Deberá cruzar un
monte nativo protegido, cuencas hídricas y un yacimiento de uranio.
Y costeará la falla geológica de Sierras Chicas. Ambientalistas
piden participación y que se busque un trazado alternativo menos
dañino.
por Lucas Viano
Será una de las
obras más promocionadas por la gestión actual. El Gobierno
provincial está dispuesto a construir la autovía de Punilla, a
pesar de que la ruta 38 que atraviesa este valle es de jurisdicción
nacional.
Si uno viaja por
esta ruta un domingo de enero a las 19, pedirá a gritos la autovía.
La 38 es la arteria principal de este sector turístico. Con los
años, se ha convertido en una avenida de estas localidades,
especialmente en el tramo de Villa Carlos Paz a Villa Giardino.
Sin embargo,
realizar una nueva ruta a lo largo de una zona ubicada entre dos
sierras implicará sortear desafíos ambientales, pues se trata del
pulmón verde de la provincia y la esponja que nutre de agua a los
diques cordobeses.
Todavía no está
definida la traza, pero la Provincia ya anunció que un buen tramo
(desde Carlos Paz hasta Casa Grande) se realizará al este de la
actual ruta 38. Esta decisión ya se ganó las quejas de las ONG
ambientalistas.
Federico Kopta,
presidente del Foro Ambiental Córdoba, sostiene que sería más
conveniente que la autovía fuera por el oeste de la actual ruta. “Se
trata de una zona más degradada, con menor pendiente y menos
presencia de bosque nativo, debido al impacto antrópico que ya
recibió y al tipo de terreno”.
Osvaldo Vottero,
presidente de Vialidad Provincial, asegura que realizar el camino al
oeste de la actual ruta es más complicado. “Es más difícil
porque habría que partir a la mitad Bialet Massé. Además, el
terreno también es más dificultoso allí”, agrega.
El funcionario
aclara que esta decisión fue tomada a partir de los estudios
técnicos encargados a especialistas de la Universidad Nacional de
Córdoba (UNC).
La alternativa
elegida es el este del valle de Punilla, es decir, la ladera
occidental de las Sierras Chicas.
Joaquín Deón,
geógrafo de la UNC que ha estudiado la zona, asegura que esa ladera
es muy frágil. “Están en riesgo unas 25 mil hectáreas de
renovales de bosques nativos serranos que fueron incendiadas entre
2014 y 2016”, explica.
Según el mapa de
ordenamiento territorial del bosque nativo, la mayoría de ese sector
del valle de Punilla está en categoría roja, la de mayor
protección, según la ley de bosques.
Kopta señala dos
puntos en los que inevitablemente se deberá desmontar en zona roja.
“Son dos meandros que hace el río Cosquín hacia el este. Uno está
en Bialet Massé y el otro, entre Santa María de Punilla y Cosquín.
Habrá un gran impacto en el bosque nativo y en las escorrentías”,
asegura.
En tanto, Deón
agrega: “De acuerdo con la poca información que hay, la autovía
cortaría completamente de sur a norte la reserva Camín Cosquín y
parte del sitio comechingón de la comunidad Ticas, de Bialet Massé”.
El geógrafo
advierte sobre el impacto que tendría en los sistemas hídricos.
“Hay unas 20 microcuencas que se verían afectadas. Todas son
tributarias del río Cosquín. Interrumpiría la circulación natural
de fauna e insectos, y la dispersión de semillas entre las laderas
occidental y oriental de las Sierras Chicas”, dice.
Uranio en el
camino
Otro desafío
ambiental que deberá resolverse es su paso por el yacimiento de
uranio Rodolfo, ubicado al este de Cosquín.
Esta veta fue
analizada en la década de 1960 y se encontró una concentración de
uranio superior a la de la mina Los Gigantes. Es un elemento que
naturalmente emite radiación baja, por ejemplo, al transformarse en
el gas radón.
Según Kopta, el
movimiento de areniscas ricas en uranio puede incrementar la
liberación del gas radón recluido en las rocas, el cual está
probado que incrementa el riesgo de cáncer de pulmón.
El biólogo
también se plantea qué se hará con toda esa roca que se remueva.
Serán miles de metros cúbicos con una concentración de uranio
similar a la existente en el chichón de Alta Córdoba.
Y recuerda que el
año pasado todos los intendentes de las comunidades de Punilla
rechazaron categóricamente que llevaran a la exmina de Los Gigantes
los 36 mil metros cúbicos de residuos de extracciones de uranio que
están en el chichón.
Otro problema ya
conocido son las fallas geológicas que tienen las Sierras Chicas y
que tantos problemas han causado en el Camino del Cuadrado.
“No tiene nada
que ver con el Camino del Cuadrado, que tiene una bajada de siete
kilómetros por montaña. Esta autovía casi no pasará por la
montaña y en los lugares donde lo hará, se harán viaductos en
lugar de terraplenes. Es un diseño completamente distinto”,
explica Vottero.
Frenar la
urbanización
Deón y Kopta
temen que la nueva autovía también traiga la especulación
inmobiliaria. Al respecto, Vottero entiende que los municipios
deberán redefinir su ejido urbano para lograr el ordenamiento
urbanístico alrededor de esta nueva vía. “Todo camino nuevo se
convierte en un polo de desarrollo. De todas formas, en una autovía
no puede haber ingresos en cualquier lado, como en una ruta. Las
autovías tienen acceso cada cuatro kilómetros”, detalla.
Deón advierte:
“Si bien una autovía es necesaria, también es necesario dar
participación a la población y a colectivos multidisciplinarios
para planificar un correcto trazado de la autovía para no dañar la
cuencas serranas, como ya ocurre con el Camino del Cuadrado”.
Asambleas
En la región
existen muchas asambleas ambientales agrupadas en la regional Punilla
de la Comisión por la Defensa del Bosque Nativo (Codebona).
En un comunicado,
los asambleístas alertaron a la población sobre el riesgo que esta
nueva vía podría traer. “Atropellaría reservas naturales, como
la Camín Cosquín, cuencas de agua, el yacimiento de uranio Rodolfo,
pueblos, parques naturales, ríos y balnearios, modificando
completamente el paisaje serrano que nos identifica”, dice el
texto.
Y recordaron que
ya existe un amparo ambiental contra la iniciada obra sobre la
variante Costa Azul y el puente sobre el lago San Roque. “Pero en
ningún momento se frenaron las máquinas que están aniquilando el
bosque nativo en San Roque”, comentaron.
El jueves pasado,
vecinos de Casa Grande se reunieron con su jefa comunal, Adelaida
Castro, quien se comprometió a no otorgar su aval político a la
obra (es decir, no firmar actos administrativos) antes de cumplir con
el proceso de información y de participación vecinal.
Serán 45
kilómetros en cuatro etapas
Es el plan de la
Provincia para avanzar con la obra.
Variante Costa
Azul. El proyecto del Gobierno provincial es avanzar en cuatro
etapas, desde Carlos Paz hasta La Falda. Ya se habilitó como autovía
el tramo desde la autopista Córdoba-Carlos Paz hasta el dique San
Roque, por la variante Costa Azul. Allí, se construye actualmente un
nuevo puente desde el que comenzará la autopista. Varias asambleas
ambientalistas ya presentaron un amparo por esta obra.
Primer tramo. El
primer tramo de cuatro kilómetros llegará hasta Bialet Massé.
Vottero estima que a fin de mes se podrían conocer más detalles de
la obra. También reconoce que en esta localidad está el sector con
las obras más complicadas, ya que requerirá viaductos para sortear
el relieve irregular de la zona.
Por el oeste.
Entre Cosquín y Casa Grande, la autovía cruzará la ruta 38 y
seguirá por el oeste hasta La Falda. En total, la autovía tendrá
unos 45 kilómetros.
Fuente:
Lucas Viano, Los desafíos ambientales de la autovía de Punilla, 17/02/18, La Voz del Interior.
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