martes, 26 de diciembre de 2017

Un crecimiento descontrolado

por Fernando Colautti

El dique Los Molinos debe ser mirado en el espejo de su hermano San Roque: desde hace años, es el embalse con mayor deterioro ambiental después del de Punilla, cuyo mal estado ya impide hasta su uso para los bañistas (en el sitio de mayor concentración de turistas de Córdoba). Ambos son, además, la fuente de provisión de agua potable para la Capital, que representa el 40 por ciento de la población cordobesa.

El proceso de eutrofización (envejecimiento y pérdida de calidad del agua) de Los Molinos viene en avance. La presencia excesiva de algas es el síntoma. Y los nutrientes que aportan las cloacas sin tratar (sobre todo el fósforo) son indicados como la causa principal, aunque no única.

Hacia 2006, la principal fuente de ingreso de fósforo a Los Molinos estaba constituida por las actividades agrícolas y ganaderas en esa cuenca, según una investigación de Laura Borgnino, para la UNC. “Desde 2006, se puede observar un notorio incremento de loteos y viviendas en el perilago, en particular al oeste y norte, que se ha acelerado en forma exponencial en los últimos cinco años”, advirtió ese trabajo.

Para quien recorrió la zona hace 15 años y regresa hoy, el asombro por ese crecimiento salta a la vista. Y está claro que no puede ser sin impacto, sobre todo si se da de un modo no planificado y descontrolado, como en este caso. Córdoba registra un atraso en materia de infraestructura cloacal, pero es más notorio (y grave) en las zonas serranas que rodean a los diques, claves para el agua que sostiene a la provincia.

Fuente:
Fernando Colautti, Un crecimiento descontrolado, 26/12/17, La Voz del Interior. Consultado 26/12/17.

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