La
capacidad de la atmósfera para almacenar gases de efecto invernadero
sin que se desencadene un proceso catastrófico de cambio climático
es limitada. Es algo así como una cuota fija que puede ser
cuantificada. Si esa cantidad es rebasada como resultado de las
emisiones anuales (globales) de gases de efecto invernadero (GEI) el
calentamiento podría alcanzar magnitudes verdaderamente dramáticas.
Como el tiempo de residencia en la atmósfera de los distintos gases
invernadero es muy largo, es importante tomar en cuenta el efecto
inercial del acervo de gases acumulado y no sólo las tasas de
emisiones anuales.
El
quinto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático
(IPCC) concluye que para mantener el calentamiento global por debajo
de los 2 grados centígrados, el volumen de gases invernadero
acumulado en la atmósfera no debe rebasar los 2.9 billones
(castellanos) de toneladas de dióxido de carbono equivalente
(ipcc.ch). Al ritmo actual de emisiones de gases invernadero, en sólo
19 años alcanzaremos esa cuota total: a partir de ese punto será
difícil evitar que el incremento en la temperatura global promedio
rebase los 2 oC.
Un
aumento superior a los 2 oC respecto de la temperatura promedio del
periodo 1850-1900 provocará daños muy graves en todas las
dimensiones del medio ambiente. Por ejemplo, la tasa de extinción de
especies se incrementará notablemente pues muchas no podrán
adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Es casi seguro que
los rendimientos de la agricultura mundial y de las pesquerías
oceánicas sean perturbados seriamente. Y aunque los cambios en el
ciclo global del agua no serán uniformes, se acentuará el contraste
en las precipitaciones entre las regiones húmedas y secas. Además,
la frecuencia de eventos atmosféricos extremos (como huracanes u
ondas de calor) aumentará con severos daños para las poblaciones
más vulnerables. Por supuesto, un incremento de 3 oC conduce a
escenarios verdaderamente escalofriantes.
Pero
numerosos científicos concluyen que incluso un incremento de 1.5 oC
representa un umbral peligroso que no debe ser alcanzado. Hoy sabemos
que el incremento en la temperatura global con respecto a 1880 ha
sido de 0.85 oC, lo que significa que queda poco margen de maniobra.
Esa meta de 1.5 oC es casi inalcanzable hoy en día; quizás por esa
razón el Acuerdo de París (adoptado en la Conferencia de las partes
o COP 21 en 2015) fijó la meta de no rebasar la cuota asociada a un
incremento en la temperatura global de 2 oC. Es evidente que la
diplomacia, la ciencia y los intereses económicos no caminan siempre
por el mismo sendero.
En el
Acuerdo de París cada país fijó sus compromisos de reducción de
emisiones de gases invernadero de manera voluntaria. Esas promesas
individuales sí están conduciendo a una reducción de emisiones,
pero no al ritmo que se requiere para hacer realidad el objetivo
global de dicho acuerdo. Aun si se llegan a cumplir sin contratiempos
los compromisos (voluntarios) nacionales, la temperatura global
promedio aumentará entre 2.6 oC y 3.1 oC para el fin de siglo.
La
organización Climate Action Tracker acaba de realizar un estudio
sobre los compromisos de reducciones y la capacidad de su aplicación
por los principales 55 países emisores de gases invernadero. El
resultado de esta jerarquización en seis niveles es alarmante. En el
nivel más bajo se encuentran seis países cuya política sobre clima
se considera "críticamente insuficiente" por ser
compatible con incrementos de temperatura superiores a los 4 oC.
Rusia y Estados Unidos se encuentran en esta categoría. El siguiente
nivel se denomina "altamente insuficiente" e incluye otros
seis países (entre ellos China y Japón). La política de estos seis
países conduce a incrementos de temperatura de 3 oC.
En el
tercer nivel se ubican 38 países con una política sobre cambio
climático "insuficiente" porque permite aumentos de entre
2 oC y 3 oC. En esta categoría se encuentran Brasil, la Unión
Europea y México. Finalmente, sólo un grupo de cinco países se
ubica en el nivel adecuado para mantener el incremento de temperatura
por debajo de los 2 oC, pero con excepción de India, se trata de
economías pequeñas.
El
Acuerdo de París contempla el fortalecimiento periódico de los
compromisos nacionales, pero las reglas precisas para hacerlo apenas
están siendo discutidas en la COP23 de Bonn esta semana. El tiempo
apremia pero es necesario esperar para ver qué sucede con la
aplicación de esas metas nacionales. Mientras tanto, una buena
noticia es que a pesar de que Estados Unidos se retiró del Acuerdo
de París, varios estados, muchas ciudades y decenas de empresas de
ese país han ratificado sus compromisos de reducir emisiones en el
marco de dicho acuerdo.
Quizás
el otro aspecto positivo en este oscuro panorama es que la comunidad
internacional parece decidida a mantener el esfuerzo colectivo para
mitigar el calentamiento global y sus efectos. Ojalá no resulte ser
demasiado tarde, porque sólo faltan 19 años y 50 días.
Fuentes:
Alejandro Nadal @anadaloficial, Cambio climático: faltan 19 años, 15/11/17, La Jornada.
La obra de arte que acompaña esta entrega es "Chimeneas en Bilbao", de Noel y Escasany, un cuadro incorporado a los mosaicos del Subterráneo de Buenos Aires, estación Moreno de la Línea C.
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