El hallazgo de 34
ejemplares muertos en Malargüe preocupa a los especialistas de esta
emblemática ave que está amenazada.
El hallazgo de 34 ejemplares de cóndor andino muertos en Malargüe, presuntamente
envenenados por puesteros de la zona, llevó a recordar la
importancia de esta ave para el ecosistema andino.
El macabro
descubrimiento tuvo lugar el martes pasado en el paraje Los Molles (a
unos 3.000 msnm) y los cadáveres de los animales -34 cóndores, un
puma, corderos y una oveja- estaban amontonados en tres grupos y
“achicharrados”.
Cuando un
depredador -puma o zorro- mata a uno de sus animales, los criadores
envenenan los restos del cadáver que estas especies dejan apartadas
para continuar comiéndose los días siguientes.
Generalmente
utilizan carbofurán, que es un agrotóxico. cuando los carnívoros
regresan y continúan saciando su hambre, ingieren el veneno con que
fue rociada su presa, y mueren. Al ser carroñero, el cóndor se
alimenta de restos que dejan los depredadores y también sufre el
envenenamiento.
Con sus fuertes
picos desgarran los tejidos y abren los cueros, lo que también
facilita el aprovechamiento de la pieza por parte de carroñeros de
menor tamaño. Su rol en el ambiente tiene que ver con la limpieza de
los animales muertos en el campo. Un cóndor puede ingerir unos 5
kilos de carne en un día pero también puede ayunar hasta 5 semanas.
El cóndor andino
se encuentra entre las aves más grandes del mundo capaces de volar.
Llega a pesar hasta 15 kilos y sus alas alcanzan los 3 metros de
longitud. Suelen ser negros, pero tienen un característico «collar»
blanco, además de algunas marcas del mismo color en las alas.
Viven en zonas
montañosas, como la cordillera de los Andes, donde soplan fuertes
vientos que les permiten planear.
Alcanzan la
madurez sexual a los 5 o 6 años de edad y anidan entre los 1.000 y
5.000 msnm, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Posee
una tasa de reproducción muy baja ya que ponen un huevo cada dos
años.
La Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga como
una especie amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el
envenenamiento por la ingesta de animales intoxicados o de los
propios cebos envenenados colocados ilegalmente por cazadores y
ganaderos.
En Mendoza el
cóndor andino (Vultur gryphus) está declarado Monumento Natural
Provincial (Ley 6.599/98) y protegido por la Ley Provincial 4.602,
con su modificatoria Ley 7.308 y Decreto Reglamentario 1.890/05.
Mendoza adhiere a la Ley Nacional 22.421 de conservación de la
fauna.
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Fuente:
Por qué el cóndor es tan importante para el ecosistema andino, 23/01/18, Los Andes. Consultado 26/01/18.
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