Berta Isabel Zúñiga lo considera corresponsable, por negligencia, de la muerte de su madre, asesinada en 2016 cuando se oponía a la presa de Agua Zarca.
por Isabel Ferrer
“El Banco
Holandés de Desarrollo sabía que había episodios de violencia en
torno a la construcción de la presa Agua Zarca, en el río
Gualcarque, antes de firmar el contrato. Pero siguieron adelante. Por
eso les consideramos corresponsables de la muerte de mi madre. Por
negligencia”. Así justifica Berta Isabel Zúñiga Cáceres, hija
de Berta Cáceres, la activista hondureña asesinada en 2016, la
demanda que está a punto de interponer contra la entidad bancaria.
Berta Isabel va de gira por Europa para reforzar un pleito fundado en
“la falta de respeto por los derechos humanos de las comunidades
indígenas, y la negligencia de haber ignorado los avisos de mi
madre”. El escrito está listo, solo falta afinar los últimos
flecos legales y espera presentarlo en breve.
El Banco Holandés
de Desarrollo (FMO, en sus siglas en neerlandés), el Banco Finlandés
de Desarrollo y el Banco Centroamericano de Integración Económica,
acordaron en 2014 con la firma hondureña Desarrollo Energéticos
(DESA), financiar la construcción y gestión de la central
hidroeléctrica. En 2016, el primero anunció que suspendía sus
actividades “preocupado por la violencia continuada en Honduras”.
Este jueves, FMO ha colgado un comunicado en su página de web
mostrando sus “respetos y simpatía hacia Berta Cáceres, una
respetada defensora de los derechos humanos, cuya muerte es una
tragedia”. La nota hace también un llamamiento a las autoridades
hondureñas “para que lleven ante la justicia a todos los
responsables de tan terrible crimen”. Y concluye señalando su
compromiso “en la construcción de un mundo mejor a través de la
ayuda a empresarios, a veces en las circunstancias más difíciles;
respetamos profundamente los derechos humanos en todos nuestros
proyectos”. La hija de la activista muerta apunta que esas palabras
llegan tarde. “Ahora que estamos aquí, se pronuncian. Pero tras la
muerte de mi madre, tardaron un año en hablar. Y lo hicieron después
de que hubiera presión internacional por lo ocurrido”. En la
demanda holandesa participa el Consejo Cívico de Organizaciones
Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Un grupo activista
fundado por la propia Cáceres.
La presa de Agua
Zarca es un proyecto hidroeléctrico que debía ubicarse a lo largo
del curso fluvial del Gualcarque, un lugar sagrado para la cultura
lenca. Berta Cáceres lideró la oposición a las obras durante una
década, y consiguió que la constructora china Sinohydro abandonara.
La contratación pasó a manos de DESA. Ella fue tiroteada por un grupo de hombres armados que asaltaron su domicilio en La Esperanza,
al oeste de Tegucigalpa, y el pasado 3 de marzo, la policía detuvo a
Roberto David Castillo Mejía. Era presidente de la compañía en el
momento del crimen, y la fiscalía considera que “se encargó de
ayudar a uno de los presuntos autores materiales del crimen”. Entre
el resto de los sospechosos figuran empleados de la propia DESA,
miembros de Ejército y sicarios.
Pensando que el
Estado hondureño pondría pegas a la investigación, la familia de
Cáceres y el Copinh formaron, junto con varias organizaciones
internacionales, el Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas
(GAIPE). Su informe concluyó que “en la planificación, ejecución y encubrimiento del asesinato, habían participado numerosos trabajadores del Estado, entre policías, militares y funcionarios, además de directores y empleados de DESA”. Para la Asociación
Hondureña de Energía Renovable, sin embargo, el móvil del crimen
pudo ser económico: iban en busca de los 170.000 dólares recibidos
con el premio Goldman al Medio Ambiente, el Nobel verde, recibido por
Cáceres en 2016. Berta Isabel, que ha pasado por Bruselas, seguirá
junto con sus colaboradores camino de Suiza, España y Alemania.
Fuente:
Isabel Ferrer, La hija de Berta Cáceres demanda al Banco Holandés de Desarrollo, 18/05/18, El País.
No hay comentarios:
Publicar un comentario