Lo
dijo la investigadora Delia Aiassa, del Grupo de Genética y
Mutagénesis Ambiental de la UNRC. Sostiene que los científicos, los
dirigentes políticos y las ONG deben trabajar en conjunto para
legislar.
El
conocimiento científico sobre los efectos dañinos de los
agroquímicos avanza y cada vez hay más bibliografía que detalla
las alteraciones genéticas y las enfermedades que se generan. Para
la bióloga e investigadora Delia Aiassa, hay suficiente evidencia
para comenzar a trabajar en el plano de las regulaciones, pero
todavía falta decisión para hacerlo. En este sentido, propone un
trabajo conjunto entre científicos, la clase dirigente y las
organizaciones sociales.
- Usted
sostiene que hay abundante bibliografía que advierte los efectos
negativos de los agroquímicos sobre la salud. Si ese conocimiento
está disponible, ¿quiere decir que faltan políticas para
intervenir sobre esta problemática?
- Tiene
que ser un trabajo integrado entre investigadores, políticos y otros
actores de la sociedad. Me parece que será la única manera de
actuar, con la meta puesta en mejorar la calidad de vida y del
ambiente. No debería recaer todo el peso de esto sobre un solo
sector, para que surjan decisiones informadas. Pero creo que hay
suficientes datos, lo que falta es que nos pongamos a trabajar.
- ¿Somos
conscientes como sociedad del peligro que implica el uso de
agroquímicos?
- Hay
que decir que es un problema complejo, en el que a la mayor parte de
la población le cuesta entender que el ambiente es un condicionante
de la calidad de vida de los pobladores. De a poco, cada vez se toma
más conciencia.
- ¿Cómo
continúa la investigación sobre el daño genético que producen los
agroquímicos?
- Los
nuevos trabajos tienen que ver con experiencias in vitro, es decir,
exponiendo células humanas a distintas concentraciones de los
plaguicidas más utilizados en nuestra provincia.
- Desde
los sectores del campo justamente cuestionan que los estudios de
laboratorio no reflejan lo que ocurre en la realidad.
- No
tiene ningún sustento. Toda investigación empieza con estudios de
este tipo, y eso nos permite corroborar qué sucede en las
poblaciones.
- ¿Están
demostrados los efectos de los agroquímicos en las poblaciones?
- Están
demostrados no sólo por nuestros trabajos sino por una amplia
bibliografía en todo el mundo. Nosotros encontramos que los
plaguicidas utilizados en nuestra provincia causan daños en el
material genético de las personas expuestas directamente -como por
ejemplo los fumigadores- o indirectamente, como lo son las personas
que viven en las cercanías, a través de la deriva por el aire.
- ¿Dónde
ocurre esto?
- En
zonas dedicadas centralmente a la agricultura y en localidades que se
encuentran rodeadas de campos donde se fumiga.
- ¿Qué
tipo de síntomas o enfermedades se pueden originar en el daño
genético?
- Por
ejemplo, eleva el riesgo de desarrollar, por ejemplo, algún tipo de
cáncer.
- No
hace mucho tiempo, algunos estudios encontraron glifosato en
algodones, tampones y gasas. ¿Quiere decir que una vez liberado al
ambiente no se sabe hasta cuándo permanece?
- Esto
quiere decir que no se degrada, como muchos quieren hacernos creer.
Indudablemente, si los encontramos en este tipo de materiales,
significa que algo pasa que no permite su degradación.
Recuperación
del bosque
La
Fundación Conydes trabaja en la restauración del bosque nativo del
río Cuarto. Es a través de un subsidio de la Fundación Vida
Silvestre y Coca Cola para revalorizar el corredor verde del
Chocancharava.
“Son
$ 250 mil, que trabajando en conjunto con la Universidad, nos
permiten restaurar los bosques, la mayoría en malas condiciones”,
detalló Julia Junquera, de Conydes.
“Empezamos
en mayo erradicando especies exóticas. También tenemos un segundo
eje que es la concientización, y el tercero es la educación
ambiental con los docentes para que lo incluyan en la currícula”,
explicó la dirigente.
Fuente:
“Hay mucha evidencia del daño de los agroquímicos pero falta regulación”, 07/06/17, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 08/06/17.
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