La reducción de
la cubierta vegetal incrementa la temperatura en 0,23º en las áreas
afectadas.
por Miguel Ángel
Criado
A medida que se
reduce la cubierta vegetal del planeta, la temperatura superficial de
la Tierra va en aumento. Es lo que ha comprobado una investigación
basada en el retroceso de bosques y selvas observado desde los
satélites. Aunque el efecto del calor extra es local, la
globalización de la deforestación está haciendo que este
calentamiento termine siendo global.
La serie de
procesos que hay tras el cambio climático se expresa en un
calentamiento global del planeta. El mecanismo más estudiado y
señalado es el que conecta las emisiones de gases de efecto
invernadero con el aumento de la temperatura. Hasta ahora, se veía a
los árboles como cazadores de CO2, que necesitan para vivir. Cada
árbol menos, era más CO2 en la atmósfera. Pero hay otro mecanismo
menos estudiado que también ayuda a enfriar la superficie y es la
evapotranspiración vegetal que, como la sudoración en los humanos,
ayuda a reducir el calor.
"Sabíamos
que los bosques tiene un papel a la hora de regular la temperatura de
la superficie y que la deforestación afecta al clima, pero esta es
la primera evaluación global que nos ha permitido mapear
sistemáticamente los mecanismos biofísicos que hay detrás de estos
procesos", dice en una nota el investigador del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC) y principal autor de la
investigación, Gregory Duveiller.
Esta evaluación
global ha rastreado los cambios en la cubierta vegetal mundial en lo
que va de siglo. Partían de la base de que una selva amazónica, un
bosque mediterráneo o los campos de cereal afectan de forma
diferente al balance energético. Además de la evapotranspiración,
de los varios mecanismos biofísicos que afectan a la interacción
entre tipo de cubierta vegetal y el clima local, el más importante
es el efecto albedo. Se trata de la capacidad que tiene una
superficie de reflejar más o menos radiación solar, es decir,
devolver más o menos calor al espacio. La nieve, por ejemplo,
tendrían un albedo muy elevado, cercano al 90 % de la radiación
incidente, mientras que un bosque rondaría entre el 8 % y el 10 %.
La investigación,
publicada esta semana en la revista Nature Communications, ha
estimado cuánto se calienta una zona tras el cambio en el uso del
suelo. De media, las perturbaciones en el balance de energía
provocadas por los cambios en la cubierta vegetal han provocado un
aumento de la temperatura de 0,23º en esas áreas. Un cuarto de
grado no parece mucho, pero es el incremento habido solo entre 2000 y
2015, el periodo estudiado. Además, localmente, el calentamiento
puede ser de varios grados. Este incremento se suma al calentamiento
provocado por el CO2. Se produce así un doble impacto: el local,
sobre el área deforestada y los que viven en ella, y global, sumando
más calor al cambio climático en curso.
Cada transición
en el uso de la tierra tiene un impacto diferente. No es lo mismo
deforestar una selva para cultivar palma o soja que usar el terreno
como pastizal para el ganado. El segundo aumenta su efecto albedo,
pero, al haber menos verde, reduce al mismo tiempo su capacidad de
evapotranspiración. En ese delicado balance, el enfriamiento o el
calentamiento depende de cuál de los dos procesos acaba
imponiéndose.
Los
investigadores comprobaron así que, en las latitudes más altas, en
las regiones boreales, la perdida de árboles eleva de inmediato el
albedo de la superficie, nevada buena parte del año. Aquí apenas
han detectado calentamiento. De hecho, han comprobado lo contrario.
En cambio, en zonas tropicales dominadas por especies arbóreas de
hoja ancha y perenne, la deforestación en favor de la agricultura o
la ganadería elevan el albedo de la superficie, pero eliminan la
regulación térmica que producía la transpiración de los árboles.
Así que, como dicen los autores, si toda deforestación es negativa,
las selvas tropicales son "el tipo tipo de vegetación que más
merece la pena conservar".
Fuente:
Miguel Ángel Criado, La deforestación aumenta el impacto de la radiación solar en la superficie terrestre, 22/02/18, El País.
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