Unos piensan que
hay que estar loco para vivir allí. Para otros, es un lugar soñado
donde todos pueden prosperar.
Tener cerca la
planta de residuos nucleares con más contaminación de todo Estados
Unidos no debe ser fácil.
Pero para muchos
de los residentes de las ciudades que limitan con la planta nuclear
de Hanford, en el sur del estado de Washington (noroeste de Estados Unidos),
los peligros se exageran desde fuera.
"Nací en
Richland en 1955 y aquí me crié", le dice a BBC Mundo Bob
Thompson, alcalde de esta ciudad que, junto con Kennewick y Pasco,
forma lo que se conoce como las tres ciudades (Tri-Cities).
De las tres
poblaciones, Richland es la que está más cerca de Hanford.
La región vive
prácticamente de los ingresos que genera la instalación nuclear,
admite el alcalde, quien considera que hay un fuerte estigma asociado
con cómo es la vida cerca de la planta.
"Pero no
entre nosotros los residentes, sino para la gente de fuera. De hecho
por eso tenemos esta conversación, ¿no es así? Por el estigma".
Thompson se
refiere a la atención -en su opinión, exagerada- que se le
presta a cualquier accidente que sucede en las instalaciones,
inmersas desde hace 30 años en un complejo proceso de limpieza.
"Las labores
cotidianas de limpieza no generan interés; un escape o accidente
nuclear, sí", dice con cierta resignación.
Alta
contaminación
La oficina de
comunicación de Hanford le envió a BBC Mundo información sobre
cómo está siendo ese trabajo de limpieza nuclear, considerado como
uno de los más grandes del mundo y al que todavía le quedan décadas
para la conclusión.
En 1989, el
Departamento de Energía de Estados Unidos y el Departamento de Ecología del
estado de Washington alcanzaron el Acuerdo Tripartito para limpiar
las instalaciones.
"Pese al
progreso que se ha hecho, todavía queda mucha contaminación. El
proceso para producir plutonio es extremadamente ineficaz: genera una
gran cantidad de residuos sólidos y líquidos pero solo se obtiene
una pequeña cantidad de plutonio", explica la empresa en un
comunicado.
Durante los días
de actividad de Hanford, se generaron millones de toneladas de
residuos sólidos y cientos de miles de millones de litros de
desechos.
Producción de
plutonio
La planta de
Hanford, que se extiende a lo ancho de una amplia planicie a poca
distancia del río Columbia, es un complejo nuclear operado por el
gobierno federal de Estados Unidos que abrió sus puertas a comienzos de
1943.
El objetivo era
claro: producir plutonio para aplicarlo en la fabricación de
armamento nuclear.
Allí se
desarrolló parte del Proyecto Manhattan que culminó en la
elaboración de unas bombas atómicas que terminarían siendo
tristemente famosas.
Hanford fue hogar
del Reactor B, el primer reactor a escala completa que produjo
plutonio y que se utilizó para fabricar la primera bomba nuclear que
se probó en Trinidad.
A continuación
el plutonio se usó en Fat Man, la bomba que se lanzó sobre
Nagasaki, Japón, en agosto de 1945.
"Esta bomba
puso fin a la Segunda Guerra Mundial", señala la portavoz de
comunicación de Hanford Site.
El alcalde de
Richland dice que el lanzamiento de la bomba fue un evento trágico,
pero necesario.
Thompson insiste
en que sirvió para que terminara la guerra y considera que la otra
opción ("una victoria de Hitler y Japón") hubiera sido
mucho peor.
Un lugar lleno de
vida
Pese a ser un
lugar profesional de destrucción, Hanford estaba repleto de vida ya
desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
En su libro de
2013 Plutopia: Nuclear Families, Atomic Cities, and the Great Soviet
and American Plutonium Disasters ("Plutopía: familias
nucleares, ciudades atómicas y los grandes desastres de plutonio
soviético y estadounidense"), la historiadora Kate Brown
describe cómo Richland fue una de las primeras "comunidades
nucleares".
"Trabajar en
Hanford, incluso cuando muchos no sabían el alcance real de lo que
allí se estaba produciendo, se consideraba patriótico", le
explica Brown a BBC Mundo.
En su obra, la
historiadora estadounidense compara las plantas de Hanford y Ozersk,
en la ex Unión Soviética.
Brown relata que
los directores de estas dos instalaciones se dieron cuenta de que lo
mejor era construir lo que ella define como "plutopía":
una comunidad de residentes en la que poder entrar era "como
ganar la lotería".
"Richland se
configuró como una ciudad subsidiada por el gobierno federal donde
los salarios eran un 30 % más altos, con excelentes escuelas e
importantes ayudas para la vivienda", cuenta Brown.
"Hasta los
años 60, todas las minorías fueron excluidas de Richland. Los
negros y latinos que trabajaban en la planta eran forzados a vivir al
otro lado del río". señala.
Sin riesgo de
explosión
El alcalde no
tiene grandes quejas ni malos recuerdos asociados con Hanford.
Thompson cuenta
que se fue de su ciudad natal unos años, pero pronto regresó para
abrir un despacho de abogados en las Tri-Cities.
"La gente me
miraba como si estuviera loco, '¡cómo te vas a ir a vivir allí!',
me decían.
"Los de
fuera piensan que hay riesgo de explosión. Eso no es así. Es
difícil crear la carga, el plutonio, mire lo complicado que le está
resultando a otros países como Irán, Corea del Norte, etc.",
sostiene.
Durante su
infancia y juventud en Richland, Thompson no se vio marcado por la
cercanía de la planta, que en aquel entonces estaba activa.
"Era la
época de la guerra de Corea y de la crisis de los misiles con Cuba",
evoca, "nos tomábamos muy en serio las amenazas, nos teníamos
que proteger frente a Rusia y China".
El alcalde
recuerda que estaban más preocupados por que les cayera una bomba o
un misil encima que por los peligros de la planta de Hanford.
"No
significa que la planta no sea peligrosa o que no se tenga que
limpiar", aclara, "en los 40 y los 50 estábamos
acostumbrados. Cuando algo está siempre ahí, se vuelve habitual, no
llama tanto la atención como a los foráneos".
Contaminación
del agua
Para los
activistas de la organización Hanford Challenge, la vida en Richland
y las otras dos ciudades conlleva serios peligros, especialmente por
el agua y los escapes.
Los residuos
nucleares líquidos se cuentan por miles de millones de litros y se
infiltran en el agua subterránea que, a escasa profundidad, lo
impregna todo.
Existe temor de
que la contaminación llegue al río Columbia y por eso desde Hanford
Challenge hacen monitoreo continuo de los trabajos de limpieza que se
están realizando.
"Al no tener
intereses o restricciones, al ser independientes, podemos actuar como
organización vigilante", le dice a BBC Mundo Tom Carpenter,
director de la entidad.
"Queremos
promover un legado ambiental que sea sostenible para las tres
ciudades, el Pacífico Noroeste y más allá", añade Carpenter,
quien no es muy optimista respecto al proceso de limpieza.
"Se han
salido de presupuesto y van muy retrasados en el calendario".
Escape en los
tanques
La mayor parte de
los residuos nucleares de Hanford están contenidos en grandes
tanques, a la espera de que puedan ser trasladados a otro lugar.
El destino final
aún no está claro. Se habla de la posibilidad de distribuir los
residuos a los estados de Nuevo México o Texas, pero por el momento
no hay un único lugar donde depositar todos estos desechos.
El problema es
que algunos de los tanques han tenido pequeños escapes.
Los contenedores
originales, tanques de carcasa única construidos en los 40 y 50,
filtraron al menos 3,5 millones de litros de desecho líquido en la
tierra.
Las autoridades
de Hanford construyeron tanques de armazón doble en los 70 y 80 y
empezaron a transferir los residuos radiactivos a los nuevos
recipientes.
Pero en octubre
de 2012, el Departamento de Energía anunció que uno de los tanques
de doble protección tenía un escape entre las dos capas
protectoras.
Aunque la fuga
parece contenida, existe preocupación por un posible fallo en los
demás tanques.
El alcalde de
Richland se mantiene tranquilo: "Los responsables de seguridad
de Hanford tienen mucho talento. Yo confío plenamente en ellos. Son
las personas que quiero que estén ahí en caso de que haya
problemas".
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Fuente:
Beatriz Díez (@bbc_diez), Hanford Site, el lugar con más contaminación nuclear de Estados Unidos donde se fabricó el plutonio para la bomba atómica de Nagasaki, 01/02/18, BBC Mundo.
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