era “una tormenta peligrosa”.
El mayor riesgo es la crecida del agua que no deja de extender sus
tentáculos hacia el interior. Preparándose para lo peor, alrededor
de 9.700 soldados y civiles de la Guardia Nacional están desplegados
en la costa con helicópteros y barcos para salvar a personas que no
hayan hecho caso a las órdenes de evacuación.
Entradas relacionadas:
Impresionante simulación de un barrio azotado por el huracán Florence
El huracán Florence llega a la costa este de Estados Unidos
Fuente:
Antonia Laborde, Florence causa estragos y al menos cinco muertos en su primer contacto con la costa este de EE UU, 14/09/18, El País. Consultado 15/09/18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario