Queridos amigos:
Quiero invitarlos
a la presentación de mi libro “Historia Ecológica de la Ciudad de
Buenos Aires”, publicado por Editorial Maipué. Lo vamos a hacer en
la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), Paraguay
1239, 1° piso, el próximo miércoles 29 de agosto, de 18 a 20
horas. Incluye una conferencia mía sobre cómo los aspectos
ecológicos se reflejan en la obra de nuestros grandes escritores. Va
a participar también la profesora Teresa Eggers Brass. La entrada es
gratuita. Como la capacidad es limitada, es mejor inscribirse
previamente.
Ya que estamos
hablando de Buenos Aires, me parece importante destacar el proceso de
destrucción de su Jardín Zoológico por parte de los intereses
privatizadores.
En esta entrega
ustedes reciben:
La tarjeta de invitación a la presentación de mi libro “Historia Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires”.
Algunos comentarios sobre la privatización del Jardín Zoológico de la Ciudad, la destrucción de una institución científica y el riesgo de que se la reemplace por un parque temático al estilo de los de Disney.
Las imágenes que acompañan esta entrega tienen que ver con un contrapunto entre las obras de arte del Zoológico de Buenos Aires y el aspecto más oscuro de la historia de los zoológicos, que es la incorporación de seres humanos a las colecciones de animales exóticos durante los siglos XVIII, XIX, e, increíblemente, también en el siglo XX. Son diferentes desnudos. A la izquierda vemos un hermoso mármol francés en el que una mujer desnuda cumple las funciones de un reloj de sol. "Sólo marco las horas serenas", dice. A la derecha, un cartel del Zoológico de París, de fines del siglo XIX, donde anuncian la exhibición de "salvajes" de las colonias francesas.
Un gran abrazo a
todos.
Antonio Elio
Brailovsky
Arrasando una
institución científica
Cualquier
decisión que se tome sobre el espacio que fue ocupado por el Jardín
Zoológico de Buenos Aires debería tener en cuenta que se trató de
una institución científica de excelencia, que siguió los mejores
criterios mundiales para ese tipo de instituciones para la época de
su fundación a fines del siglo XIX.
Los edificios
fueron diseñados como representativos de los países de origen de
los animales que se mostraban. Se incluyó un paseo de esculturas al
aire libre, con reproducciones de estatuas famosas de otros países,
con el criterio de mostrar la historia del arte a aquellas personas
que no podían viajar a ver las obras originales.
Si bien el
público veía sólo los aspectos recreativos (que fueron los que se
privilegiaron en su privatización durante la década de 1990) el
Zoológico fue un importante centro de investigación en zoología y
en el conocimiento del medio natural argentino. Por ello, su
Biblioteca fue el repositorio de los informes originales de las
expediciones geográficas realizadas en nuestro territorio.
El objetivo de la
privatización fue transformar una institución científica en un
espectáculo comercial, entrgado a empresarios del espectáculo (que
nada sabían de fauna) como Gerardo Sofovich. Por ejemplo, la lógica
del diseño incluía espacios denominados como de “animales
estrella”, atendiendo más a la demanda de público que al rol
educativo y de divulgación científica que debería tener la
institución.
Por esa razón,
la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento fue desmantelada para
liberar espacio para actividades comerciales. Sus libros
económicamente valiosos fueron robados con la complicidad o
negligencia de autoridades y concesionarios. Tiene su lógica: no hay
ninguna razón para tener una biblioteca en un shopping.
También
desaparecieron especímenes que pudieron haberse introducido en las
redes del tráfico de fauna.
En años
recientes, se hicieron algunos intentos de disimular los objetivos
puramente comerciales. Para eso, convocaron a dirigirlo al
prestigioso especialista en fauna Claudio Bertonatti, con un programa
dirigido a la conservación de la vida silvestre. Cuando vio que ese
programa era simplemente un engaño, Bertonatti renunció y denunció
la maniobra.
La actual gestión
de la Ciudad de Buenos Aires partió del hecho cierto de la
decadencia del modelo de zoológico del siglo XIX e hizo aprobar una
Ley que ordena su reemplazo por un Ecoparque, sin dar muchos
lineamientos. Como en el caso de Sofovich, no hay una propuesta
científica sino sólo una comunicación publicitaria que encubre el
interés de darle un uso comercial a la excepcional edificación
histórica del predio.
Con el argumento
del bienestar animal, anunciaron el retiro de los ejemplares
exhibidos. Pero el que un animal no se vea, no significa que esté en
condiciones adecuadas. Los argumentos de reinserción en la
naturaleza son falsos. Un león que se pasó 20 años comiendo
whiskas no puede procurarse su alimento en la selva. Un ciervo criado
en jaula no sabría escapar a tiempo de los depredadores o los
cazadores furtivos.
Tampoco los
mandaron a un geriátrico para animales salvajes. Aquellos animales
que es costoso trasladar, como la jirafa, simplemente los están
dejando morir de hambre. Si estaban mal en el viejo Zoológico,
muertos están peor.
En mi opinión,
una propuesta para el espacio que ocupaba el Zoológico de Buenos
Aires podría seguir los siguientes lineamientos:
Debe evitarse la creación de un parque temático, al estilo Disney, donde los edificios históricos sean usufructuados por diferentes cadenas de restaurantes y tiendas. El criterio es que haya un sólo espacio reducido, de venta de alimentos y recuerdos, y que el resto del predio se utilice para fines de interés público.
Tener como objetivo la reconstrucción de los objetivos científicos y educativos de la institución, orientada ahora a crear un centro de excelencia de educación ambiental.
Gestión absolutamente pública, sin participación del sector privado.
Convenio con la Universidad de Buenos Aires (consultora preferencial de la CABA, según su Constitución) para el diseño físico e institucional.
Creación de un Instituto de Formación Docente en Educación y Comunicación Ambiental, con sede en el predio, tanto su administración, aulas y auditorio de conferencias, cine y videos.
Evaluar el traslado gradual al predio de otras carreras afines.
Creación de una Biblioteca y Centro de Documentación especializado en temas ambientales y de educación ambiental.
Creación de un área de producción de libros y videos de investigación, educación y comunicación ambiental.
La institución será sede de proyectos de investigación en temas de Ciencias Ambientales.
Utilización de las construcciones históricas como espacios para exposiciones multimedia permanentes y temporales sobre cuestiones ambientales. Preparación de exposiciones itinerantes para presentar en diversos puntos del país. Espacios para el APRA y ACUMAR, para Universidades y Provincias, Parques Nacionales, etc. Incluirán aspectos tales como: descripción de los diferentes ecosistemas y ecorregiones del país, cuestiones ambientales como cambio climático, deforestación, energías renovables, contaminación, impacto ambiental de actividades extractivas, conservación, gestión de residuos, economía circular, etc.
Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, “La historia ambiental de Buenos Aires y la destrucción de su Zoológico”, 22/08/18, Defensoría Ecológica.
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