José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en el Centro Andaluz de Fotografía "Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares". Posteriormente dirigió el largometraje documental homónimo (2007).
por Salvador López
Arnal
Empiezo por este
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http://www.lasexta.com/programas/el-intermedio/gonzo/el-analisis-de-jose-herrera-sobre-las-bombas-de-eeuu-en-palomares-la-gente-se-pensaba-que-era-el-fin-del-mundo_2017032358d43eb60cf20f3e179108f4.html
¿Qué tal fue la entrevista? ¿Cuándo se editó?
http://www.lasexta.com/programas/el-intermedio/gonzo/el-analisis-de-jose-herrera-sobre-las-bombas-de-eeuu-en-palomares-la-gente-se-pensaba-que-era-el-fin-del-mundo_2017032358d43eb60cf20f3e179108f4.html
¿Qué tal fue la entrevista? ¿Cuándo se editó?
JH.- La
entrevista para el programa «El Intermedio» en la sala de la
exposición «Operación Flecha Rota, 50º Aniversario» del Centro
Andaluz de Fotografía, fue bastante agradable porque, según
percibí, la empatía que genera el entrevistador Gonzo en la
televisión es similar a la presencial. El reportaje se difundió en
dos partes, junto con otras entrevistas en Palomares, en los días 23
y 27 de marzo pasado.
¿Alguna más en
estos últimos días? ¿Alguna más en perspectiva?
JH.- La Sexta
está preparando desde hace más de un año un monográfico sobre
Palomares para el programa «El Objetivo» de Ana Pastor. A juzgar
por los extraordinarios medios que están invirtiendo, parece que va
a resultar muy interesante.
Estamos en el
capítulo IX, el penúltimo. Empiezas así: "Tras el hallazgo de
la 4ª bomba y la marcha de los norteamericanos a sus bases de
origen, la vida en las pedanías afectadas comenzó a recobrar su
cotidiano ambiente por primera vez en tres meses". Algunos
vecinos, que fueron compensados, afirmas, emigraron. A Alemania y al
cinturón industrial de Barcelona. ¿Con qué cantidades fueron
compensados para hacernos alguna idea?
JH.- Carecemos de
la lista de indemnizaciones finales concedidas por la USAF, a pesar
de habérselas solicitado infructuosamente a quien disponía de
ellas. Me figuro que tendrían sus motivos. Se conoce que, de los 170
millones de pesetas solicitados, se pagaron con extraña exactitud
una cuarta parte (42 millones), como si respondiera a una secreta
regla. El total de indemnizaciones otorgadas fue de 535. A grosso
modo la media es de 78.600 ptas.; aproximadamente unos 11.600 euros
actuales.
¿Has llegado a
conocer a alguno de aquellos emigrantes al que se llamó cinturón
rojo de Barcelona? ¿Qué tal les fue? ¿Han vuelto a su tierra?
JH.- Sí, cuando
terminamos el documental tuve el privilegio de conocer alguno que
aparecía en las filmaciones norteamericanas. Un porcentaje
significativo de ellos mantienen sus vínculos con Palomares, con la
compra o mantenimiento de sus casas familiares en la zona, a pesar de
seguir viviendo en Cataluña, con hijos y nietos totalmente
integrados.
Hablas de otros
que emprendieron el camino de la emigración a la fuerza. ¿Por qué
a la fuerza?
JH.- En un área
agrícola donde lo habitual son unas irregulares precipitaciones
anuales inferiores a los 200 l./m², la única solución para
cultivar con cierta seguridad son los regadíos con aguas de los
pozos. En 1966 la totalidad de estos presentaba una alta salinidad
que se compensaba con productos agrícolas tolerantes. A finales de
la década, la intrusión marina en los niveles freáticos superó lo
admisible. Numerosos agricultores se vieron en la obligación de
abandonar sus campos y emigrar. Únicamente en la década de los 60,
uno de cada 10 habitantes de la prov. de Almería, como el padre de
la ex Ministra Carmen Chacón, se vio obligado a emigrar a distintos
destinos, con predominio de Cataluña, Francia y Alemania.
¿Qué pasó con
la sobreexplotación de los acuíferos?
JH.- Una de las
medidas de radioprotección emprendidas para paliar la resuspensión
del plutonio y demás elementos radiactivos, fue la «Operación sin
polvo», casi a los 10 días después del accidente. Consistía en
mantener húmedas 115 hectáreas con regadío diario. Ello supuso un
consumo total de 21.584 m³, solo en tales menesteres, sin contar
otros consumos para las más de 1.000 personas que habitaron el
campamento norteamericano durante 3 meses aproximadamente. Todo ello
pudo condicionar unos acuíferos ya en crisis por la sobreexplotación
y la consiguiente intrusión marina.
Citas en el
primer apartado el caso del capitán Ivens Buchanan, un navegador por
radar. ¿Qué pasó? ¿Llegó a ser torturado? ¿Por quién, por
quiénes?
JH.- Para evitar
la camaradería y el corporativismo entre tripulaciones de aeronaves
militares siniestradas, la USAF utilizaba con ellos unos protocolos
de entrevistas semejantes a los de los prisioneros de guerra.
Incluían técnicas de saturación estimular con preguntas
reiterativas en tono inquisitivo o sin sentido, frente a unos fuertes
focos de luz para el deslumbramiento. Nadie de los que salvaron la
vida en Palomares se libraron, ni siquiera el navegador, quien estaba
gravemente herido con fractura de cervicales y quemaduras de 2º
grado. Para aplicar bien el método se lo llevaron en cama a la
habitación destinada para tales menesteres. Esta forma de violencia
psíquica supuso para ellos un trauma y una humillación que tuvieron
que soportar por disciplina militar.
¿Nos haces una
síntesis del informe que la comisión investigadora pocos días
después del accidente, el 8 de febrero? ¿Quiénes componían esa
comisión?
JH.- La Comisión
de investigación estaba compuesta por 23 miembros de la USAF, para
poder llegar con brevedad a las conclusiones finales. Como en casi
todos los accidentes de tierra, mar y aire, existe una causa
primordial y otras contribuyentes. La principal recayó en el
comandante, que ocupaba el asiento del copiloto y no evitó la
colisión. La primera causa contribuyente fue para quien pilotaba en
ese momento, Larry Messinger. La siguiente fue para la tripulación,
que no dio la voz de alarma. El resto es por el incumplimiento de la
estricta normativa que rigen los vuelos nucleares.
Te pregunto ahora
por un premio concedido por la revista Esquire
Cuando quieras.
Fuente:
Salvador López Arnal, ”Esta violencia psíquica supuso para los militares que salvaron la vida un trauma y una humillación que tuvieron que soportar por disciplina militar”, 04/05/17, Rebelión. Consultado 06/05/17.
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