El temblor, de 7,2, y con epicentro en el Estado de Oaxaca, ha sacudido la Ciudad de México cinco meses después del seísmo del 19 de septiembre, aunque no hay víctimas ni daños materiales.
por Javier Lafuente,
Jacobo García y Pablo Ferri
México revivió
este viernes por la tarde su peor pesadilla. Un nuevo temblor sacudió
parte del país a las 17.39. Casi cinco meses después del sismo del
19 de septiembre que dejó más de 300 muertos solo en la capital, la
Ciudad de México volvió a moverse de lado a lado durante varios
segundos. El epicentro del temblor, de magnitud 7,2, se situó a
pocos kilómetros de Pinotepa Nacional, en la costa del pacífico
Oaxaqueño, a unos 600 kilómetros al sur de la capital. El temblor,
del que se han sucedido más de 200 réplicas, una de 5,9 apenas una
hora después del primero, también se ha sentido con fuerza en los
estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla. Los daños materiales han sido
menores y no se han registado víctimas. Horas después del
terremoto, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida,
informó que el helicóptero en el que viajaba por las zonas
afectadas en Oaxaca se precipitó, causando varios heridos y
fallecidos. Posteriormente, la Fiscalía informó que 13 personas, 3
menores de edad, fallecieron como consecuencia del desplome de la
aeronave.
El primer temblor
provocó escenas de pánico en distintos barrios de la capital. En
las colonias Roma y La Condesa, donde más golpeó el 19-S, la
población salió a las calles inmediatamente. La principal
preocupación era que pudiesen derrumbarse algunos edificios. Al
menos dos fachadas de sendos inmuebles de la Avenida Amsterdam, en
pleno corazón de La Condesa, se vieron afectadas, sin que los
edificios se viniesen abajo. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel
Mancera, ha asegurado que no se han registrado nuevas afectaciones en
los edificios dañados en septiembre.
La alerta
sísmica, a diferencia de lo que ocurrió hace cinco meses, sonó
unos segundos antes de que se moviera la tierra y poco después
comenzaron los helicópteros a sobrevolar la ciudad. “Qué susto he
pasado, pensé que iba a ser como el de hace unos meses pero ha sido
menos tiempo”, aseguraba Guadalupe Naranjo en la Colonia Roma. "Me
dan miedo edificios como ese", decía, señalando a una mole
abandonada desde hace cinco meses por daños en la estructura y que
se tambaleó la tarde del viernes.
En la colonia de
Polanco, Carmen Rioja, explicaba que “se bloqueó”, atenazada por
el pánico, y tuvo que bajar con ayuda las escaleras de su vivienda.
“Me he quedado paralizada. No sabía qué hacer. Aún tengo el
miedo en el cuerpo del ultimo terremoto”.
En el Zócalo o
la colonia del Valle se repitieron las escenas y cientos de personas
salieron a la calle con el pánico en el rostro. “Nunca había
vivido algo así. Se movía todo a mi alrededor”, explica en la
colonia Roma Julie O’Connor, una turista irlandesa aún con los
pies descalzos por la velocidad con la que abandonó la habitación
en la que se aloja.
El temblor ha
espantado a los vecinos del Multifamiliar Tlalpan, en el sur de la
ciudad. Con 10 edificios, el complejo fue uno de los más afectados
por el terremoto del 19 de septiembre. Uno se cayó y varios acabaron
con daños estructurales graves. Nueve personas murieron.
Esta tarde, al
menos 150 vecinos se habían juntado para una asamblea. Después de
un largo tira y afloja el Gobierno de la ciudad les iba a entregar
los estudios definitivos de daños de los inmuebles. Acababan de
empezar, cuando la alerta sísmica comenzó a sonar. Estaban en la
calle, sentados en sillas de plástico, mientras el moderador leía
el orden del día. Al sonar la alarma, todos se levantaron y se
juntaron en el centro de la calzada, a menos de 100 metros de las
ruínas del edificio 1-C, caído en septiembre.
Muchos se
abrazaron, otros empezaron a llorar. Sobre sus cabezas, los cables de
luz se balanceaban, ensayando una danza conocida por todos, la danza
del miedo.
Los helicópteros
empezaron a sobrevolar la zona. Se escuchaban sirenas de ambulancia.
Mientras se reponían del susto, muchos vecinos marcaban números en
sus teléfonos, tratando de saber si familiares y amigos en otros
puntos de la ciudad estaban bien. Otros se organizaron para revisar
los edificios en busca de posibles daños.
El miedo del 19-S
En una primera
estimación, el Servicio Sismológico Nacional Mexicano ha informado
de que el temblor ha tenido una magnitud de 7,0. Casi al mismo
tiempo, el Servicio Geológico estadounidense ha elevado la
intensidad del seísmo a 7,5 -aunque poco más tarde la ha rebajado
a 7,2- y ha situado el epicentro al suroeste del estado sureño de
Oaxaca, el quinto más extenso del país. Oaxaca es una de las zonas
geológicamente más activas de todo México. El epicentro se ha
ubicado a 37 kilómetros al noreste de Pinotepa de Don Luis y el
hipocentro se encuentra a 24,6 kilómetros de profundidad.
La tierra ha
vuelto a temblar en México menos de seis meses después de que dos
terremotos devastadores mataran a cientos de personas en el centro y
el sur del país. El primer temblor, de 8.2 de intensidad, se produjo el 7 de septiembre del pasado año, cuando la tierra rugió y se
llevó por delante la vida de 96 personas, la mayoría de ellas en el
estado de Oaxaca. Dos semanas después, el 19 de septiembre,
coincidiendo con el aniversario del gran terremoto de 1985 que mató
a 10.000 personas, otro seísmo, con más capacidad destructora que el primero, dejó miles de personas atrapadas bajo los escombros de
los edificios y un balance letal de 369 muertos.
Tras la alerta
sísmica se activaron todos los protocolos y se estableció
comunicación con los estados en los que el sismo fue percibido,
indicó el ministro de Gobernación (Interior) a través de su cuenta
de Twitter.
Accidente de
helicóptero
El secretario de
Gobernación de México, Alfonso Navarrete Prida, informó pasadas
las 10 de la noche que el helicóptero en el que viajaba junto al
gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, por las zonas afectadas por el
terremoto de este viernes, perdió el control durante el descenso y
se precipitó contra el suelo. El desplome de la aeronave causó 13
muertos, entre ellos 3 menores de edad.
“Qué susto he
pasado”
Vecinos de Ciudad
de México, Oaxaca y Morelos cuentan su experiencia en el terremoto
de este viernes.
por Elena Reina y
Pablo Ferri
Esta vez, la
alerta sísmica sonó a tiempo. Cientos de vecinos de la Ciudad de
México, Oaxaca y otros estados afectados tuvieron tiempo de salir.
En septiembre, en cambio, la alarma sonó cuando ya estaba temblando.
En la capital,
las reacciones han sido variadas. Humberto Acevedo, de 32 años,
estaba en una cafetería del centro cuando sonó la alerta. Lo
primero que hizo fue organizar el desalojo de clientes. Humberto
forma parte de las brigadas de rescate en situación de catástrofe.
Aunque suene obvio, dice, lo primero que hay que hacer es mantener la
calma. Desde que comenzó a temblar, supo que este temblor no sería
tan intenso como el del 19 de septiembre. "Les dije que
mantuvieran la calma y que no expresaran pánico innecesario".
Guadalupe
Naranjo, vecina de la colonia Roma, explica que ha pasado un mal
rato. La Roma fue uno de los barrios más afectados por el sismo del
19 de septiembre "Qué susto he pasado", dice la mujer,
"pensé que iba a ser como el de hace unos meses pero ha sido
menos tiempo. Me dan miedo edificios como ese", dice señalando
a una mole abandonada desde hace cinco meses por daños en la
estructura y que se tambaleó como un junto la tarde del viernes.
A un kilómetro
de allí, en la colonia Juárez, Diana, una joven de 25 años, cuenta
que estaba con una amiga cuando empezó el terremoto. "Ya
teníamos mucho susto de lo que pasó la vez pasada y temíamos que
volviera a pasar".
El miedo ha
durado lo que el temblor, si acaso unos minutos más, mientras la
gente hablaba con amigos y familiares y comprobaba que todos estaban
bien. Ya de noche, las terrazas del corredor Roma Condesa, atestadas
de viernes a domingo, presentaban un aspecto habitual.
En Oaxaca, la
situación ha sido parecida. Incluso en el istmo, la zona más castigada por los temblores de septiembre.
En Juchitán, uno
de los pueblos más afectados entonces, Naomi Méndez cuenta que el
temblor de este viernes le agarró con sus padres, en casa. Ella
alcanzó a salir a la calle, pero ellos se quedaron paralizados
dentro. "Yo gritaba para que salieran pero con el temblor se
marearon y no podían moverse", cuenta desde el otro lado del
teléfono.
"Vivimos
preocupados, siempre en alerta. Ahora estamos esperando en este
terreno por si viene una replica más grande. Después del 7 de
septiembre tomamos más precauciones y esperaremos el tiempo que haga
falta. Probablemente hoy nadie duerma dentro de su casa",
cuenta. Los vecinos harán turnos de vigilancia en las calles esta
noche: "Después del temblor anterior la gente está sin trabajo
y muchos aprovechan estas situaciones para entrar a robar a las
casas. Por eso nos vamos a organizar para cuidarnos entre nosotros y
así poder descansar un poco", explica.
Méndez cuenta
que han encendido un fuego y, alrededor, se ha juntado un grupo de
vecinos tomando café caliente. Cuando sea la hora de dormir, sacarán
una sábana y la colocarán en el suelo frente a su casa y mirarán a
los lados: "Hay que estar pendientes de que no haya encima de
nosotros postes de luz, vallas, porque no queremos que pase otra
desgracia si vuelve a temblar". En Juchitán no se han
registrado daños graves, aunque el municipio ya estaba prácticamente
destruido: "Las casas que ya estaban dañadas, se dañaron más.
No aguantan tantas réplicas. Es necesario que el Gobierno haga un
nuevo censo", pide Méndez.
En Ixtaltepec, a
quince minutos de Juchitán, el temblor no se ha sentido con
demasiada intensidad. Con Juchitán, Ixtaltepec fue uno de los
pueblos más afectados por los sismos de septiembre. Guadalupe
Jiménez, vecina del municipio, cuenta: "Sí, sentimos lo
fuertito, pero aquí es que ya estamos acostumbrados, estamos en modo
vibrador. Las casas ninguna se cayó, aunque bueno, aquí la gente
está empezando a reconstruirlas, así que todo bien. Mi mamá y mi
tía se han asustado pero ya".
Eva Rodríguez,
vecina de la ciudad de Oaxaca, dice que "quienes más lo
sintieron fueron los vecinos de la costa. Yo estaba en el
supermercado y los anaqueles... Era tremendo el ruido, las cosas
cayendo, pero los empleados aplicaron su protocolo de desalojo y
salimos super rápido. Yo creo que ya nos hemos acostumbrado".
En el Estado de
Morelos, en Cuernavaca, la situación fue parecida a la de Ciudad de
México. La gente salió a la calle enseguida, pero apenas se
reportaron daños. José Martínez, vecino de la ciudad, estaba en
una copistería. "Estaba con mi familia y todos salimos rápido
a la calle, sentí como que me mareaba. A diferencia del del 19 de
septiembre, que fue muy violento, este se sintió como más
oscilatorio. Pero aún así, la gente salió rápido, rápido. La
gente tiene lo que pasó muy presente".
Las claves del
sismo en México
Aunque el
terremoto, con epicentro en la costa de Oaxaca, ha superado los siete
grados, no hay constancia de víctimas mortales ni heridos.
por Ignacio Fariza
Un potente sismo
de 7,2 grados ha sacudido este viernes el centro y sur de México. El
terremoto, que se ha sentido con fuerza en la Ciudad de México, ha
tenido su epicentro al sur de Pinotepa Nacional (costa de Oaxaca),
una zona especialmente sísmica. Dos especialistas responden a las
preguntas de El País horas después del temblor:
¿Por qué los
daños han sido menores que en ocasiones anteriores? Hay muchas
variables que afectan, pero los sismólogos consultados llaman a la
prudencia hasta que lleguen reportes certeros desde la zona más
afectada, de muy difícil acceso. "Los daños son menores porque
el tipo es distinto del del 19 de septiembre, por ejemplo: en aquella
ocasión fue muy energético en altas frecuencias, las que afectan a
edificios de alturas medias. Esta vez, el rango de frecuencia ha sido
menor", apunta Miguel Ángel Santoyo, del Instituto de Geofísica
en Michoacán. Respecto al del pasado 7 de septiembre, la potencia ha
sido "hasta 32 veces menor". La distancia a la capital -400
kilómetros- también ha atenuado el impacto, rebajado la frecuencia
de las ondas y permitido que las alarmas sísmicas avisaran del
terremoto hasta con un minuto de anticipación. "Además, en esa
zona hay muchos sensores de detección", añade Víctor Cruz,
sismólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Un sismo de magnitud 7,2 a esa distancia de la Ciudad de México
está por debajo del umbral de peligrosidad, aunque en esta ocasión
los riesgos eran superiores porque cientos de estructuras están
potenciales dañadas".
¿A qué
profundidad se ha producido? Unos 12 kilómetros bajo tierra, una
cifra "relativamente normal en la zona en la que ha tenido
origen", valora Santoyo.
¿Por qué tres
sismos potentes en cinco meses? "Cuando ocurre un sismo muy
grande es común que, posteriormente, aumente la sismicidad",
dice Santoyo. Dos factores lo explican: las réplicas posteriores al
sismo y los cambios en el sistema de esfuerzos. "No es raro que
una vez que ocurre un terremoto potente ocurran más", añade el
sismólogo del Instituto de Geofísica.
¿Tiene algo que
ver con el terremoto del 19 de septiembre? "No", subrayan
al unísono Santoyo y Cruz. "En aquella ocasión ocurrió dentro
de la placa de cocos y esta vez ha sido de subducción [entre dos
placas, la de cocos y la de Norteamérica]", agrega el primero.
"En cambio, sí es probable que tenga que ver con el de 2012 en
Ometepec (Guerrero) que fue, además, de una magnitud muy similar".
"Eventualmente sí podría estar vinculado a ese sismo, aunque
aún no tenemos todos los datos", apunta Cruz.
¿Cabe esperar
más réplicas? Sí, "aunque la ley sismológica dice que su
potencia decrece con el tiempo", dice Cruz. "En 1982 se
produjeron dos terremotos de, más de seis grados el primero y de
siete el segundo, muy cerca de esa zona. Y las réplicas fueron
muchas". Según su experiencia, si por algo se distinguen este
tipo de terremotos es por una "cantidad desmesurada" de
réplicas.
¿Cada cuánto
tiempo se repite un terremoto de siete grados o más en México?
Estadísticamente, cada entre tres y cinco años, subraya Santoyo.
Pero esta cifra varía: no es una ley matemática y la recurrencia
cambia drásticamente.
¿Es una zona muy
sísmica la del epicentro? Sí, la costa del Pacífico mexicano, en
el tramo de Jalisco a Chiapas, es una de las regiones del país
norteamericano en las que es más común que se produzcan terremotos.
"En Chiapas, por ejemplo, ha estado temblando desde el sismo del
7 de septiembre", añade Santoyo.
¿Está preparada
la costa de Oaxaca para una sacudida así? No. "La zona de
Pinotepa no está especialmente preparada. La mayoría de viviendas,
de adobe, no son sismoresistentes. Aún hay que esperar: no me
sorprendería que en la sierra de Oaxaca haya habido daños
importantes", cierra Víctor Cruz.
Fuentes:
Javier Lafuente, Jacobo García, Pablo Ferri, Un fuerte terremoto sacude México y revive el pánico, 17/02/18, El País. Consultado 17/02/18.
Elena Reina, Pablo Ferri, “Qué susto he pasado”, 17/02/18, El País. Consultado 17/02/18.
Ignacio Fariza, Las claves del sismo en México, 17/02/18, El País. Consultado 17/02/18.
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