El pasado 22 de
mayo los votantes suizos aprobaron en referéndum la “Ley de
Energía”, el resultado de la estrategia del Gobierno Federal para
el 2050 tras dos años de trabajo; se trataba, al parecer, de una
elección difícil, habida cuenta que el folleto informativo de lo
que se votaba tenía unas 60 páginas [1].
El referéndum,
una práctica política habitual en Suiza, fue convocado porque el
principal partido de oposición, la Unión Democrática de Centro,
logro reunir 68.000 firmas (se necesitaban 50.000) para intentar
evitar la aprobación de la Ley. El motivo: la Ley significaba el
final, oficialmente reconocido, de la energía nuclear en Suiza. La
consecuencia final de la declaración del 8 de junio de 2011 en que
el Parlamento aprobó el abandono de la energía nuclear en plena
conmoción por el inicio de la catástrofe de Fukushima.
Los tres países
europeos en los que Fukushima provocó una reacción que fue más
allá de simples declaraciones fueron Alemania, Bélgica y Suiza.
Dejemos a un lado Alemania, el único de los tres que tomó rápidas
decisiones políticas desplegando una transición energética aún en
curso, y cuyos aciertos y contradicciones darían pie a varios
libros.
Los casos de
Bélgica y Suiza muestran, en cambio, la distancia entre una
declaración política y su traducción a la práctica, especialmente
si la industria nuclear y sus partidarios despliegan lo que Hermann
Scheer denominaba políticas de contención y dilación.
Bélgica
Bélgica tiene oficialmente activos siete reactores que en 2015 suministraron el 37 % de la electricidad. El 28 de octubre de 2011, los seis partidos que negociaban formar gobierno llegaron a un acuerdo para cerrar los tres más antiguos en 2015, y los cuatro restantes en 2025. Lógicamente bajo la influencia de Fukushima.
En el verano de
2012, se descubrieron graves problemas de agrietamiento en las
vasijas de los reactores Doel-3 (unas 8.000 grietas, posteriormente
ampliadas a 13.000) y Tihange-2 (unas 2.000). La oportunidad de
proceder a un cierre inmediato por motivos de seguridad era evidente.
Sin embargo, la autoridad reguladora (la FANC, el equivalente al
Consejo de Seguridad Nuclear –CSN– en España) ordenó a los
propietarios una inspección a fondo y un programa de comprobación
del estado de los reactores (los famosos “test”). En mayo de
2013, la FANC autorizó su puesta en marcha, y el 9 y el 11 de junio,
respectivamente, pese a que existían dudas sobre la seguridad de las
vasijas, se conectaron a la red.
La licencia de
Doel-1 caducó en febrero de 2015, pero en junio de ese mismo año el
Parlamento votó prolongarla 10 años más, con lo que volvió a
ponerse en marcha el 30 de diciembre. Doel-2 y Tihange-1 también
obtuvieron prolongaciones hasta 2025; se trataba de aquellos tres
reactores más antiguos que debían haber cerrado en 2015 (se
conectaron por primera vez en 1974 y 1975).
De momento, el
calendario de cierre de nucleares en Bélgica se desarrollará entre
el 1 de octubre de 2022 (Doel 3), el 1 de febrero de 2023 (Tihange-2)
y el año 2025 (los cinco restantes). Cuando el cierre se produzca
habrán funcionado entre 40 y 51 años. Paralelamente, un estudio
sobre la FANC publicado en abril de 2016 ponía en cuestión la
credibilidad del organismo, en un curioso paralelismo con lo que está
sucediendo con el CSN desde 2015 [2].
Lo acontecido en
Bélgica, bien documentado en los informes de “The World Nuclear
Industry Status Report”, muestra similitudes con lo que ha pasado
en Suiza.
Suiza
Desde que el 8 de junio de 2011 el Parlamento suizo votó el fin de la energía nuclear, hasta la aprobación de la “Ley de Energía”, el forcejeo político no ha cesado.
Suiza tiene 5
reactores nucleares de los más antiguos del mundo: Beznau I (1969),
Beznau II (1971), Mühleberg (1972), Gösgen (1979) y Leibstadt
(1984), actualmente producen un 34% de la energía eléctrica que
consume el país. Todos los reactores excepto Mühleberg, que debe
renovar el permiso cada 10 años, tienen licencias de funcionamiento
ilimitado, aunque sujetas a las revisiones de seguridad de la agencia
reguladora (ENSI).
La importancia de
la decisión tomada el 8 de junio de 2011 debe valorarse en el
contexto del momento; las empresas suizas, siguiendo la pauta del
“renacimiento nuclear” iniciado en 2001, se hallaban embarcadas
en un ambicioso plan de construcción de siete nuevos reactores de
gran potencia cuyos proyectos se fueron anunciando entre 2006 y 2010;
se trataba de sustituir a los que se iban a ir cerrando.
El recurso al
referéndum permite comprobar los altibajos en política nuclear. En
1990, y debido a la influencia de la catástrofe de Chernóbil, se
aprobó una moratoria de 10 años en la construcción de nuevas
plantas que consolidó el abandono de dos nuevos proyectos en 1988 y
1989 (con indemnización a los inversores incluida); pero en 2003, ya
bajo la influencia del “renacimiento”, se rechazaron en
referéndum dos propuestas de poner fecha final a la energía
nuclear, promovidas por partidos y organizaciones ecologistas.
La central de
Mühleberg, ubicada en Berna, es la que mejor representa la política
de vaivén nuclear generada por la conmoción de Fukushima. En 2009
había obtenido un permiso de funcionamiento de la ENSI para 10 años,
pero tras el 2011 se decidió que en 2019 se cerraría; no obstante,
en 2012, una decisión judicial dictaminó el cierre anticipado de la
central en 2013, con el argumento de que la seguridad nuclear era
demasiado importante para dejarla sólo en manos de la agencia
reguladora. Finalmente, en 2014, un referéndum del cantón de Berna
rechazó el cierre anticipado y mantuvo la fecha de cierre del 2019;
entre ambos sucesos, una decisión de la Corte Suprema en 2013 que
revocaba la sentencia judicial de 2012 para evitar sentar
jurisprudencia.
Fue en 2014
cuando comenzó a elaborarse la Estrategia Energética 2050, que
sería la base de la “Ley de Energía” votada en mayo de este
año. Alrededor de dicha Estrategia se ha desarrollado la etapa final
del conflicto nuclear en Suiza [3].
Sobre el año
2050 como “fecha mágica” que permite hacer invisible el
alargamiento de las nucleares ya se ha tratado en otras ocasiones
[4]. En septiembre de 2015, el Consejo de los Estados (cantones
suizos) decidió que no se pondrían límites legales al tiempo de
funcionamiento de los reactores, y se opuso a que pasasen revisiones
periódicas cada 10 años a partir de los 40 de funcionamiento, así
como al concepto revisión periódica vinculada a la operación a
largo plazo, pese a que la propuesta venía avalada por la ENSI.
La estrategia
dilatoria era evidente, y no pasó inadvertida a los grupos sociales
y políticos opuestos a la energía nuclear; por eso, el 27 de
noviembre de 2016 se realizó un referéndum, promovido esta vez por
el Partido Verde y otros partidos de izquierda, para fijar en 45 años
el límite de funcionamiento de todos los reactores nucleares, algo
que afectaba de manera inmediata a los tres más antiguos [5]. Y el
referéndum se perdió, lo que indicaba un voto de confianza a la
estrategia 2050, confianza que se ha reafirmado con la derrota de los
partidarios de la energía nuclear en el referéndum de mayo de 2017.
Hasta aquí lo
sucedido, pero ¿cuándo cierran las nucleares en Suiza?
Cómo se ha
votado y qué se ha votado en realidad
Como no podía
ser de otra manera, el debate nuclear desde 2011 no ha abordado ni
cuestiones de salud vinculadas a la radiación, ni una transición
energética profunda, ni implicaciones ambientales o éticas; los
temas centrales han sido el dinero y la “seguridad” del
suministro; se han sucedido amenazas sobre la subida de precios de la
electricidad y la dependencia exterior (Suiza mantiene convenios
continuados de suministro eléctrico con EDF, Francia) que provocaría
el cierre de las centrales. Desde 2013 han proliferado encuestas que
remarcaban la importancia de la energía nuclear, la percepción de
seguridad de que gozaba, y la primacía de las necesidades de
suministro. Nada que ver con un debate objetivo, ni motivado por
imperativos ambientales.
Después de mayo
de 2017, el único reactor nuclear suizo que tiene fecha de cierre es
Mühleberg, y no por la “Ley de Energía” ni por la Estrategia
2050, sino por el resultado del referéndum del cantón de Berna de
2014; cerrará (si no se da un cambio inesperado) en 2019. Los otros
cuatro reactores siguen teniendo un licencia indefinida y, mientras
la ENSI no los declare inoperantes, pueden seguir [6].
Por eso se habla
de períodos de 20 a 30 años para el cierre de las centrales
nucleares, y se menciona el 2050 como el del final definitivo. La
cuestión es que con semejantes fechas los reactores o habrán
superado los 60 años o estarán ya cerca de superarlos. Y entonces
surge la pregunta: ¿Era ese el sentido del acuerdo de cierre tomado
en 2011 y que levantó tantos titulares?
La manipulación
del lenguaje admite muchos matices; así como una ley que reprime y
multa puede ostentar el nombre de “Ley de defensa de las
libertades”, las palabras “cierre nuclear” o “fin de la
energía nuclear” pueden significar, en realidad, “alargamiento
del funcionamiento nuclear hasta que los propietarios de las
centrales decidan cerrarlas”. Al final, y pese a tanto debate y
tanto referéndum, el final de la energía nuclear en Suiza será el
resultado de la voluntad de las empresas, y una burla a quienes han
denunciado la destrucción que implican.
Apunte final
El 9 de abril de 2017, casi en vísperas de las elecciones presidenciales francesas, el gobierno comunicó el cierre de la central nuclear de Fessenheim, la más antigua de Francia. El anuncio suponía el cumplimiento de una promesa realizada por Hollande (Partido Socialista) en las anteriores elecciones. Incluso la ministra de Ecología, Ségolène Royal, alardeó del cumplimiento en las redes sociales.
La pega estaba en
que la central oficialmente cerrada no tenía fecha real de parada.
Se informó que cerraría cuando el absurdo proyecto nuclear de
Flamanville 3 entrase en funcionamiento; se trata del EPR, el reactor
que debía ser la estrella del “renacimiento nuclear” europeo, un
proyecto que acumula más de 5 años de retrasos, lo que, vista la
interminable cadena de dificultades a que se enfrenta, puede
demorarse y demorarse..., aunque se cree que en 2020 estará en
condiciones de funcionar [7].
La burla en este
caso es doble: se “cierra” un reactor, pero sigue funcionando; y
se propone sustituirlo por otro más potente; si el vaticinio
optimista sobre Flamanville se cumple, Fessemheim habrá funcionado
durante 43 años como mínimo.
Parece que la
distancia entre política y realidad no es algo exclusivo de España.
Notas:
- https://www.swissinfo.ch/spa/economia/adi%C3%B3s-centrales-nucleares_los-suizos-dicen-s%C3%AD-a-la-energ%C3%ADa-con-fuentes-renovables/43198362
- Los datos mencionados provienen de los informes “The World Nuclear Industry Status Report” correspondientes a los años 2012 a 2016.
- http://www.world-nuclear.org/information-library/country-profiles/countries-o-s/switzerland.aspx
- Ver mientrastanto.e, nº 158. Junio 2017. “Estrategias nucleares en las altas esferas”. http://www.mientrastanto.org/boletin-157/notas/maniobras-nucleares-en-las-altas-esferas-cronica-de-abril
- https://noticias.terra.com/mundo/europa/suiza-realiza-referendo-sobre-uso-de-energia-nuclear,657ace4c9fb8344b8d61a1890115a72cakhvo5h5.html y http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/mundo/9/suiza-referendo-retrasa-el-abandono-de-la-energia-nuclear
- Diversas informaciones. Ver http://www.lavanguardia.com/natural/20170522/422812157609/suiza-vota-referendum-cierre-progresivo-centrales-nucleares.html y especialmente https://www.swissinfo.ch/spa/pasito-a-pasito_la-muerte-anunciada-de-la-energ%C3%ADa-nuclear-en-suiza/43200488, https://www.swissinfo.ch/spa/economia/adi%C3%B3s-centrales-nucleares_los-suizos-dicen-s%C3%AD-a-la-energ%C3%ADa-con-fuentes-renovables/43198362
- http://internacional.elpais.com/internacional/2017/04/09/actualidad/1491736188_585980.html, http://www.eldiario.es/economia/Gobierno-frances-cierre-central-nuclear_0_631336929.HTML
Miguel Muñiz es
miembro de Tanquem les Nuclears - 100 % EER, y del GRUPO IMPULSOR ILP
2020 LIBRE DE NUCLEARES. Mantiene la página de divulgación
energética http://www.sirenovablesnuclearno.org/
Fuente:
Miguel Muñiz, Cierres nucleares y cierres nucleares virtuales. Suiza y Bélgica como ejemplo, 29/06/17, Mientras Tanto.
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