por Fabiana
Frayssinet
CABROBÓ, Brasil,
19 dic 2017 (IPS) - Cuando casi lograban su objetivo, los habitantes
de la comunidad quilombola de Jatobá, en el norte de Brasil, podrían
perder sus largos años batallando para que se les reconozca su
territorio, porque un trasvase del río São Francisco va a atravesar
sus tierras.
Ellos forman
parte de los diversos daños colaterales del denominado oficialmente
Proyecto de Integración del río São Francisco, una intrincada obra
de ingeniería para captar agua de ese río a través de 713
kilómetros de canales, acueductos, embalses, túneles y sistemas de
bombeo.
Considerada la
mayor obra de infraestructura hídrica del país, el gobierno
brasileño asegura que garantizará la seguridad hídrica de 12
millones de personas en 390 municipios de los estados de Pernambuco,
Ceará, Paraíba y Rio Grande do Norte.
Además asegura
que beneficiará a 294 comunidades rurales ubicadas en las márgenes
de los canales, en esta región semiárida que alterna períodos de
lluvia irregular con prolongadas sequías.
Pero para las 250
familias de Jatobá, parte del municipio de Cabrobó, en el estado de
Pernanbuco, la historia es otra, y la cuentan a IPS en su comunidad
quilombola, como se llaman en Brasil a los remanentes de los
quilombos, los refugios en zonas remotas donde se asentaban los
esclavos que lograban huir y que la Constitución reconoce como
territorios de sus descendientes.
“Ser quilombola
es autoafirmarse, reconocer tu color negro, ser parte de esa historia
de nuestro país”, cuenta Joana Angélica da Silva, lideresa de la
comunidad, que explica que ya tenían la demarcación y el
reconocimiento de su territorio de 4.851 hectáreas ubicadas a
orillas del curso medio del río, pero los trámites, como su
territorio pasaron a ser atravesados por uno de los canales del
megaproyecto.
Las 1.000
organizaciones sociales agrupadas en la Articulación para el
Semiárido (ASA) critican también la obra porque consideran que aún
no se agotaron otras fuentes menos costosas para abastecer el recurso
en esta ecorregión, en términos humanos, ambientales y financieros.
De lado
contrario, las autoridades de municipios beneficiados por la obra
aseguran que “el flujo de agua que el trasvase va a sacar del río
no superará en su momento pico los 100 metros cúbicos por segundo”.
Geraldo Junior
Silva, secretario de Planificación del municipio de Salgueiro, a 50
kilómetros del punto de captación del de aguas del eje norte del
trasvase, está seguro de los beneficios de canalización para la
población local.
“Sin duda es
una obra que para estas regiones traerá por un lado seguridad
hídrica y por el otro viabilizará el desarrollo, sobre todo para
retener a nuestros habitantes aquí”, asegura a IPS en este
videorreportaje que muestra las dos caras de la alteración de los
cursos de ríos como el São Francisco.
Fuente:
Fuente:
Fabiana Frayssinet, ¿A quién le calma la sed en Brasil el trasvase del río São Francisco?, 19/12/17, Inter Press Service.
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