A pesar de la mejora visual, alrededor de 1500 industrias siguen contaminando el Riachuelo. Las organizaciones que controlan la gestión de la Acumar advierten que, a diez años del fallo de la Corte, la calidad de vida de los habitantes de la cuenca no mejoró. Critican la inacción del organismo y denuncian que sólo se relocalizó al 22 por ciento de la población en riesgo.
por Gisela
Marziotta
Unas 1500
empresas siguen usando al Riachuelo como el tacho de basura de sus
residuos tóxicos sin ningún tipo de control por parte del Estado y
ponen en riesgo la salud de un millón y medio de personas de los
cinco millones que viven en los alrededores de la cuenca. Esa
realidad se esconde detrás de lo que los especialistas llaman “el
maquillaje” o la gestión “cosmética” que lleva adelante desde
hace ya diez años la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar).
Es cierto que si
se recorre la zona ya no se sientan olores nauseabundos, el espejo de
agua se ve mejor y la foto, a simple vista, es mucho mejor que la que
se podía registrar hace diez años.
Sin embargo, hay
graves denuncias sobre la inacción de la Acumar por no avanzar en la
recomposición de la cuenca, ni en su ordenamiento territorial, ni en
la construcción de viviendas, ni en la preservación del espacio
público que, en lugares como la avenida Pedro de Mendoza está
ocupado por empresas privadas.
Así se desprende
del informe presentado en marzo pasado ante la Corte Suprema de
Justicia por el cuerpo colegiado que integran diferentes
organizaciones que hacen el seguimiento de la gestión de la Acumar.
El documento remarca que sigue pendiente la adopción de una política
sanitaria ambiental para la cuenca y que a diez años del fallo está
lejos la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca.
El fallo de la
Corte que intimó a la Acumar a implementar un Plan de Saneamiento en
respuesta a la causa judicial conocida como “Mendoza” y que creó
un Cuerpo Colegiado integrado por la Fundación Ambiente y Recursos
Naturales (FARN), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la
Asociación de Vecinos del Barrio de la Boca, Greenpeace y la
Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH), para controlar
las disposiciones en torno al saneamiento, es del 2008.
Según este
Cuerpo Colegiado, las resoluciones adoptadas por la Acumar sobre
vertidos de efluentes y el uso que podrá darse a las aguas
convalidan las normas que habían llevado a esa situación. Los
integrantes del cuerpo denuncian que la Acumar “no adoptó medidas
para reducir las emisiones de gases y partículas. Subsisten
basurales, reaparecen algunos que habían sido saneados y surgen
nuevos porque no se ha ordenado la disposición de residuos sólidos
urbanos”.
“La calidad del
agua y del Riachuelo siguen igual o peor que antes”, aseguró
Alfredo Alberti, presidente de la Asociación de Vecinos de La Boca.
“La situación
del Riachuelo hoy deja mucho que desear. Acumar no respeta ningún
plazo, no está cambiando las resoluciones importantes para controlar
a las industrias que siguen arrojando de todo a un Riachuelo que está
absolutamente colapsado”, enfatizó.
Precisó que “hay
1500 empresas que son consideradas agentes contaminantes” y explicó
que si bien la Acumar dice que hay 500 reconvertidas es porque los
parámetros “son muy permisivos”. “Cuando estas resoluciones
sean actualizadas y sean lo restrictivas que tienen que ser, esas 500
que hoy aparecen como reconvertidas van a ser consideradas agentes
contaminantes”, agregó.
Además, remarcó
que “la salud de la gente sigue sin ser el valor más importante en
este tema. El fallo de la Corte apuntaba a defender la salud de la
gente y la calidad de vida pero en estos diez años lo que ha
conservado sus preeminencias fueron las constantes contaminaciones de
las industrias”, sentenció Alberti en diálogo con PáginaI12.
La Acumar es un
ente autónomo, autárquico e interjurisdiccional en el que confluyen
los tres gobiernos que tienen competencia en el territorio: el
porteño, el de la provincia de Buenos Aires y el nacional. Allí se
deben generar programas y proyectos de acción para asegurar la
agilidad y la transparencia de los procesos administrativos. El
organismo, que se creó en 2006 debido al deterioro de la cuenca, hoy
tiene todos los ojos y las críticas sobre él.
“Lo que mejor
está cuidado es todo lo que hace a la contaminación visual o lo que
nosotros llamamos la cosmética del Riachuelo. La Acumar está
cuidando la foto, lo que se ve es mucho mejor que lo que se veía
hace diez años atrás, hoy cualquiera que quiera tomar una foto no
encuentra el panorama dantesco y horrible que se veía años atrás.
Pero lo que realmente afecta al Riachuelo son los vertidos
industriales y eso no cambió”, aseguró el presidente de la
Asociación de Vecinos de La Boca.
Para Andrés
Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos
Naturales (FARN), el saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo, es
un proceso complejo y desde el fallo de la Corte “ha sufrido altos
y bajos”.
“En este
momento, la situación está pasando por un proceso de amesetamiento
que se inició en los dos últimos años del gobierno anterior y se
ha mantenido durante este gobierno”, aseguró.
Según Napoli,
las acciones de la Acumar “tienen muchos problemas de coordinación
entre las tres jurisdicciones”. “No se avanza más allá del 25
por ciento con mucha suerte de lo que se debe desarrollar. Todavía
falta llevar adelante políticas de control de la fuente de
contaminación, todo lo que es el control de la actividad industrial
está muy rezagado e inconstante y en lo que hace a los residuos
urbanos, de limpieza de basurales a cielo abierto también”,
explicó en diálogo con PáginaI12.
Y en sentido,
hizo especial hincapié en que “todavía no se ha desarrollado un
plan en relación a la salud, la población en situación de riesgo
específica todavía no ha sido identificada”.
Otro de los
pendientes es la falta de planificación y ordenamiento territorial y
todo lo que tiene que ver con políticas de vivienda.
En los últimos
diez años, según detalló, “solamente se llegó al 22 por ciento
la relocalización de la población en situación de riesgo”.
Para Nápoli, la
Acumar “no ha asumido su verdadero rol de autoridad, aunque tiene
facultades para hacerlo por ley y no ha sido capaz de coordinar el
accionar de las jurisdicciones”.
El río
Matanza-Riachuelo es un curso de agua de 64 kilómetros y un ancho de
aproximadamente 35 metros, con una superficie total de más de 2200
km2. Nace en la provincia de Buenos Aires, constituye el límite Sur
de la ciudad de Buenos Aires y desemboca en el Río de la Plata.
Recibe numerosos desechos industriales, especialmente metales pesados
y aguas servidas provenientes de las napas saturadas de toda la
cuenca. Desde hace dos siglos que está contaminado y varios estudios
alertaron sobre las graves consecuencias de la contaminación en la
población, especialmente la infantil.
“La principal
complicación es el tema de la salud, y en particular la de los
niños. Los estudios que se hicieron en la villa 21 mostraron una
enorme cantidad de metales y de sustancias que tienen consecuencias
perdurables en el tiempo. Lo más urgente es producir una
reconversión industrial y una erradicación de los basurales que
están a la vera del Riachuelo”, explicó Matías Barroetaveña,
director del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM).
Las distintas
organizaciones que integran el Cuerpo Colegiado coinciden en las
falta de gestión y en la falta de decisión política.
Transcurridos
diez años de la sentencia, el Estado no pudo mostrar avances
significativos en la implementación de las directrices establecidas
en el fallo, lo que impacta en los más de cinco millones de personas
que viven en la cuenca.
Según el CELS,
los resultados de la audiencia “dan cuenta de un total
incumplimiento en cada aspecto de los objetivos dispuestos”.
En el mismo
informe destacan que “de las obras de saneamiento cloacal, se
ejecutó según la Acumar un 37 por ciento y las obras no tienen
fecha de finalización. Respecto de las viviendas, de las 17.771
soluciones habitacionales comprometidas en 2010, a ochos años, se
alcanzó un 22 por ciento de cumplimiento y el representante de la
Subsecretaría de Vivienda de la Nación no pudo precisar una fecha
para alcanzar la totalidad”.
Para el director
de la FARN, la cuestión social en los alrededores de la cuenca es la
más compleja. “Se ha publicado un mapa de riesgo que da la idea de
que hay casi un millón de personas que viven en situación de riesgo
y necesitan políticas activas tanto en salud como en asistencia
social”, precisó.
En sentido,
enfatizó que “después hay que avanzar con los otros aspectos que
también son graves. Todos los contaminantes químicos que uno pueda
imaginarse están en el Riachuelo”.
La contaminación
de la cuenca afecta a la población y para Nápoli eso quedó
demostrado en los estudios epidemiológicos que se realizaron: la
mayor parte de las patologías están relacionadas con el consumo de
agua de mala calidad.
Para
Barroetaveña, la Acumar es una de las pocas experiencias que hay de
construcción de una institucionalidad metropolitana. “La ciudad de
Buenos Aires se extiende en el territorio que contando el conurbano
tiene 17 millones de personas, tiene una complejidad y una misma
dinámica. Cualquiera de los temas es necesario articularlo
metropolitanamente y en eso es muy positivo que la Acumar exista,
pero los resultados no han sido muy buenos”.
“La Acumar se
puso en marcha, tiene una tarea y es muy importante que demuestre
capacidad de acción. La queja que había hasta el momento, sobre
todo en la ciudad de Buenos Aires, era que los distintos colores
políticos complicaban la coordinación de esa gestión. Hoy el
Gobierno nacional, el de la provincia y el de la ciudad tienen el
mismo color político y aun así no logran avanzar”, concluyó.
Obras sobre el
cuerpo de agua, el saneamiento de los basurales, la relocalización
de viviendas, la atención a la salud, la asistencia social, los
planes de agua y la reconversión industrial son todavía las cuentas
pendientes y que ponen en riesgo la vida de millones de personas.
Matías
Barroetaveña, del CEM: “No se hacen
los controles”
por Gisela
Marziotta
El director del
Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), Matías Barroetaveña,
aseguró que lo más urgente para avanzar en el saneamiento de la
cuenca Matanza-Riachuelo es “dejar de contaminar” y producir una
“reconversión industrial” y una “erradicación de los
basurales” que están a la vera del río.
- ¿Cuál es el
principal problema de la Cuenca Matanza Riachuelo?
- Que está en
la misma situación o muy similar que en el año 2008 cuando la Corte
Suprema de Justicia dictó su primera sentencia sobre el tema. Es un
territorio particularmente complejo. Estamos hablando de 7 millones
de personas, el 1 por ciento del territorio nacional que tiene
complejidades muy fuertes en términos ambientales que repercuten
todos los días sobre la salud de los habitantes que están a la vera
del Riachuelo, tanto por los basurales como por la contaminación que
provocan las industrias.
- ¿Hubo algún
avance en estos últimos diez años?
- Algunos. Pero
lo que se ve y lo que la Corte también ha dicho es que algunas de
esas políticas que se han puesto en marcha no han sido suficientes.
Acumar no hace controles sobre residuos peligrosos, ni sobre
emisiones gaseosas de la industria en la zona. No ha habido, como se
proponía en el fallo, una política desde el área de salud con
informaciones ciertas de los grados de contaminación producidos.
En este período
de diez años, la población de la villa 21-24 en Barracas
prácticamente se duplicó. Al duplicarse fue ganando terreno y
fueron cubriendo la costa y ganando en densidad a la vera del
Riachuelo. Hubo una relocalización, pero todavía falta mucho.
- ¿Cuál es su
opinión sobre la Acumar?
- Acumar es una
de las pocas experiencias que hay de construcción de una
institucionalidad metropolitana. La ciudad de Buenos Aires se
extiende en el territorio que contando el conurbano tiene 17 millones
de personas, que tiene una complejidad y una misma dinámica, porque
un mosquito que va a picar de un lado o del otro del Riachuelo no
está mirando qué jurisdicción política hay, y lo mismo entre los
3 millones de viajes que hay del conurbano a la ciudad. En cualquiera
de los temas es necesario articularlo metropolitanamente y en eso es
muy positivo que Acumar exista, un lugar donde coordinar las
políticas, pero los resultados no han sido muy buenos. Acumar se
puso en marcha, tiene una tarea y es muy importante que demuestre
capacidad de acción porque son muchos los temas que necesitan de
esta articulación metropolitana. La queja que había hasta el
momento sobre todo desde Ciudad era que los distintos colores
políticos complicaban la coordinación de esa gestión. Hoy el
gobierno nacional, el de la provincia y el de la ciudad tienen el
mismo color político y de todas maneras no logran avanzar. Acumar
también ha cambiado varias veces de autoridad política y la falta
de una conducción en el mantenimiento de una política en el tiempo
también conspira contra el objetivo. Cuando a un organismo le
cambian permanentemente la conducción política es difícil que
pueda implementar y tener consistencia en sus políticas.
- ¿Cuál es la
situación más compleja en la cuenca Matanza Riachuelo?
- La salud y, en
particular, la de los niños. Los estudios que se hicieron en la
villa 21 mostraron una enorme cantidad de metales y de sustancias que
tienen consecuencias perdurables en el tiempo. La contaminación del
agua, que no haya un proceso de reconversión industrial para que no
se siga contaminando. En muchos países que han resuelto y se han
liquidado cauces que estaban en iguales o peores condiciones y hoy
están en perfecto estado, pero lo primero que uno tiene que hacer es
dejar de contaminar. Lo más urgente es producir una reconversión
industrial y una erradicación de los basurales que están a la vera
del Riachuelo.
Andrés Nápoli,
de la FARN: “La mala
gestión se profundiza”
por Gisela
Marziotta
El director
ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Andrés
Nápoli, aseguró que la falta de gestión de la Acumar, más allá
de que cuenta con un presupuesto importante, es porque no hay
decisión política de controlar la actividad industrial, base de la
contaminación del Riachuelo que pone en riesgo a un millón y medio
de personas.
- ¿Qué cosas
se hicieron en estos diez años?
- Podemos
enumerar la creación de la Acumar, muy criticada en cuanto a su
funcionamiento pero es el organismo adecuado para desarrollar todas
las acciones que se tienen que llevar adelante porque es el que tiene
como misión coordinar. Tiene muchos problemas de coordinación,
porque no han logrado que las tres jurisdicciones actúen de una
forma coordinada. Existe toda la tarea que se llama la limpieza de
los márgenes, que se ha desarrollado bastante bien, de hecho la
Ciudad de Buenos Aires tiene incorporado en su licitación de
residuos la limpieza por agua del Riachuelo que es fundamental porque
sino en lo que es el lado de los asentamientos, las villas no hay
manera de recoger la basura. Se trabajó en la apertura del Camino de
Sirga. Existe a partir del fallo de la Corte información, eso es un
dato relevante para poder desarrollar políticas públicas.
- ¿Qué falta
hacer?
- Todavía
faltan llevar adelante políticas de control de la fuente de
contaminación, todo lo que es el control de la actividad industrial
está muy rezagado. En lo que hace a lo que tiene que ver con los
residuos urbanos, de limpieza de basurales a cielo abierto también,
muy inconstante la política y con poca coordinación con los
municipios. Todavía no se ha desarrollado un plan en relación a la
salud, la población en situación de riesgo específica todavía no
ha sido identificada. Además podemos sumarle la falta de
planificación y ordenamiento territorial, todo lo que tiene que ver
con políticas de vivienda está muy retrasado.
- ¿Por qué no
se avanza?
- Hay problemas
de gestión. La Acumar tiene un presupuesto importante pero no se ha
asumido como autoridad de gestión y creo que después de diez años
acá hay un tema de falta de decisión política. Lo que se hace
muchas veces es porque la justicia o las organizaciones no
gubernamentales ponen presión o quienes controlan el tema Riachuelo
lo ponen en la agenda pública pero no parece haber una voluntad
política consistente como para llevar adelante el tema y esto tiene
consecuencias y tiene su costo económico, esto sale dinero al Estado
y el dinero que se gestiona mal o se subejecuta no lo reciben otras
cuencas u otros presupuestos para atender las mismas situaciones en
otros lugares.
- ¿Cuál es la
respuesta oficial cuando se hacen estos planteos?
- No hay
respuestas, simplemente una pésima gestión y lo que no hay en la
Acumar es un equipo comprometido con la tarea a desarrollar. Existen
equipos pero no tienen la suficiente fuerza política para
desarrollar las acciones o no sienten el compromiso para ponerlo en
práctica.
- ¿Cuál es la
situación más compleja?
- La parte
social. Las personas que sufren de forma directa las consecuencias de
la contaminación y que necesitan una asistencia inmediata.
- ¿Cree que se
va a lograr avanzar en el saneamiento del Riachuelo?
- Para que esto
se solucione se va a tener que transformar en una política de
Estado. Hasta que eso no se transforme en una política pública
vamos a tener que seguir dependiendo de los llamados de atención, de
las sanciones, los reclamos de la Corte o que se haga por fuera de
las políticas públicas. Hace años que venimos pidiendo que la
gestión mejore y, lejos de eso, la mala gestión tiende a
profundizarse.
Fuentes:
Gisela Marziotta, Una limpieza que es puro maquillaje, 12/05/18, Página/12. Consultado 15/05/18.
Gisela Marziotta, "No se hacen los controles", del CEM, 12/05/18, Página/12. Consultado 15/05/18.
Gisela Marziotta, "La mala gestión se profundiza", 12/05/18, Página/12. Consultado 15/05/18.
La obra de arte que acompaña esta entrada es "El Puerto", de Víctor Cunsolo.
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