El 5 de diciembre de 2007 una explosión en la Universidad provocaba seis muertes. Hubo un juicio en 2014, pero la Justicia ordenó acentuar una investigación que no ha avanzado.
por Denise
Audrito
Hoy se cumplen 10
años de las explosiones en la planta piloto de Ingeniería, y el
dolor atraviesa a la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). A
las 10, frente al edificio siniestrado, volverán a recordarse a
quienes fallecieron por quemaduras, tras varios días de agonía.
Aquel 5 de
diciembre de 2007, unos 2.600 litros de hexano ingresado para ensayos
por una firma privada provocaron un voraz incendio y estallidos. El
fuego envolvió a la docente Liliana Giacomelli de Ceballos (42), al
estudiante Juan Politano (22), a los científicos Gla-dys Baralla
(52), Damián Cardarelli (43), Carlos Ravera (64), y a Miguel Mattea
(58), director del Grupo de Investigación de Productos Oleaginosos
(Gidpo).
No es la única
tragedia que enlutó a la UNRC. En 1977, a seis años de su
fundación, 16 estudiantes murieron en un colectivo arrollado por un
tren, frente al campus.
Las explosiones
de 2007 significaron también una implosión. En medio de una
profunda conmoción, hubo multitudinarios debates sobre la seguridad,
los servicios para terceros y hacia dónde debía ir la Universidad.
Tras el
siniestro, con fondos nacionales se construyó una nueva planta para
Ingeniería, que reemplazó a la siniestrada.
Se mejoraron las
medidas de seguridad, pero el debate por lo ocurrido no está
cerrado. Tampoco, en la Justicia.
En abril de 2013
el Tribunal Oral 2, en Córdoba, dictó cinco condenas a personas que
trabajaban en la Universidad, pero sin cerrar la causa: ordenó en
cambio que se continuara investigando la responsabilidad del exrector
Oscar Spada, de la multinacional belga De Smet SA (que encargó el
experimento) y de la empresa Aceitera General Deheza (AGD), que
compró los 13 tambores con hexano que provocaron la ignición fatal.
En el juicio
realizado en Córdoba, Carlos Bortis (vicedecano de Ingeniería y
titular de la fundación con la que las empresas acordaron los
ensayos) fue sentenciado a tres años y medio de prisión efectiva
por el delito de “estrago culposo agravado por la muerte de
personas”. Estuvo 15 meses privado de la libertad y salió con la
condicional en agosto último.
También fueron
condenados, a dos años y medio de prisión en suspenso, José Luis
Pincini (secretario técnico de la UNRC, responsable de la seguridad)
y Miriam Ferrari (directora del departamento de Tecnología Química).
Una pena menor de dos años y condicional recibió Sergio Antonelli
(secretario técnico de Ingeniería), y de seis meses para Edith
Ducrós (vicedirectora del Departamento).
Fue sobreseída
Gladys Ruetsch, integrante del equipo de investigación (Gidpo) que
se salvó milagrosamente. Actualmente, es intendenta de Ticino.
Pincini y Bortis se jubilaron. Los demás siguen trabajando en la
UNRC.
Según la
investigación, en septiembre de 2007, se iniciaron las
conversaciones entre Mattea, director de Gidpo, y la empresa De Smet,
interesada en hacer ensayos de extracción de aceites vegetales
(flake de soja) con hexano.
Comenzaron a
trabajar sin tener nada firmado. Después acordaron un convenio que
sería suscripto por el vicedecano Bortis, que presidía además una
fundación de la UNRC (luego disuelta) y Aníbal De Marco, gerente de
producto de De Smet. Como responsables de los ensayos aparecían
Javier Boretti, por De Smet, y Mattea, por la UNRC.
La empresa se
comprometía a aportar 10 mil pesos y “elementos que mejoren las
instalaciones” con el fin de realizar la experiencia. El día del
siniestro, las autoridades de la UNRC declararon desconocer que
hubiera hexano.
Guillermo Lega,
fiscal federal de Río Cuarto, encargado de proseguir la nueva
investigación que ordenó aquel fallo de 2014, dijo haber hecho
“averiguaciones con respecto al pedido de hexano realizado por la
empresa Aceitera General Deheza para De Smet, y la habilitación de
la firma que trasladó los 13 tambores a la planta”. Pero no
dispuso imputaciones.
La semana pasada,
por denuncias de empleados por maltrato y acoso laboral, Lega fue
trasladado a Rosario. La causa quedó en manos de la subrogante,
Alicia Cena.
La nueva
Cuatro meses
antes de la explosión, un informe de la Sindicatura General de la
Nación advertía de numerosas falencias en materia de seguridad en
la UNRC. La actual decana de Ingeniería, Miriam Martinello, estaba
trabajando en el primer piso de la planta piloto el día del
desastre. Como la mayoría de los que se salvaron, se tiró por la
ventana. Martinello mostró a La Voz la nueva planta de
investigaciones, habilitada en 2011. El nuevo edificio fue dotado de
modernas medidas de seguridad. Le faltan algunos elementos para
funcionar a pleno “pero es del Primer Mundo”, dice Martinello.
“Con la
explosión aprendimos a sufrir y a trabajar de otra manera. También
fue un mensaje respecto al financiamiento necesario para trabajar de
modo adecuado”, resumió ahí mismo Juan Torres, doctor en Química
e investigador del Conicet.
Actos y
evocaciones para hoy
Homenaje al
estudiante que murió en el siniestro.
Hoy, la comunidad
universitaria de Río Cuarto recordará a las seis víctimas de las
explosiones de la Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería. Habrá
asueto administrativo y académico entre las 10 y las 13. Se
realizará un primer acto frente al edificio donde ocurrió el
luctuoso hecho. Luego, se inaugurará un monolito en las Residencias
Estudiantiles, que llevarán el nombre del estudiante muerto Juan
Politano. Finalmente, habrá una misa en el mismo sitio.
Explosiones UNRC:
una década de dolor
Este martes se
cumplen 10 años de la tragedia en la planta piloto de la facultad de
Ingeniería de la UNRC. Murieron cinco docentes y un alumno.
por Lisandro
Tosello
Eran las 10 de la
mañana del miércoles 5 de diciembre de 2007 cuando la tragedia
irrumpió en el campus de la Universidad Nacional de Río Cuarto
(UNRC). Todo sucedió en la planta piloto de Ingeniería. Las llamas
y la desesperación invadieron el recinto. Algunos alumnos salieron
corriendo a pedir ayuda, en tanto otros, que se encontraban rindiendo
-ya estaba habilitada la primera mesa de examen final- se tiraron por
la ventana para salvar sus vidas.
Ese miércoles,
integrantes del Grupo de Investigación y Desarrollo en Productos
Oleaginosos (Gidpo) estaban realizando ensayos con hexano cuando la
planta piloto ardió.
Al menos veinte
personas resultaron heridas y otras siete fueron trasladadas de
urgencia en grave estado al Instituto del Quemado, en Córdoba
capital.
¿Cuántas y
quiénes fueron las víctimas?
En las
explosiones de la UNRC murieron cinco docentes y un alumno.
Juan Andrés
Politano. Brillante alumno de Ingeniería Química. Había rendido su
última materia una semana antes del siniestro. Oriundo de Jovita,
fue medalla de plata en las Olimpíadas Nacionales de Química, en
representación de su colegio secundario. Tenía dos hermanos.
Liliana
Giacomelli. Doctora en Química, no participaba del equipo del doctor
Mattea. Estaba casada con el investigador Claudio Ceballos y era
madre de cuatro niñas. Una de ellas es la nadadora Macarena
Ceballos.
Carlos Ravera.
Ingeniero Químico y técnico del Conicet. Fue encargado del montaje
de la planta piloto de Ingeniería. Trabajaba bajo las órdenes de
Mattea.
Damián
Cardarelli. Ingeniero Químico, docente e investigador del Conicet.
Doctor en Ingeniería Química con posgrado en Alemania. Era casado y
tenía dos hijos.
Gladys Barralla
de Simone. Investigadora de reconocida trayectoria en la UNRC. Era
madre de tres hijos.
Miguel Mattea.
Docente e investigador. Era el responsable del proyecto de extracción
de aceite con hexano que realizaba el grupo Gidpo. Fue decano de la
facultad entre 1992 y 1994. Era casado y tenía tres hijos.
Única
sobreviviente
Liliana Ruetsch
formaba parte del equipo. La docente estaba en el primer piso de la
planta piloto cuando comenzaron las explosiones. Se tiró por la
ventana, como muchos alumnos, y así logró salvar su vida. Fue
imputada por “estrago culposo agravado” por el juez federal
Carlos Ochoa, quien consideró que “no podía desconocer los
riesgos”.
El 20 de marzo de
2013, en el marco del juicio, el fiscal Maximiliano Hairabedian, del
Tribunal Oral 2 de Córdoba absolvió a la docente. Ruetsch no vive
ni trabaja más en Río Cuarto.
Responsables de
la tragedia
El juez federal
Carlos Arturo Ochoa procesó a cinco autoridades de la UNRC y a dos
ingenieros de la empresa De Smet como “autores de estrago culposo
agravado por la muerte de personas”.
Javier Boretti y
Aníbal Demarco. Representantes de la firma De Smet.
Carlos Bortis.
Exvicedecano de Ingeniería y presidente de la Fundación de la UNRC.
José Luis
Pincini. Exsecretario de Coordinación Técnica y Servicios de la
UNRC.
Sergio Antonelli.
Responsable del Comité de Seguridad de la UNRC.
Miriam Ferrari y
Edith Ducrós. Directora y vicedirectora del departamento de
Tecnología Química.
Diego Moitre.
Ochoa dictó “falta de mérito” para el exdecano de Ingeniería,
puesto que al momento del convenio entre la Fundación de la UNRC y
la empresa De Smet estaba de licencia. No obstante, lo procesaron por
“incumplimiento de deberes de funcionario público”. Le trabaron
embargo por este delito pero confirmaron su falta de mérito respecto
al estrago.
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El fiscal
Maximiliano Hairabedian, del Tribunal Oral 2 de Córdoba, solicitó
penas de prisión para cinco de los seis imputados. Sin embargo,
consideró que el exvicedecano Carlos Bortis tenía una
responsabilidad mayor porque ostentaba ese cargo y el de presidente
de la fundación que iba a firmar el convenio con la empresa De Smet
-estaban trabajando sobre un borrador-. Para él pidió tres años de
prisión efectiva.
En tanto,
solicitó tres años de prisión en suspenso para José Luis Pincini,
exsecretario de coordinación técnica y seguridad de la UNRC, igual
que para Sergio Antonelli; dos años de prisión en suspenso para
Miriam Ferrari, y un año y medio en suspenso para Edith Ducrós,
directora y vice del Departamento de Tecnología Química.
El 5 de abril de
2013 se confirmó la prisión efectiva de Carlos Bortis y se decidió
investigar a Aceitera General Deheza por las explosiones en la UNRC.
El 28 de
diciembre de 2015, a ocho años de las explosiones y casi tres del
juicio oral, la sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal
confirmó por unanimidad las cinco condenas por “estrago culposo
agravado”, por la muerte de seis personas.
Al año
siguiente, el primero de mayo, Casación confirmó la pena contra
Carlos Bortis y éste ingresa a la cárcel de Bouwer. Tras estar 16
meses detenido, el 30 de agosto de este año salió con libertad
condicional.
Demanda
millonaria
Familiares de las
víctimas firmaron un acuerdo de conciliación por las demandas
civiles ante un conjuez federal y renunciaron a la querella. Los
resarcimientos fueron pagados por De Smet, una ART y la UNRC.
¿Cómo sigue la
causa?
Sigue abierta la
causa en la Fiscalía Federal de Río Cuarto luego de que el Tribunal
Oral ordenara que se investigue la presunta responsabilidad del
exrector Oscar Spada y de las empresas De Smet y Aceitera General
Deheza (AGD) en la tragedia que marcó a la Universidad para siempre.
Por qué y cómo
explotó: qué dice el expediente judicial
El 5 de diciembre
de 2007 una explosión en la Universidad provocaba seis muertes. Una herida abierta en Río Cuarto que cumple 10 años.
El 23 de
noviembre de 2007 llegan a la UNRC, en un transporte de la firma
Oliva Hermanos, 13 tambores con 2.300 litros de Esso Hexano. Fueron
comprados a la empresa Gafor, por Aceitera General Deheza, a pedido
de la firma multinacional De Smet.
Los tambores son
recibidos por Javier Boretti, representante de De Smet en el convenio
marco acordado con el Grupo de Investigación y Desarrollo de
Productos Oleaginosos (Gidpo), de la UNRC, dirigido por Miguel
Mattea.
Se habían
programado cuatro ensayos en el marco de una experiencia de
extracción de aceites a través de semillas vegetales. Estaban los
tambores dentro de la Planta Piloto de Ingeniería. Los
investigadores no se explican por qué no se acondicionó un tanque
para hexano de tres mil litros que la planta tenía afuera.
En una reunión
del Departamento de Ingeniería Química, se discutió sobre
seguridad y el grupo dirigido por Mattea se comprometió a trabajar
después de las 18, cuando cesaba la actividad estudiantil en la
planta. En materia de seguridad, se colocan carteles de no fumar,
cintas perimetrales y un extractor “atado con alambre” en una
ventana.
A las 9.55 del
miércoles 5 de diciembre, el alumno Juan Politano y el técnico de
De Smet, Diego Bonazza, ponen en funcionamiento una bomba centrífuga
que hace circular por una cañería una mezcla de 30 por ciento de
aceite y 70 por ciento de hexano (miscela). Supuestamente, la
preparaban para el último ensayo que se haría a la tarde.
Según las
testimoniales, se produce un derrame junto a la pared interior oeste.
Politano trata de colocar una manga corrugada con un extractor, para
absorber los gases. Bonazza, de desconectar la bomba del tablero de
mando.
Mientras, una
ayudante de laboratorio de la planta baja intenta esterilizar un
material en un laboratorio y enciende el mechero de una autoclave.
Una llamarada desata entonces el infierno.
“Nos partió en
mil pedazos”, la sensación del actual rector Rovere
En 2007, Rovere
era secretario general de la Universidad, pero además integraba una
“comisión de seguridad” formada tras una explosión anterior, de
un horno. Una herida abierta en Río Cuarto que cumple 10 años.
El rector Roberto
Rovere admite que la reconstrucción interna de la Universidad
Nacional de Río Cuarto es “el gran desafío”, en medio del dolor
y de las diferentes opiniones sobre las responsabilidades por aquella
tragedia de hoy cumple una década.
En 2007, Rovere
era secretario general de la Universidad, pero además integraba una
“comisión de seguridad” formada tras una explosión anterior, de
un horno.
Ahora, plantea
que, aunque se avanzó mucho en materia de seguridad, cada actividad
que hoy se realiza “genera una preocupación grande”. Manifiesta
que la toma de conciencia “debe ser permanente” porque el
relajamiento “no es un problema sólo de la Universidad, sino de
toda la sociedad”.
- ¿Por qué se
produjeron las explosiones?
- Hubo una serie
de causas, una fundamental tiene que ver con el poco valor que hasta
ese momento se les daba a los riesgos. Si uno recorre instalaciones
públicas se da cuenta de que hay situaciones de hacinamiento y falta
de seguridad y un exceso de confianza. Nos habituamos a trabajar sin
las condiciones adecuadas, y la falta de fondos presupuestarios se
suma a la situación de dejadez o de conformismo de los trabajadores.
El relajamiento en seguridad es un problema serio.
- ¿Qué impacto
tuvo?
- Fue una gran
confusión en los primeros días, difícilmente uno llegaba a tener
una dimensión de la gravedad de los hechos, de todo el dolor que
significó el accidente, en los días posteriores, con la pérdida de
vida de compañeros de trabajo y de un estudiante. La magnitud y el
impacto que han tenido nos han marcado mucho, y el desafío sigue
siendo reconstruirnos hacia adentro. Algo estamos logrando,
cambiando. El 5 de diciembre no sólo es una fecha de conmemoración,
sino de toma de conciencia.
Qué cambió
- ¿Se supera la
división interna?
- Costará
bastante, es el desafío más grande de nuestra Universidad. Hoy
estamos, a 10 años, con un fallo definitivo de la Justicia contra
compañeros que desempeñaban funciones de gestión, compañeros que
han perdido a compañeros de trabajo, familiares que han perdido a
seres queridos. Se generó un debate muy amplio en torno a las
responsabilidades, las condiciones de seguridad, las vinculaciones
institucionales y con empresas. Hoy, cada vez que hay una propuesta
de protocolo con empresas, se ve el tema de los seguros y de
cuestiones que se desconocían. Se controla todo más.
- ¿Qué les
diría a los familiares de las víctimas?
- Más allá de
compartir con ellos el dolor, probablemente podemos tener visiones
diferentes de lo sucedido. Quizás todavía falta para terminar de
conocer la verdad, porque las instancias jurídicas tampoco están
concluidas. Lo importante es que como institución lo que queremos es
un acercamiento mayor con los familiares (...) De a poquito se van
construyendo esos puentes, que son necesarios no sólo con quienes
estamos al frente de la institución, sino con los propios compañeros
de trabajo porque esa división que se generó fue en distintos
sentidos. Realmente esto nos partió en mil pedazos. Poco a poco
iremos reconstruyéndonos.
Fuentes:
Denise Audrito, Una herida abierta en Río Cuarto que cumple 10 años, 05/12/17, La Voz del Interior. Consultado 05/12/17.
Lisandro Tosello, Explosiones UNRC: una década de dolor, 05/12/17, La Voz del Interior. Consultado 05/12/17.
Por qué y cómo explotó: qué dice el expediente judicial, 05/12/17, La Voz del Interior. Consultado 05/12/17.
“Nos partió en mil pedazos”, la sensación del actual rector Rovere, 05/12/17, La Voz del Interior. Consultado 05/12/17.
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