por Marina Aizen
El desmonte y la
Rural Los bosques están siendo arrasados para producir alimentos que
acaban en nuestro plato y también en la basura: aceite de palma,
soja, carne y cacao. Y, con ello, no sólo desaparecen ecosistemas
enteros, sino que también se producen gases que calientan el clima.
En nuestro país, la destrucción de bosques emite tanto como todo el
sistema eléctrico junto. Por eso, es vital que las grandes empresas
eliminen de su cadena de valor a los productos que provienen de la
deforestación. A nivel global, ya lo están haciendo: hay 447
compañías de renombre que se comprometieron voluntariamente a la
deforestación cero, entre ellas McDonald’s y Unilever. ¿Y por
casa cómo andamos? La que debería tomar la posta en este asunto no
es otra que la Sociedad Rural Argentina (SRA), cuyo presidente, Luis
Etchevere, apareció en 2015 en la conferencia de París para vender
las bondades de la siembra directa como forma de capturar carbono (no
dijo ni mu del paquete de agroquímicos que la acompaña). Pero
cuando se le preguntó por un compromiso para detener el avance de la
frontera agrícola sobre el monte, respondió con perfectas evasivas.
¿De dónde va a salir la lluvia si no hay árboles? ¿No es algo que
le concierne caramente a los ruralistas?
Predicando con
hechos
Siguiendo las
enseñanzas de la encíclica papal Laudato Si, organizaciones
católicas de todo el mundo decidieron vender sus activos en energías
fósiles para cerrar “El mes de la creación”. En la nómina,
figura la Diócesis de Asís y la Conferencia Episcopal Belga. En
Argentina, desinvirtió -por ejemplo- la Red Argentina de Ambiente y
Desarrollo. Silvia Alonso, su coordinadora, dice que no les costó
dar este paso. “¿Internalizamos los costos ambientales, o no?”,
se preguntó. Así se predica: con la palabra y con los hechos.
Fuente:
Marina Aizen, El desmonte y la Sociedad Rural, 06/10/17, Clarín. Consultado 07/10/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario