La concentración
de isótopos de radio en el océano se ha doblado en una década.
por Miguel Ángel
Criado
En menos de una
década, la concentración de radio-228 en las aguas del océano Ártico casi se ha doblado. El acelerado deshielo provocado por el
cambio climático estaría facilitando la aportación extra de este
elemento químico radiactivo desde las costas que rodean el Polo
Norte. Los científicos aún no tienen claras las consecuencias a
largo plazo de este fenómeno.
El 228RA es un
isótopo del radio de origen natural que surge del decaimiento de
otro elemento radiactivo, el torio, presente en los sedimentos. "Pero
a diferencia de este, se disuelve en el agua, donde los científicos
pueden rastrear su origen, concentración, ratio y dirección de su
flujo", dice en una nota la investigadora del Instituto Oceanográfico Wood Hole de Estados Unidos y principal autora del estudio,
Lauren Kipp. Más importante aún, para los científicos marinos toda
esa información ha convertido al radio-228 en un sensor del estado
de salud de los océanos y la composición de las aguas oceánicas.
Junto a un grupo
de colegas, Kipp tomó muestras a distintas alturas de la columna de
agua desde 69 estaciones de recogida distribuidas por el Ártico,
desde el este del estrecho de Bering, entre Alaska y Rusia, hasta el
mismo Polo Norte. Las mediciones, realizadas en el verano de 2015 a
bordo de un rompehielos de los guardacostas estadounidenses, fueron
comparadas después con las obtenidas en una expedición similar realizada en 2007 por científicos alemanes.
Los resultados
del estudio publicados en Science Advances, muestran que la
concentración media de 228RA por metro cúbico de agua era de unos
71.000 millones de átomos. La cifra casi dobla las mediciones
obtenidas en 2007. Aunque, en el contexto global la cantidad de radio
en el Ártico apenas supera el 5 % del total de todos los mares del planeta, en términos relativos, "los niveles de radio-228 en la
región central del océano Atlántico son unas 10 veces más bajos
que los que hemos encontrado en el centro del Ártico en 2015",
aclara Kipp. La concentración es aún más baja en el Pacífico o el
Índico.
¿De dónde viene
tanto radio? Las dos principales fuentes naturales de este elemento
son, por un lado, el torio presente en los sedimentos que se van
acumulando en las plataformas continentales, la porción de tierra
sumergida bajo el mar en las cercanías de la línea costera, y la
aportación fluvial. A pesar de que el Ártico no es el océano más
grande, aquí desembocan grandes ríos hasta el 10 % del agua dulce
que llega a todos los mares. Pero hay un nuevo factor que estaría
alterando el equilibrio natural: el cambio climático.
Teniendo en
cuenta la deriva transpolar, la fuerte corriente que mueve los hielos
desde el este y hacia el norte, el exceso de radio debe de provenir
de los sedimentos de la plataforma continental siberiana. Con sus 50
metros de profundidad de media, es la plataforma más extensa que hay
en el planeta, con unos 1.500 kilómetros de línea costera. El
deshielo provocado por el calentamiento estaría, según los
científicos, exponiendo esta franja terrestre al contacto con el
agua, facilitando la disolución del radio. Además, la acción de
las olas sobre los sedimentos ahora desprotegidos estaría acelerando
la erosión y la aportación de este elemento.
"A estos
niveles, el radio no afecta al agua o la vida acuática",
destaca Kipp. En realidad, los científicos usan el radio como un
indicador de los materiales de la plataforma continental que acaban
en el mar. "Así que, si los niveles de radio están aumentando,
esto indica que las aportaciones de otros elementos también lo están
haciendo", añade. Y son estos otros elementos, minerales como
el hierro o las tierras raras y compuestos orgánicos en las aguas
polares, los que podrían estar afectando a todo el ecosistema
ártico, desde el minúsculo plancton hasta los grandes mamíferos
marinos.
Fuente:
Miguel Ángel Criado, El cambio climático está alterando la química del Ártico, 08/01/18, El País.
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