Ante una nota de Página/12, el INTA volvió a poner en red un libro al que había
silenciado previamente. El libro,
producido por investigadores del INTA, cuestiona los plaguicidas. El
organismo lo sacó de circulación. Enterado de la nota el INTA lo
devolvió a su estado anterior.
por Darío Aranda
Plaguicidas en el
ambiente es el nombre del libro que editó a fines de 2017 el INTA,
con la autoría de Virginia Aparicio, Eliana Gonzalo Mayoral y José
Luis Costa. PáginaI12 lo difundió el 23 de abril pasado. En una
inédita decisión, las autoridades del INTA decidieron retirarlo del
sitio web de la institución.
Los autores del
libro prefirieron no referirse al tema. En un contexto de despidos en
el Estado, media docena de investigadores de carrera confirmaron que
la orden de censura provino de la Presidencia (Juan Balbín y Mariano
Miguel Bosch) y del Consejo Directivo. Cuando se ingresa al link
original aparece la leyenda “lo sentimos, pero no encontramos la
página que busca”.
El máximo nivel
de decisión del INTA es el Consejo Directivo, espacio mixto
público-privado, dominado por la mirada del agronegocio y con gran
peso del sector empresario, con representantes de la Sociedad Rural,
Confederaciones Rurales (CRA), Coninagro, Federación Agraria y
Aacrea (Asociación de Consorcios Regionales de Experimentación
Agrícola). El agronegocio, de transgénicos y agrotóxicos, no se
cuestiona desde las autoridades o directores de área.
“Es vergonzosa
la medida tomada por el INTA, pero no nos asombra ya que sigue el
tópico de otras directivas, como fue la supresión del término
agrotóxico y el no mencionar a las organizaciones ambientales. A
partir de la última dictadura, donde hubo un desguace de su planta
más progresista, la línea científica de investigación tendió a
ponerse en sintonía con el agronegocio hasta ser un promotor del
mismo”, recordó Gerald Bertolo, de la Asamblea Río Cuarto Sin
Agrotóxicos.
Desde la Campaña
Paren de Fumigar de Santa Fe, Carlos Manessi, remarcó que es “una
política de estado” el silenciar las voces críticas al modelo
transgénico. “No nos sorprende el accionar del INTA. Y creemos que
se va profundizar el agronegocio y el castigo a las voces críticas”,
advirtió.
Máximo Bontempo,
gerente de Comunicación del INTA, argumentó vía correo
electrónico: “Dada la sensibilidad del tema el Consejo Directivo
del INTA pidió revisar los avales del libro, estimo que a la
brevedad estará nuevamente online”. El presidente del INTA y el
Consejo Directivo no aceptaron preguntas. Ante el conocimiento de que
la censura sería difundida por este diario, el INTA volvió a subir
el libro al sitio institucional. La censura duró dos semanas.
Desde la Facultad
de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, los
docentes de las materias Salud Socioambiental, Práctica Final y el
Instituto de Salud Socioambiental (cuyos trabajos de investigación
fueron citados en el libro del INTA), repudiaron la decisión de las
autoridades del organismo. “La censura por parte de los sectores de
poder intentan callar y ocultar la realidad del actual modelo
productivo y su impacto en la salud, a través de maniobras cobardes
que ponen en jaque las prácticas democráticas en las instituciones
del Estado”, cuestionaron los académicos de Rosario.
Guillermo
Folguera, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet y
profesor de Historia de la Ciencia en la UBA, remarcó una triple
gravedad en la censura: “Se trata de una institución estatal, que
debería tener como responsabilidad el bien común y el cuidado de
las personas. El segundo agravante es que no es la primera vez; en la
historia reciente del INTA se prohibió utilizar la palabra
agrotóxico. El tercero es que se pretenden ocultar perjuicios
directos sobre el bienestar social y ambiental, tal como la presencia
y los niveles de toxicidad del glifosato”.
Folguera recordó
que las censuras no sólo buscan el silencio, sino también pretenden
ser ejemplificadoras para el resto de los trabajadores. Llamó a que
los técnicos y académicos discutan respeto a la censura y la
persecución. Al respecto, llamó la atención que ningún
investigador de carrera del INTA se haya expedido públicamente.
Diego Montón,
del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), afirmó que
históricamente la estructura de poder del INTA estuvo asociado al
agronegocio, pero también remarcó el trabajo de sectores que
avanzaron en autonomía y acompañan a la agricultura familiar y
campesina. “Repudiamos la censura porque justamente le resta
autonomía a los investigadores para seguir criticando un modelo que
ha demostrado todos sus límites y consecuencias. Los mismos que
censuran son los que impiden el desarrollo de investigaciones en
agroeocología y soberanía alimentaria, que es lo que más necesita
el pueblo argentino”, afirmó Montón. También precisó que los
sectores del INTA que trabajan junto a campesinos son los que padecen
presiones y achique.
Fuente:
Darío Aranda, La censura levantada también es censura, 14/05/18, Página/12. Consultado 15/05/18.
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