Foto: Mathieu Asselin |
Con una petición popular de estudio de un millón de votos, la UE tiene que decidir antes de diciembre si renueva la licencia para el uso del polémico compuesto químico.
El ministro
italiano de Agricultura, Maurizio Martina, tomaba posiciones en Twitter esta semana al compartir la etiqueta #StopGlifosato. La
licencia para matar malas hierbas en la Unión Europea caducó para
los productos que contengan este químico en junio de 2016, y las
discusiones en Bruselas sobre si debe prorrogarse se alargan. Pero la
renovación temporal -extendida entonces a falta de acuerdo-
expira en diciembre. La Comisión Europea ha propuesto conceder un
nuevo permiso de 10 años, pero la resistencia crece entre las dudas
sobre su peligrosidad, acusaciones cruzadas y demandas.
Precisamente este
miércoles, en matrimonio francés, los Grataloup, anunciaba la
interposición acciones legales contra los fabricantes de herbicidas
a base de glifosato, a los que culpan de la discapacidad de Theo, su
hijo de 10 años. El chico sufre graves malformaciones en esófago y
laringe, tiene problemas para respirar y ya se ha sometido a más de
50 operaciones. Sus padres creen que el hecho de que la madre
inhalara Glyper -uno de los productos a base del polémico químico-
durante la gestación es la causa de los problemas de su hijo.
Aunque la
Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ve “improbable” la vinculación del glifosato con el cáncer en humanos, -y en eso
se basa el Ejecutivo comunitario para proponer la renovación de la
licencia- abundan las acusaciones en este sentido. En Estados
Unidos, un tribunal federal desclasificó en marzo documentos que
sugerían que el gigante de productos agrícolas Monsanto había
preparado estudios favorables a este compuesto, el herbicida más
utilizado del mundo, que luego se habían adjudicado a expertos
académicos. Y hay sospechas en sentido contrario, con científicos
relacionados con el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer acusados de haber obviado datos sobre la inocuidad del
producto.
También esta
semana, los líderes de los grupos del Parlamento Europeo han pedido
que se vete la presencia de los grupos de presión y ejecutivos de la
empresa estadounidense en la Eurocámara después de que Monsanto se
negara a acudir a una sesión sobre su presunta influencia en
estudios científicos. La compañía adujo que no era el foro
adecuado para discutir esas acusaciones y no atendió la llamada de
los parlamentarios. Según Monsanto -cuya compra por parte de la
alemana Bayer también está bajo la lupa comunitaria- el proceso
de ampliación de la licencia del glifosato está "en muchos
aspectos secuestrado por el populismo".
Mientras
numerosas organizaciones ecologistas y de otros ámbitos de la
sociedad civil se oponen a esa prórroga y más de un millón de personas ha firmado una petición en ese sentido, Copa-Cogeca -la
principal agrupación de productores agrícolas del continente-
pide su mantenimiento. En un comunicado, han advertido del riesgo de
dejar a los agricultores europeos en posición de desventaja frente a
los extracomunitarios, y ha pedido confianza en la evidencia
científica sobre la seguridad del glifosato.
Independientemente
de la decisión comunitaria, los países, regiones o ciudades pueden
vetar su uso de forma interna. En España, Barcelona lo prohibió en
2015 y la Comunidad de Madrid veto el año pasado su uso en las carreteras de su competencia. Francia (el mayor productor de
alimentos comunitario), Austria y, a juicio por el tuit de su
ministro de Agricultura, también Italia, son los únicos Estados de
la UE que han manifestado públicamente su oposición a la
continuidad del glifosato. Aunque París parece haber relajado su
posición y se ha mostrado abierto a una renovación transitoria
antes de su prohibición total.
Fuente:
Glifosato sí o no: la batalla europea por el herbicida se recrudece, 06/10/17, El País. Consultado 09/10/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario