Central nuclear Beznau 1, Suiza |
En referéndum fue aprobado con un 58,2 % de los votos. La revisión de la ley, impulsada tras el accidente en la planta de Fukishima, busca impulsar otras industrias como la hidráulica, la solar, la geotérmica y la biomasa.
Los suizos
aprobaron este domingo en referéndum con un 58,2 % de los votos la
Estrategia 2050, que busca reducir el consumo de energía, aumentar
la eficiencia energética, promover las energías renovables y
prohibir la construcción de nuevas centrales nucleares.
Solo cuatro
cantones, Argovia, Glarus, Obwalden y Schwyz, rechazaron la nueva
ley, en la que el Gobierno suizo comenzó a trabajar después del
accidente nuclear de Fukushima (Japón) en 2011 para dejar atrás la
era atómica y sentar las bases para un ambicioso proyecto de
transformación energética en Europa.
Suiza cuenta con
cinco centrales nucleares, que serán desactivadas una vez cumplida
su vida útil, en 20 y 30 años.
Un tercio de la
energía que produce Suiza es de origen nuclear, un 60 % procede de
centrales hidroeléctricas y el resto de centrales termoeléctricas y
de varias fuentes de energía renovable.
Dado que con la
nueva ley Suiza ya no podrá contar en un futuro con un tercio de la
energía que produce, la Estrategia 2050 establece una reducción del
consumo de energía y electricidad.
De media cada
persona debe disminuir el consumo energético en un 16 % hasta 2020 y
en un 43 % hasta 2035 en comparación con el año 2000, y el de
electricidad un 3 % y un 13 %, respectivamente.
Para compensar
esta reducción, Suiza pretende aumentar la producción de energía a
través de recursos renovables como la energía solar, la eólica, la
biomasa, el biogas y la geotérmica.
Para poder
financiar este impulso a las energías renovables, los hogares y las
empresas tendrán que pagar más por la electricidad.
Ello significa
que la factura de electricidad de una familia de cuatro personas y
con un consumo medio se encarecerá en 40 francos (unos 37 euros).
Los detractores
de la Estrategia -Alianza Energía y un comité pluripartidista con
miembros del derechista UDC, los liberales del FDP, los
democristianos del CVP- aseguraron que los costes serían mucho
mayores y que el Gobierno "omitía" los gastos reales.
Sostienen que la
ley costará en los próximos 30 años 200.000 millones de francos,
lo que supone para un hogar con cuatro personas cada año 3.200
francos más en impuestos y gastos.
Igualmente
argumentaron que la exigencia de reducir casi en la mitad el consumo
energético en los próximos 18 años requiere "medidas
drásticas" a los suizos, con instalaciones nuevas en sus
viviendas y edificios y con más burocracia y prohibiciones.
Afirman asimismo
que la ley provocará pérdidas de puestos de trabajo y de bienestar,
sobre todo en el turismo, los comercios minoristas y los sectores
manufactureros, y que las instalaciones eólicas y fotovoltáicas
adicionales "desfigurarían" el paisaje.
(Con información
de EFE)
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