por Daniel Gutman
BUENOS AIRES, 6
sep 2018 (IPS) - Cuestionada por su impacto ambiental y sanitario en
Chile, donde es una de las principales actividades económicas del
país, la cría de salmones prepara su llegada a Argentina de la mano
de Noruega, primera potencia mundial en el sector.
La noticia ya
despertó una fuerte reacción de organizaciones de la sociedad
civil.
“Argentina hoy
tiene la ventaja de que puede usar la experiencia chilena, que ha
sido nefasta”, dijo a IPS desde Santiago de Chile el abogado Alex
Muñoz, director del Programa Mares Prístinos de National Geographic para América Latina.
“En Chile hemos
sufrido los impactos gravísimos de la actividad desarrollada tanto
por empresas locales como noruegas. El salmón es nativo del
hemisferio norte y existe evidencia científica clarísima de que no
es sustentable su cría en el hemisferio sur”, agregó el
especialista en Derecho Ambiental.
Muñoz es uno de
los autores de un documento fuertemente crítico sobre el proyecto
argentino que presentaron 23 organizaciones argentinas e
internacionales -como el Fondo Mundial para la Naturaleza, Oceana y
la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre- agrupadas en
el Foro para la Conservación del Mar Patagónico y Áreas deInfluencia.
Se trata de una
red formada en 2004 para promover el cuidado del océano Atlántico
en el sur de Brasil, Uruguay y la Argentina y del océano Pacífico
en Chile.
Fue la visita a
Argentina en marzo de los reyes de Noruega, Harald y Sonia, quienes
se reunieron con el presidente Mauricio Macri, la que dio impulso a
la iniciativa.
Ella implicaría
la introducción por primera vez de una especie exótica en el mar
argentino, ya que este país sudamericano solo tiene hasta hoy peces
introducidos en lagos y ríos.
En esa ocasión,
Innovation Norway, la agencia del Estado escandinavo que promueve
las inversiones en el mundo de capitales del país, firmó un
convenio de cooperación con el Ministerio de Agroindustria
argentino, para estudiar la puesta en marcha de programas de
“acuicultura sostenible” en esta nación suramericana.
La acuicultura es
la cría de especies en mares, ríos y lagunas. En el caso de la
llegada del salmón a Argentina, se están efectuando estudios de
factibilidad en el extremo sur de la Patagonia, frente a las costas
argentinas de Tierra del Fuego, la isla austral compartida con Chile.
Las consultas de
IPS sobre el proyecto no fueron respondidas por las autoridades de
Agricultura de la provincia de Tierra del Fuego ni en el Ministerio
de Agroindustria, que el lunes 3 fue degradado a secretaría, como
parte de un severo plan para recortar el gasto público, en medio del
desplome económico que vive el país.
De todas formas,
en marzo, el entonces ministro Luis Etchevere había dicho que “la
relación con Noruega nos va a permitir beneficiarnos de más de 50
años de experiencia de este país” y agregó que “Tierra del
Fuego puede ser pionera en el desarrollo dentro de la Argentina”.
Noruega, que
tiene tanto salmón silvestre como cultivado, es el mayor productor
mundial de esta especie que por su sabor y su valor alimenticio es
consumida en todo el planeta.
En Chile, la cría
de salmón en jaulas de cultivo en el mar comenzó hace más de 30
años en la isla de Chiloé, unos 1.100 al sur de Santiago, en la
Región de Los Lagos, y desde allí creció y se extendió por toda
la Patagonia, hacia las Regiones de Aysen y Magallanes.
Hoy el salmón es
uno de los principales productos chilenos de exportación. Cifras
oficiales indican que el sector está en expansión, ya que en 2017
sus ventas externas reportaron 4.159 millones de dólares, 20 por
ciento más que el año anterior.
Así,
representaron el año pasado más del 6 por ciento del total de las
exportaciones del país.
Según la
Asociación de la Industria del Salmón de Chile, este año será aun
mejor y las ventas a 75 mercados internacionales generarán más de
5.000 millones de dólares.
De acuerdo a la
misma cámara empresarial, la actividad genera más de 70.000 puestos
de trabajo directos e indirectos.
“Ningún
crecimiento económico justifica la destrucción de los ecosistemas
patagónicos”, dijo a IPS desde Santiago el chileno Max Bello,
especialista en recursos naturales que desde hace 15 años trabaja en
organizaciones dedicadas a la conservación marina.
Bello añadió:
“Nunca han sido bien estudiados los efectos de una industria que se
extiende por 2.000 kilómetros en la costa chilena. Han vertido
químicos de todo tipo para prevenir enfermedades y han recargado el
ecosistema de materia orgánica, por el alimento y la materia fecal
de los salmones”.
“La
salmonicultura se instaló de manera brutal en los últimos años,
afectando no solo los recursos naturales sino también la cultura, ya
que ha desplazado a otras actividades”, aseguró Bello.
En Argentina, un
país donde su población de 44 millones es mayormente consumidora de
carne, la pesca se dedica mayoritariamente a exportación.
En 2017, según
cifras oficiales, se vendieron al exterior 706.000 toneladas, por un
valor de 1.959 millones de dólares, y los productos principales son
el langostino y el calamar, ambos nativos. En el mercado interno, el
año pasado se consumieron 341.000 toneladas.
En el documento
presentado por el Foro para la Conservación del Mar Patagónico se
señala que, más allá del fuerte uso de antibióticos, el principal
problema del cultivo de salmones es el frecuente escape de las jaulas
de peces que terminan por ser una especie exótica que se introduce
al ambiente natural.
De hecho, en
julio, durante un temporal, se rompieron cuatro de las cinco jaulas
de una granja salmonera que la compañía noruega Marine Harvest
tiene en Calbuco, cerca de la ciudad de Puerto Montt, y salieron al
mar 650.000 salmones.
“De acuerdo a
la ley la empresa tiene que recuperar al menos 10 por ciento de los
peces, ya que de lo contrario el daño ambiental se presume”,
explicó a IPS la bióloga Flavia Liberona, directora ejecutiva de la
fundación ambientalista chilena Terram.
En cuanto al uso
de productos químicos, Liberona explicó desde el país vecino que
“al no estar en su ambiente, en Chile los salmones son muy
propensos a enfermedades y por eso utilizan más antibióticos que en
Noruega”.
“En 2008 hubo
una gran crisis de la industria por la propagación de un virus, que
provocó la pérdida de miles de puestos de trabajo”, detalló
desde Santiago.
La bióloga
Alexandra Sapoznikow, profesora de Gestión de Recursos Naturales en
la argentina Universidad Nacional de la Patagonia, dijo que “esta
actividad tiene crisis frecuentes y nos preocupa que se lo vea como
posibilidad de desarrollo económico. Tierra del Fuego recibe
turistas que buscan naturaleza y esa es su oportunidad”.
En diálogo desde
la ciudad patagónica de Puerto Madryn, Sapoznikow consideró también
que la puesta en marcha de la salmonicultura también entraría en
conflicto con el proyecto que organizaciones de la sociedad civil
vienen trabajando con el gobierno argentino, tendiente a la creación
de áreas protegidas marinas en el Atlántico Sur.
En noviembre de
2017, el gobierno envió al legislativo Congreso Nacional un proyecto
para la creación de dos áreas marinas protegidas cerca de Tierra
del Fuego, que llevarían la superficie destinada a conservación de
los actuales 28.000 kilómetros cuadrados a 155.000.
La iniciativa,
sin embargo, todavía no comenzó a discutirse, mientras el
Ministerio del Ambiente -que la elaboró en conjunto con la
Administración de Parques Nacionales- fue disminuido el lunes 3 a
una secretaría.
Edición:
Estrella Gutiérrez
Fuente:
Daniel Gutman, Cuestionada en Chile, la cría del salmón se acerca a Argentina, 06/09/18, Inter Press Service. Consultado 08/09/18.
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