domingo, 8 de octubre de 2017

Estudios de riesgo de centrales nucleares: antes y ahora


por Dave Lochbaum

Los estudios de riesgo de centrales nucleares (también llamados evaluaciones probabilísticas de riesgo) examinan eventos postulados tales como como terremotos, rupturas de tuberías, pérdidas de energía, incendios, etc., y el conjunto de componentes de seguridad instalados para evitar daños en el núcleo del reactor. Los resultados de los estudios de riesgo de las centrales nucleares se utilizan para priorizar los recursos de inspección y ensayos: los componentes con un riesgo más significativo reciben más atención.

Los estudios de riesgo de centrales nucleares son verdaderos bosques de árboles de eventos y árboles de fallas. La figura 1 ilustra un árbol de eventos simple. El evento iniciador (A) en este caso podría ser algo que reduzca la cantidad de agua de refrigeración del reactor, como la rotura de un tubo conectado al recipiente del reactor. El sistema de protección del reactor (B) está diseñado para detectar esta situación y apagar inmediatamente el reactor.

Figura 1. Fuente: Nuclear Regulatory Commission

El árbol de eventos se ramifica hacia arriba en función de las probabilidades de que el sistema de protección del reactor lleve a cabo esta acción con éxito, y hacia abajo si no lo hace. Dos bombas de refrigeración de emergencia (C y D) pueden proporcionar agua de refrigeración de reemplazo a la vasija del reactor, para reponer el inventario perdido. De nuevo, el árbol de eventos se ramifica hacia arriba para las posibilidades de que las bombas cumplan satisfactoriamente esta función y hacia abajo en caso de falla.

Finalmente, se examinan las chances de que el calor extraído después del accidente pueda mantener el enfriamiento del núcleo del reactor después de la respuesta inicial. La columna de la derecha describe los diferentes caminos que se pueden tomar para el evento iniciador. Se supone que el evento de inicio ya sucedió, por lo que cada ruta comienza con A. Los caminos AE, ACE y ACD dan como resultado el daño del núcleo del reactor. Las letras añadidas a la letra del evento iniciador definen qué falla(s) adicional(es) condujo al daño del núcleo del reactor. La ruta AB conduce a otro árbol de sucesos: el Anticipated Transient Without Scram (ATWS) (Transistorio anticipado sin parada) debido a que el sistema de protección del reactor falló en la parada inmediata del reactor y otros sistemas de mitigación están involucrados.

El riesgo general se determina por la suma de las probabilidades de los caminos que conducen al daño del núcleo. Se expresa típicamente como 3.8 × 10-5 por año-reactor (en notación científica 3.8E-05 por año-reactor). Tiendo a tomar el recíproco de estos valores de riesgo. El riesgo de 3.8E-05 por año-reactor, por ejemplo, se convierte en un accidente de reactor cada 26.316 años -cuanto mayor es el número, menor es el riesgo.

Los árboles de fallas examinan las razones por las cuales no funcionan componentes tales como las bombas de refrigeración de emergencia. Las razones pueden incluir un interruptor de control defectuoso, una fuente de alimentación inadecuada, un fallo por apertura de una válvula en el tubo de succión de una bomba, y así sucesivamente. Los árboles de fallas establecen las posibilidades de que los componentes de seguridad cumplan con éxito sus funciones necesarias. Los árboles de fallas permiten a los árboles de sucesos determinar las probabilidades de que las rutas se desplacen hacia arriba para tener éxito o hacia abajo para fallar.

Los estudios de riesgo de centrales nucleares han existido desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, la Atomic Energy Commission (AEC) (NdR: Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos) (precursora de la actual Nuclear Regulatory Commission y el Department of Energy), completó el documento WASH-740 en marzo de 1957 (Figura 2), con el llamativo título "Teóricamente posible pero altamente improbable". A pesar de los accidentes graves que fueron etiquetados como "altamente improbable", la AEC no hizo publico este informe hasta 1973 después que lo filtrara la Union of Concerned Scientists. En enero de 1975, uno de los primeros actos de la recientemente creada Nuclear Regulatory Commission (NRC) fue publicar una actualización del WASH-740. El WASH-1400, también llamado NUREG-75/014 y el Informe Rasmussen, fue benignamente titulado "Estudio de Seguridad de Reactores: Evaluación de Riesgos de Accidentes en Plantas Comerciales de Energía Nuclear de Estados Unidos".

Figura 2. Fuente: Atomic Energy Commission
Los estudios de riesgo de centrales nucleares también pueden utilizarse para evaluar la importancia de acontecimientos y condiciones reales. Por ejemplo, si se descubrió que la bomba refrigeración de emergencia A estuvo rota durante seis meses, los analistas pueden cambiar las posibilidades de que esta bomba cumpla con éxito su función de seguridad a cero, y calcular cuánto aumentó el riesgo de daño del núcleo del reactor debido al componente roto. Los estudios de riesgo pueden determinar las posibilidades que tienen los eventos iniciadores ocurridos durante los seis meses que la bomba de refrigeración de emergencia A estuvo deshabilitada, y las posibilidades de que las bombas de seguridad o alternativas a la bomba A intervengan para realizar esa función de seguridad. La NRC utiliza los estudios de riesgo de centrales nucleares para determinar cuándo enviar un equipo especial de inspección a un sitio después de un evento o descubrimiento, y caracterizar el nivel de gravedad (es decir, verde, blanco, amarillo o rojo) de las violaciones identificadas por sus inspectores.

Estudios de riesgo de centrales nucleares: Antes
En junio de 1982, la NRC publicó el documento NUREG/CR-2497, "Precursors to Potential Severe Core Damage Accidents: 1969-1979, A Status Report" (Antecedentes de potenciales accidentes con daños graves al núcleo: 1969 - 1979, Informe de estado), que informó sobre el riesgo de daños al núcleo de 52 eventos significativos durante ese período de 11 años. Los acontecimientos incluyeron la crisis de marzo de 1979 en la unidad 2 de Three Mile Island (TMI-2), que tenía un riesgo de daño del 100 %. En el esfuerzo se examinaron 19.400 informes de eventos presentados por los licenciatarios a la AEC/NRC durante ese período, se seleccionaron 529 eventos para una revisión detallada, se identificaron 169 antecedentes de accidentes y se encontró que 52 de ellos eran significativos desde una perspectiva de riesgo. El evento TMI-2 encabezó la lista, con el incendio en Browns Ferry de marzo de 1975 colocándose en segundo lugar.

La industria nuclear evaluó independientemente los 52 eventos significativos reportados en NUREG/CR-2497. Los análisis de la industria también encontraron que la fusión TMI-2 tenía un riesgo 100 %, pero no estaban de acuerdo con todos los cálculos de riesgo de la NRC. De los diez eventos más significativos, el riesgo calculado por la industria promedió sólo el 11,8 % del riesgo calculado por la NRC. De hecho, si se excluye la fusión de TMI-2, la coincidencia "más cercana" fue para la pérdida de potencia exterior en Haddam Neck (en Connecticut) en 1974. El riesgo calculado de la industria para este evento fue menos del 7 % del riesgo calculado de la NRC. Huelga decir (sin dejar de escribirlo) que la industria nunca, nunca calculó un riesgo que sea mayor al calculado por la NRC. La industria calculó que el riesgo del incendio de Browns Ferry era inferior al 1 % del riesgo determinado por la NRC; es decir, el riesgo de la NRC era "sólo" 100 veces más alto que el riesgo de la industria para este evento.

¿Cómo se supera la brecha de riesgo?
La brecha de riesgo de esa época puede fácilmente atribuirse a la inmadurez de los modelos de riesgo y a la escasez de datos. En las décadas transcurridas desde los primeros estudios de riesgo, los modelos de riesgo se han vuelto más sofisticados y el volumen de experiencia operativa ha crecido exponencialmente.

Por ejemplo, la NRC emitió la Generic Letter 88-20, “Individual Plant Examination for Severe Accident Vulnerabilities” (Carta Genérica 88-20, Examen Individual de Planta para Vulnerabilidades en Accidentes Graves). En respuesta, los propietarios desarrollaron estudios de riesgo específicos para sus centrales. La NRC emitió documentos tales como NUREG/CR-2815, “Probabilistic Safety Analysis Procedures Guide” (Guía Probabilística de Procedimientos de Análisis de Seguridad), para transmitir sus expectativas sobre los modelos de riesgo. Además emitió una serie de documentos de orientación como la Regulatory Guide 1.174, “An Approach for Using Probabilistic Risk Assessment in Risk-Informed Decision on Plant-Specific Changes to the Licensing Basis” (Guía Regulatoria 1.174, Un enfoque para el uso de la evaluación probabilística del riesgo en la decisión informada sobre los cambios específicos en la licencia de planta). Estas son una pequeña muestra de los documentos emitidos por la NRC acerca de cómo llevar a cabo estudios de riesgo de centrales nucleares, orientación que simplemente no estaba disponible cuando se realizaron los tempranos estudios de riesgo.

Un complemento para la maduración de los estudios de riesgo de centrales nucleares es la expansión masiva de los datos disponibles sobre el rendimiento de los componentes y la fiabilidad humana. Los árboles de eventos empiezan con eventos iniciadores: la NRC ha disecado significativamente las frecuencias de eventos iniciadores. Los árboles de fallas se centran en el rendimiento a nivel de componentes y sistemas, por lo que la NRC ha recopilado y publicado una amplia experiencia operativa sobre el rendimiento de los componentes y la fiabilidad de los sistemas. Además la NRC compiló datos sobre los tiempos de operación de reactores para poder desarrollar tasas de falla a partir de los datos de componentes y sistemas.

Dada la sofisticación de los modelos de riesgo actuales en comparación con los estudios de riesgo de la primera generación, y las bibliotecas más completas de información sobre reactores en funcionamiento, el lector probablemente pensará que la brecha entre los riesgos calculados por la industria y la NRC se ha reducido significativamente.

Excepto por estar absolutamente equivocado, usted estaría totalmente en lo cierto.

Estudios de riesgo de centrales nucleares: Ahora
Desde 2000, la NRC ha utilizado los estudios de riesgo de centrales nucleares para establecer la importancia de las violaciones a los requisitos reglamentarios; con los resultados determinan si se emite un hallazgo verde, blanco, amarillo o rojo. La Union of Concerned Scientists examinó diez de los hallazgos amarillos y rojos determinados por la NRC desde el año 2000. La comparación "más cercana" entre la NRC y la evaluación del riesgo de la industria fue para la violación de 2005 en Palo Verde (Arizona), donde los trabajadores vaciaron rutinariamente el agua de las tuberías de succión de las bombas de refrigeración de emergencia del núcleo. El riesgo calculado por la industria para ese evento fue del 50 % (la mitad) del por la NRC; lo que significa que el regulador consideró este riesgo como el doble del contemplado por la industria. Y eso fue lo más cerca que estuvieron los puntos de vista del riesgo. De estas diez violaciones significativas, el riesgo calculado de la industria promedió sólo 12.7 % del riesgo calculado por la NRC. En otras palabras, la brecha de riesgo se redujo solamente un poquito a lo largo de las décadas.

¿Regulación de riesgo deformada?
Durante décadas, la NRC ha calculado sistemáticamente que los riesgos de las centrales nucleares son unas 10 veces mayores que los riesgos calculados por la industria. Los estudios de riesgo de las centrales nucleares son herramientas analíticas cuyos resultados forman parte de la toma de decisiones en materia de seguridad. Los velocímetros, los termómetros y las balanzas también son instrumentos analíticos cuyos resultados forman parte de la toma de decisiones en materia de seguridad. Pero un velocímetro que lee una décima parte de la velocidad registrada por el radar de un policía de tráfico, o un termómetro que muestra que un niño tiene una temperatura de una décima parte de su temperatura real, o una balanza que mide una décima parte de la cantidad real de un producto químico que debe ser mezclado en una píldora de prescripción, son herramientas no confiables que no deberían continuar siendo utilizadas para tomar decisiones responsables en seguridad.

Sin embargo, la NRC y la industria nuclear siguen utilizando estudios de riesgo que claramente tienen escalas significativamente diferentes.

El 6 de mayo de 1975, Stephen H. Hanauer, un asesor técnico de la NRC, escribió un memorándum a Guy A. Arlotto, subdirector de Estándares de Seguridad y Protección de Materiales de la NRC. El segundo párrafo de este memorándum de dos párrafos expresaba la sincera opinión del Dr. Hanauer sobre los estudios de riesgo de las centrales nucleares: "Puedes hacer que los números probabilísticos prueben cualquier cosa, con lo cual quiero decir que los números probabilísticos no prueban nada".

Curiosamente, la brecha de riesgo crónica ha demostrado que el difunto Dr. Hanauer estaba totalmente en lo cierto respecto a su evaluación del valor de los estudios de riesgo de centrales nucleares. Cuando los modelos de riesgo permiten a quienes los usan obtener resultados que no están en el mismo lugar, solo en el mismo campo, los resultados no prueban nada.

La NRC debe cerrar la brecha de riesgo, o deshacerse de un método que no prueba nada sobre los riesgos.

Traducido por Cristian Basualdo

Fuentes:
Dave Lochbaum, Nuclear Plant Risk Studies: Then and Now, 29/09/17, Union of Concerned Scientists.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Nuclear Marsh" del artista Wolfang Ertl.

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